En septiembre de 2026, la auditora general del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS), Delia González Cobos, concluye su encargo y dejará colocadas las bases firmes de los pilares de la transparencia, la rendición de cuentas, el combate a la corrupción, el fortalecimiento del control interno y la mejora continua.
González Cobos, quien fue designada para un periodo de siete años, dijo que se superaron diversos obstáculos, entre ellos la situación presupuestaria prácticamente estancada desde el año 2018. “No obstante los logros alcanzados, aún se tienen retos para seguir fortaleciendo las tareas de la fiscalización superior en el Estado y acercar nuestra labor a la sociedad por medio de la transparencia, el combate a la corrupción, la participación ciudadana interactiva y la incorporación de nuevas herramientas tecnológicas”, agregó la Auditora.
No obstante, reconoció que la fiscalización enfrenta grandes retos que deben ser analizados tanto al interior como al exterior, entre los que destacan los siguientes: Al interior del ORFIS se requiere contar con personal calificado y con experiencia, respecto del que se promueva y favorezca su permanencia; gestionar de manera eficiente los recursos para cubrir el costo de los procesos de auditoría, sin comprometer la calidad e independencia de los mismos; impulsar y asegurar que los entes fiscalizables establezcan, actualicen y mejoren sus sistemas de control interno; y asegurar que la infraestructura tecnológica interna permita la excelencia, mediante un trabajo eficiente, en su caso, de manera remota y con la garantía del manejo seguro de datos.
Y hacia el exterior del ORFIS, mantener la independencia funcional y administrativa frente a presiones que puedan comprometer la imparcialidad de los hallazgos; y lograr que los entes fiscalizables implementen efectivamente las recomendaciones de auditoría y que les den seguimiento, dado que la falta de respuesta debilita la eficacia del trabajo.
Así como integrar y aprovechar eficazmente las tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial (IA) y el Big Data para modernizar los métodos de auditoría; promover la transparencia en el trabajo propio y comunicar los resultados de manera efectiva para fomentar la confianza pública, en un entorno en el que ésta se percibe baja. Desarrollar metodologías ágiles para auditar la gestión de recursos en situaciones de crisis o emergencia (como pandemias o desastres naturales); agilizar la aplicación de sanciones ante irregularidades detectadas, ya que la ausencia o lentitud en su aplicación puede generar impunidad y falta de celeridad en la conclusión de los procesos. “Abordar estos retos permitirá a este Órgano de Fiscalización Superior cumplir su función esencial de garantizar el uso eficiente de los recursos públicos y fortalecer la rendición de cuentas y la buena gobernanza”, concluyó González Cobos.