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Sección: Estado de Veracruz

En Agua Dulce pareja abuelos sobrevive de la caridad a la pobreza y la enfermedad

Vecinos piden a autoridades del DIF atenderlos y apoyarlos

Alfredo Santiago Hern?ndez Agua Dulce, Ver. 18/04/2010

alcalorpolitico.com


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Desde hace casi cuarenta años la pobreza y la enfermedad se volvieron compañeros de Casto y Catalina, quienes ahora en la tercera edad sobreviven de la caridad de sus vecinos y algunos familiares, sumidos en la más triste soledad.

Don Casto García Lara cuenta con 78 años de edad, nos abrió las puertas de su hogar ubicado en la calle Benito Juárez de la colonia Kilómetro Dos, donde para llegar hay que sortear unas pequeñas calles de resbaladizo barro rojo y pendientes que en tiempo de lluvia se vuelven intransitables.

La pequeña casa donde habita esta pareja de ancianos es sólo un pequeño cuarto de adobe combinado con algunas pequeñas paredes de ladrillo, muestra de una obra que se inició pero que jamás logró ser concluida, el techo de palma está ubicado a muy baja altura, el calor es insoportable cuando se acerca el mediodía, a pesar de que la paredes se encuentran llenas de agujeros ante la falta de madera o lámina que los cubra.

Al ingresar a la humilde vivienda se observa una cama hechiza, no es más que una mesa de madera con patas cortas, el colchón no ha existido jamás, sobre esta se encuentra Catalina García Pérez de 58 años de edad, quien en apariencia podría pensarse que ronda alrededor de los ochenta.

Don Casto García inicia su relato señalando que su esposa sufrió de una embolia cuando apenas tenía 20 años, desde ese tiempo la salud comenzó a deteriorarse paulatinamente y él ha estado al cuidado de su mujer desde entonces.

Los vecinos comentan que Casto García durante muchos años se dedicó a la agricultura, dedicó sus mejores años a trabajar como campesino en el campo ajeno, recibiendo un salario que siempre resultaba insuficiente, como siempre fue y como sigue siendo.

Luego de sufrir la embolia, doña Catalina sufrió de la deformación de su brazo y pierna izquierda, jamás hubo dinero para la rehabilitación, siempre había que decidir entre el acceso al servicio médico o comer.

Aún así doña Catalina se arrastraba apoyada de los muebles hasta el espacio denominado como cocina, donde a ras del suelo prendía un fogón para cocer frijoles, hacer arroz o echar tortillas, cuenta Casto con cierta nostalgia.

La pareja tuvo un hijo que antes de los veinte años se fue del hogar para probar fortuna en otro lado, este regresó apenas hace un tiempo con su familia y vive en la cercanía, “pero tiene sus propios problemas” asegura Casto García tratando de justificar a su vástago, “toma mucho y a veces trabaja como albañil, tiene cuatro hijos, apenas y le da para su familia”.

Doña Catalina con el paso de los años perdió la movilidad, además la misma embolia continuó con su paso degenerativo y provocó daño cerebral, “hay días que no coordina, que no reconoce, que dice incoherencias, otro simplemente se queda callada”, indica con tristeza su marido.

Casto García mientras tuvo fuerzas para trabajar siempre llevó el pan a su casa, pero desde hace ocho meses el tiempo inclemente le cobró la factura, los dolores en espalda, brazos y piernas se volvieron insoportables y la fuerza de su cuerpo se desvaneció.

Ahora esta pareja de ancianitos vive de la caridad, nunca les ha faltado que comer asegura la pareja, pues los vecinos les llevan frijoles, tortillas, sopas; nunca falta una persona bondadosa que se acuerde de ellos como continuamente lo hacen los integrantes del grupo religioso “fe, esperanza y caridad”, pero sin duda alguna la calidad de vida que llevan no es la que hubieran deseado para sus últimos años de existencia.

Por este motivo los vecinos piden la intervención del gobierno, instituciones civiles y sociedad en general para que apoyen a Casto y Catalina, quienes a pesar de vivir en la pobreza y la soledad, no han sido beneficiados por los programas Federales Oportunidades o Setenta y Más, tampoco reciben despensas del DIF, mucho menos recibieron láminas, cobertores o colchas que sustituyeran el frío de las tablas en la temporada invernal.