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Sección: Estado de Veracruz

En tiempos de COVID, la palabra clave es fortalecer la salud para prevenir

- Llama el doctor Dieter le Noir a retomar el poder de la salud

- Virus no puede desarrollarse si encuentra un cuerpo sano, afirma

- Promotor de #VivoAlNatural da recomendaciones para mejorar sistema inmunológico

Miguel Valera Xalapa, Ver. 20/01/2021

alcalorpolitico.com


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Promotor del movimiento #VivoAlNatural, el doctor Dieter le Noir, médico general egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), llama a retomar el poder de la salud en tiempos de la pandemia por el COVID-19 y expone, que “la palabra clave es fortalecer y prevenir, no atacar”.

“Es inútil tratar de cazar un virus si no vemos primero cómo fortalecer nuestra salud. Se dice que la enfermedad llega primero, antes que el virus. El virus no puede desarrollarse libremente si encuentra un cuerpo sano”, expresó el hombre que durante su servicio social en una comunidad Mixe observó las limitaciones de la medicina alópata y se dedicó a estudiar medicina integrativa en Estados Unidos, India y Alemania.

En 1998, después de estudiar medicina antroposófica y agricultura biodinámica en Suiza, nació su interés por el cultivo de plantas medicinales y hoy en día se dedica a vincular la salud de la tierra con la salud del hombre.



A través de un cuaderno de 19 páginas, cuya versión digital ha circulado en WhatsApp y otras redes sociales, el médico naturalista indica que “la salud no la podemos conquistar con medicamentos. Sólo la podemos sostener con un estado armónico entre los diferentes factores que forman nuestro estilo de vida: alimentación, ejercicio, pensamientos y emociones, vida social, espiritualidad, satisfacción laboral, etcétera”.

“Si estos factores se encuentran en equilibrio, podemos generar las fuerzas necesarias para resistir o superar una infección por este virus o cualquier otro patógeno”.

Comenta que “el síndrome metabólico, la verdadera pandemia que aqueja a la mayor parte de la población, se convierte ahora en un riesgo mayor para la transmisión de esta epidemia viral”.



“Caracterizado por toxicidad sistémica, el síndrome metabólico se ha convertido en el principal problema relacionado con el debilitamiento de nuestra salud. Por tanto, si no atendemos la raíz del problema, estaremos dando batallas cada vez más costosas e inútiles”.

“Este síndrome está caracterizado por: hipertensión, hígado graso, obesidad, sobrepeso, diabetes mellitus, estados protrombóticos, colesterol y triglicéridos altos. Goethe enunció que lo enfermo, lo patológico, no debe atribuirse sólo a algo exterior, sino entenderse a partir de lo interno, de la salud primordial. Cada reto, como en este caso el COVID-19, nos brinda una oportunidad de mirar el campo de la salud desde una perspectiva integral. La pandemia de este virus es sólo una manifestación más de un desequilibrio, un indicativo de la pérdida de salud y resiliencia de nuestra tierra y de la relación entre plantas, animales y humanos”.

“Combatir el virus puede ser una cacería inútil porque la vacuna que requerimos es la de la concientización de su causa y esa no reside en un murciélago, sino en la pérdida de biodiversidad y fertilidad de nuestros suelos y en la tortura impuesta a los animales domésticos. La causa de la degradación externa sólo es un reflejo de nuestra decadencia interna”, indica.



Los tres polos de mando cuerpo-mente

Los tres polos que integran nuestro sistema cuerpo-mente, expone el doctor Dieter le Noir, son el polo metabólico, el polo rítmico y el polo neuronal. El primero se refiere al sistema gastrointestinal, ya que el 70 por ciento del sistema inmunológico depende de él.

Para mantener sano este sistema, el médico sugiere evitar alimentos procesados, lácteos, harinas refinadas, azúcares, embutidos, carnes y refrescos. “Todos estos alimentos desnaturalizados alteran nuestra microbiota y por tanto aumentan el riesgo metabólico, reduciendo así nuestra capacidad inmunológica”.



“Gran parte de nuestra población tiene un síndrome metabólico debido principalmente a una mala alimentación; esto disminuye la capacidad de resistencia ante todo tipo de patógenos”.

