Los Estados que fortalezcan su pluralidad y que sean permeados por el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, generan un derecho común en la materia.
Quienes tienen en sus manos la aplicación de estándares comunes son los jueces y funcionarios, que son finalmente los verdaderos garantes y materializadores de la integración jurídica latinoamericana.
Tania Gisela Bolaños Enríquez, catedrática de la Universidad Cooperativa de Colombia, resaltó lo anterior durante su participación en la mesa de trabajo “Derechos Humanos Sistemas Regionales de Protección”, en el marco del V Seminario Permanente de Derecho Internacional del anuario Mexicano de Derecho Internacional “Praxis del Derecho Internacional”, auspiciado por el Poder Judicial de Veracruz.
Con estándares comunes en materia de Derechos Humanos no se trata de seguir una regla específica, sino de establecer una interpretación respecto de una disposición de parte de un órgano especializado.
Si se aplica estrictamente un determinado artículo, el Estado sólo estaría obligado a cumplir la decisión pero no a tomar en cuenta los argumentos que llevaron a la Corte Interamericana a tomar su decisión.
Por lo que permanecería la posibilidad para que ese Estado continúe cometiendo violaciones a los derechos humanos que están protegidos por su Constitución, eso es contrario a toda lógica jurídica y a la propia Convención de Derechos Humanos que obliga a los estados a garantizar y respetar los derechos y libertades.
Por lo tanto la supranacionalidad en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, no se entiende como la supranacionalidad reinante en el territorio europeo donde existe una deserción de soberanía a ciertos órganos jurisdiccionales regionales en aras de la integración.
“Eso no se presenta en nuestra América Latina porque se trata de una supranacionalidad operativa derivada de la aplicación de normas supranacionales consagradas en tratados internacionales regidos por el principio general del derecho internacional.
La supranacionalidad es un sistema político en el cual determinados Estados ceden parte de sus atribuciones de gobierno (en mayor o menor medida, dependiendo del grado de supranacionalidad) a organismos internacionales que afectan a más de una nación. Uno de los objetivos de los gobiernos supranacionales desde el punto de vista de la globalismo neoliberal es la internacionalización de la economía, la liberalización de barreras comerciales, la implantación de sistemas monetarios supranacionales, etcétera, aunque se pueden tener otros objetivos, como es la regulación de las transacciones internacionales y la preservación de los derechos humanos, el medio ambiente y otros objetivos similares.