Estimado Joaquín ojalá puedas publicar estas líneas como saludo a los abogados en su día.
Ese momento que decidiste ser abogado, seguramente sigue en tu mente vigente, vivo, ardiente. Fueron horas, días y noches enteras de lecturas durmiendo y comiendo poco, preparando la clase, el trabajo por entregar al maestro o alistándote para un examen, pidiéndole a Dios o a la vida, te fuera bien, hasta salir de la carrera de Licenciado en Derecho.
Hoy, sigues durmiendo y comiendo poco, estudiando horas, días y noches enteras ya sea para terminar tu trabajo institucional como profesional del Derecho o para ganar el caso asignado. En cualquiera de estos casos, debes sentirte orgulloso porque tendrás al final de la jornada la satisfacción del deber cumplido.
Si justicia es darle a cada quien lo que le corresponde empieza por ti mismo. Se justo y noble con tu vida y divídela en partes iguales para el trabajo, tu familia, los amigos y esos momentos de reflexión que debes retomar cada vez que te sientas abatido o cansado, porque de ellos saldrá la fuerza necesaria con la que alegre deberás siempre vivir.
Sean estas líneas un mensaje afectuoso, cordial y sincero con motivo del Día del Abogado. ¡Muchas Felicidades!
Licenciado, Rafael Marín Marín