Además, sugiere procurar un ayuno nocturno, “dejar descansar 14-16 horas nuestro sistema digestivo ayuda mucho en la recuperación energética y facilita la migración inmunológica a las vías respiratorias”.

Los alimentos benéficos, añade, son los cereales de calidad con alto contenido en silicio (avena, amaranto, cebada, quinoa, etcétera). Cocinar con ajo, alto en azufre, protector y desintoxicador. Berries (zarzamora, frambuesa y blueberries), que tienen propiedades antioxidantes. Además, consumir mucha verdura fresca, reducir alimentos crudos, cocinados al vapor es lo ideal. Aumentar el consumo de limón y toronja ayuda a mantener un pH alcalino, clave para que nuestro sistema inmune se mantenga activo.



También, consumir jugos o extractos de zanahoria, manzana, jengibre, blueberries con dos hojas de kale o apio, fruta orgánica de buena calidad entre alimentos. Comer hongos (campeones de la inmunidad): reishi, shitake, maitake, hongos silvestres. Utilizar especies como comino, hinojo, semilla de cilantro, cúrcuma, clavo. Todas las especies por sus enormes efectos antioxidantes son benéficas.

Destaca también el consumo de miel, producto utilizado desde tiempos antiguos en la medicina tradicional. “La miel posee más de 200 sustancias que conjuntamente tienen un gran potencial para reparar heridas y proteger cavidades y por ser un alimento con alto contenido de antioxidantes, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico. La miel no debe ser calentada a más de 40 grados, ya que se desactivan todos sus principios activos; la miel pasteurizada es nociva”.

Las Vitaminas A, D, C y el zinc son de gran beneficio en una nutrición deficiente o si se tiene alguna enfermedad crónica, añade.



Las plantas medicinales

Añade que en este contexto nuevo que se vive hoy tenemos una gran oportunidad de ayudarnos a mejorar la salud con plantas medicinales. “Estas plantas no son antivirales en el sentido convencional de la medicina moderna; más bien son activadores inmunológicos de la primera línea de defensa (barreras físicas, químicas y biológicas) que nos protegen de todas las infecciones virales y bacterianas”.

“Aquí la clave es cómo ayudar a nuestro cuerpo a desintoxicarse y activar las sustancias inmunológicas necesarias para la protección y sobre todo la reparación de nuestro sistema respiratorio. Es una lástima que la ciencia no se involucre más en el estudio de plantas medicinales; una de las razones es que no es negocio para la industria farmacéutica. En las plantas medicinales no debiéramos buscar sólo un principio activo aislado, sino más bien la sinergia de las sustancias que generan las plantas mismas capaces de despertar las fuerzas auto-reparadoras innatas en nuestra fisiología”.



Estas son algunas plantas que pueden ayudarnos en estos momentos, refiere: Echinacea purpurea y angustifolia: planta inmuno-estimulante que activa la respuesta inmunológica. Varios estudios demuestran su efectividad contra Coronavirus (existen muchas especies similares al COVID-19). Se utiliza especialmente la raíz en infusión o tintura.

Reishi (Ganoderma lucidum). En México tenemos una variedad con similares propiedades medicinales (Ganoderma curtisii). Ambas producen sustancias que activan la inmunidad anti-viral. Este hongo es el más estudiado de todos los hongos medicinales. Activa las células NK (en inglés natural killer o célula asesina) del sistema inmunológico. Los NK son un componente fundamental de nuestro sistema inmunitario innato que al estar activo es capaz de destruir células infectadas por virus, desactivando de esta forma su replicación. Lo ideal es tomar el hongo en forma de decocción (hervir de 5 a 10 minutos).

Tomillo (Thymus vulgaris). El tomillo es una planta con grandes cantidades de aceites esenciales; el más importante es el timol, que activa las inmunoglobulinas en las membranas pulmonares y que además exhibe un gran efecto expectorante. Para que un virus no se asiente en el lecho pulmonar, este debe de estar limpio; el exceso de mucosidad permite la replicación viral y bacteriana. Los lácteos en particular, que tienen un alto contenido de una proteína llamada caseína, incrementan la mucosidad pulmonar. El tomillo es una excelente fuente de vitamina C (75% del valor diario recomendado), vitamina A (27%), hierro (27%), cobre y manganeso (24% y 11%). Cada una de estas sustancias fortalece el sistema inmune del tracto respiratorio.



