La noticia que se dio en redes, este jueves por la tarde, sobre el fallecimiento del fotógrafo xalapeño Héctor Pedro Montes de Oca impactó en muchos sectores de la Capital veracruzana. La familia oportunamente aviso que el funeral sería en su domicilio y que para este viernes se realizaría la cremación a la que asistirán los más allegados.
Falleció en su casa, pidió que no lo velaran, por eso el personal de la funeraria fue por el cuerpo para su incineración. Su esposa e hija atendieron a los amigos que se acercaron a despedirlo. “Habrá misa, quizá en la iglesia de San José”, comentaron.
Fue dura la lucha, años, que ofreció este talentoso artista del lente para finalmente sucumbir. Como fotógrafo hizo escuela al lado del maestro español Miguel Ángel Quijada, ambos hicieron mancuerna y con la revista FotoZoom como plataforma, dieron a conocer interesantes trabajos sobre la entidad. La capacidad de su trabajo permitió que fuera llamado por la entonces importante empresa fotográfica Kodak, que lo convirtió en su asesor para América Latina.
Para llegar a ser el gran maestro, maduró y cambió su actitud de cuando lo conocí como estudiante en la Escuela de Artes Plásticas, ubicada aún en la calle de Diego Leño, en que creía que todo lo que hacía era único e irrepetible, con largas charlas en la casa de sus padres, ubicada en la empinada calle de Bravo.
En una entrevista que le concedió al maestro Adrián Mendieta confesó que él creía que todo lo que hacía, estaba bien. “Todo estaba hecho en fotografía, ya había poco por hacer. Esto es demoledor comprenderlo”, dijo.
Ganador de la Diosa de la Luz en 1999, muestra que su trabajo creció a la par que él. Con la foto de paisaje, vinculaba sentimientos lo que impactó en una sociedad como la nuestra, además de sus trabajos en color, quedan los realizados en blanco y negro, donde como el artista que fue enseñó al espectador, a su público, otra manera de ver las cosas, otra perspectiva, a observar todo aquello que cotidianamente nos rodea y no tomamos en cuenta. Descansa en paz