Como hace 17 años, Mariana Macario Romero llegó a su local del mercado Miguel Hidalgo, esta vez no para vender, sino para recordar a su padre y a una media hermana que fallecieron en la explosión del 2002.
Ese día sigue presente en su memoria, el llanto, la desesperación, el fuego, la tragedia y la muerte que marcó a cientos de personas.
29 personas fallecieron por la explosión que provocó la venta de pirotecnia a las afueras del mercado.
"Es un recuero muy triste y muy feo, una tragedia que nunca vamos a poder olvidar. Yo ahí perdí a mi padre y a perdimos a una hija de él, una niña de 11 años de edad. Es una pérdida que no hemos podido superar; son 17 años y es muy duro y triste".
Ese 31 de diciembre llegaron para vender. En la tarde, se registró la tragedia que enlutó a Veracruz. Su primer recuerdo es ver a toda la gente correr buscando a su familia. Ella encontró a la suya hasta las 8 de la noche.
"Nosotros estábamos trabajando día con día, la desgracia que pasó nos arruinó la vida".
A 17 años, el dolor sigue siendo fuerte para ellos, incluso regresar a trabajar fue difícil.
Como Mariana, quienes vivieron esa tragedia y recorren día a día la zona de Mercados, llevan consigo el miedo de que una tragedia de ese tipo pueda volver a ocurrir.
"Yo fui una de las personas que demoró un año para bajar al centro porque sentía el dolor como si fuera el primer día, mucho miedo, mucho dolor y hasta el día de hoy lo siento".
A su mente llegan también recuerdos de quienes intentaron salvar vidas arriesgándose, quienes cerraron las cortinas del mercado, quienes extendieron la mano a algún desconocido.
"Se siente mucho agradecimiento de gente que sin conocer, arriesgaron su vida. Yo sólo recuerdo que corrí por nuestra familia, buscando a mi mamá, mis abuelos, mis tíos, a mi papá".
El 31 de diciembre del 2002 seguirá en la memoria de todos, no sólo de aquellos que vivieron.