Sáuco (Sambucus nigra), flor y fruto. Con sus principios azufrados, la flor posee propiedades sudoríficas, ayudando a aumentar la temperatura del cuerpo. Todos los virus en general son termolábiles; esto quiere decir que los virus no se replican efectivamente cuando la temperatura es alta. Todas las plantas sudoríficas se han utilizado desde tiempos remotos para resfríos y deficiencias inmunológicas. Deben tomarlo especialmente personas con tendencia a tener manos y pies fríos. El fruto favorece al sistema inmunológico como de alguna forma era entendido por los antiguos egipcios. Ayuda en el tratamiento de gripes y resfriados, evitando la congestión mucosa y paliando la sinusitis.

Los estudios científicos han demostrado que los frutos están cargados de potentes sustancias antivirales capaces de bloquear la proteína de los virus que se une a las membranas celulares de las vías respiratorias para su replicación. Debe tomarse en forma de té o en tintura.

Jengibre (Zingiber officinale). Otro remedio imperial; los antiguos hindúes lo llamaban la medicina universal. Al igual que el sáuco, posee cualidades termogénicas. El jengibre ayuda a desintoxicar las membranas digestivas y respiratorias por sus oleorresinas, que contienen propiedades antiinflamatorias e inmuno-moduladoras muy estudiadas por la ciencia. El jengibre ha sido utilizado por miles de años, lo que lo hace un remedio muy seguro. Es una de las plantas más importantes para personas que sufren de síndrome metabólico (toxicidad metabólica).



También recomienda el Orégano (Origanum vulgare), que posee también un efecto calorífico con propiedades antivirales. Ayuda a limpiar el lecho pulmonar de toxinas. Por sus altos niveles de aceites esenciales genera una activación del sistema inmunológico. La mejorana (Origanum mejorana) tiene efectos similares por sus sustancias alcanforadas, que tienen especial afinidad sobre mucosas del sistema respiratorio y oral. El Coronavirus anida primariamente en la mucosa oral-garganta. Estos tés ayudan a desactivar su replicación en esta zona y con esto evitan que penetre en tejidos más profundos, sobre todo en los pulmones, donde la enfermedad puede generar un daño mayor (neumonía viral). Si no se tienen a la mano ninguna de estas plantas puede utilizarse el romero (Rosmarinus officinalis) como una alternativa. El aceite esencial de orégano es relativamente fácil de conseguir; puede utilizarse una gota en agua y hacer gárgaras dos o tres veces al día.

Regaliz (Glycyrrhiza glabra). Esta es una de las plantas más utilizadas en el mundo, proviene de Asia y se ha usado por miles de años como condimento. Gracias a sus propiedades antiinflamatorias e inmuno-moduladoras, sobre todo en el tracto respiratorio, es muy útil para fortalecer las vías respiratorias. Muchos estudios demuestran la activación del sistema linfocitario (B y T), lo que le confiere propiedades inmuno-reguladoras antivirales. Tomar en té dos veces al día. Evitar en personas con hipertensión. La raíz también posee potentes sustancias que fortalecen las glándulas suprarrenales. La secreción constante de cortisol, la hormona del estrés, imunodeprime todo el sistema de defensas. En forma de té permite recuperar los niveles de cortisol a niveles sanos, restableciendo un orden inmunológico.

Propóleo. Es una mezcla de resinas naturales de plantas que las protegen contra invasores como hongos, bacterias y virus y es recolectada por las abejas para proteger a su colmena de cualquier patógeno. La palabra proviene del griego propolis y significa el guardián de las entradas. Es precisa la definición griega del propolis: en el ser humano protege las entradas de patógenos en la piel, garganta y heridas. Las culturas ancestrales valoraban mucho su potencial medicinal; los egipcios la nombraron una medicina milagrosa y ascendieron a la abeja al status de un dios. El propóleo es una mezcla de sustancias enormemente compleja y varía de región a región; básicamente puede decirse que el mejor propóleo proviene de hábitats poli-diversos. Muchos estudios han comprobado su eficacia en problemas virales y bacterianos respiratorios. En experimentos in vitro no hay patógeno que pueda desarrollarse en un medio de propolis y la belleza de esta sustancia es que no generara resistencia alguna. Esta resina puede diluirse en alcohol al 70% que permite diluir todos sus principios resinosos y ceras. Se pueden diluir unas gotas en té o se pueden hacer gárgaras. En México tenemos una gran variedad de propóleos y todos pueden ser de gran utilidad en este tiempo.



Polo neuronal: El sistema nervioso

Este polo, añade el especialista, se refiere a los efectos perjudiciales que generan al cuerpo el estrés, el miedo, la angustia y el enojo. “Si nuestra mente genera constantemente pensamientos negativos basados principalmente en el miedo, desencadenamos una compleja cascada de hormonas que interrumpen casi todos los procesos de la salud en nuestro cuerpo”.

“El cortisol, la principal hormona del estrés, incrementa el riesgo de disminuir la salud y de inmunocomprometernos. Niveles altos de cortisol matutino generan ansiedad, depresión, problemas digestivos, alteración en patrones de sueño, aumento de peso y deterioro de la memoria y la concentración. Todo esto constituye un fertilizante para cualquier patógeno”.



Para detener esto hay que dormir bien, procurar el ayuno nocturno, apagar los medios de comunicación, tabletas, computadoras, teléfono celular, dormir con buena ventilación, sin wi-fi cerca, evitar la luz intensa, ejercitarse y procurar la naturaleza.

Polo rítmico: el sistema pulmonarcardiovascular

Este polo es el gran armonizador entre los dos polos anteriores, añade el doctor Dieter le Noir.



“La respiración rítmica y profunda genera un equilibrio inmediato: no únicamente mejora la oxigenación, sino que genera coherencia psico-fisiológica (cardíaca), fundamental para generar armonía entre las partes. Todos los sistemas compuestos necesitan de esta coherencia sistémica para encontrar un orden, un equilibrio. Cuando el sistema cardíaco-pulmonar se encuentra rítmicamente sintonizado, genera una armonización (coherencia) en otros sub-sistemas que interactúan con el hormonal, vascular, inmunológico, nervioso, etcétera”.

¿Cuál es la advertencia del COVID-19?

“Detener por un momento el frenesí -automatismo- destructivo en el que hemos estado envueltos puede ser de gran beneficio si aprendemos la lección. Una lección aprendida es una libertad ganada. Un espacio de silencio y reflexión puede permitirnos generar una necesaria y renovada actitud y conducta frente al reino de la naturaleza, redefinir valores y mirar con ojos renovados la profunda interdependencia e integralidad del todo”, indica.



“Ha llegado la hora de establecer una nueva relación con la salud (individual y colectiva), con nuestra Tierra enferma y con la patogénesis global que nos plaga de enfermedades crónicas tanto a animales domesticados como a los humanos”.

“Dejemos de declarar guerras contra organismos y comprendamos que esta pandemia sólo es otra pequeña señal de lo equivocado que está nuestro paradigma actual, sin hablar de macrofactores como el cambio climático, la degradación e infertilidad de los suelos, los océanos contaminados”.

“Controlar el COVID-19 con nuevas vacunas será solo una ilusión si no comprendemos las causas de su origen. Ha llegado el tiempo de desarrollar una nueva ciencia, una ciencia integral cuyo objetivo sea la salud sistémica y no una farmacopea de parches. Una ciencia que empiece a limpiar y a regenerar el agua, el suelo y el aire de nuestro planeta, los tres orígenes de la vida. Una ciencia, en fin, que busque el bien común y la salud de la humanidad. En suma, hay que pasar de una visión patogénica del mundo a un modelo de salutogénesis”, concluye.



Trabajo realizado con el apoyo de: Journalism Emergency Relief Fund https://newsinitiative.withgoogle.com/journalism-emergency-relief-fund