Gandhi, Trump y la respuesta mexicana

Si alguien tenía duda de que Donald Trump estaría dispuesto a enfrentar a México, ya como Presidente, a todos nos quedó claro ahora que así será. Nos confrontará de manera directa “durante el tiempo que permanezca en la Casa Blanca”. Trump luchará contra quien sea distinto a él (raza y género), piense diferente (credo e ideología) y vaya en contra de sus intereses (economía y geopolítica). Si no tiene problemas para referirse a los migrantes de México como narcos, violadores y, por tanto, delincuentes, tampoco los tiene para amedrentar abiertamente a su vecino país del sur. No le importa que México sea su segundo socio comercial y principal importador de varios estados de la Unión Americana. Él ha confesado, sin pelos en la lengua, que como empresario está acostumbrado a arrodillar a sus clientes y socios para que cuando los tenga en el suelo, les pueda imponer sus condiciones. Para él, pertenecer a una religión, raza y nación distinta a la suya, es motivo suficiente de sospecha, persecución, encarcelamiento, expulsión o, peor aún, de negación del asilo humanitario o de visas migratorias vigentes, por pertenecer a países musulmanes -lo que pretendió hacer la semana pasada y que fue bloqueado por un juez federal-.

Ante el embate de Trump hacia México y que golpea nuestra dignidad y soberanía ante la opinión mundial, se requieren respuestas inteligentes, de gran estrategia y con movimientos tácticos eficaces. Como se dijo en un artículo anterior, no es una pelea entre México y Estados Unidos. Se trata de una pelea entre la gente pensante de ambas naciones contra un líder que muestra desdén y soberbia hacia buena parte del mundo. Nuestro país está en los ojos de la prensa internacional. La reacción nacional que mostremos está siendo observada por todos: la crisis de incertidumbre que nos impuso Trump, se convierte ahora en gran oportunidad. Estamos en condiciones inmejorables para mostrar a todos de qué está hecho México. Su honrosa contribución histórica en materia de diplomacia global encuentra ahora la posibilidad de acrecentarse exponencialmente. México no sólo no se arrodillará frente al nuevo Goliat, lo encarará con acciones de gran precisión. Hay signos muy prometedores de ello y que están relacionados con la estrategia emprendida por un ilustre personaje de la primera mitad del Siglo XX que logró combatir, sin violencia y con gran éxito, al gran Imperio Inglés.

Mahatma Gandhi, abogado educado en la India e Inglaterra y con experiencia laboral en Sudáfrica, atestiguó personalmente la profunda y oscura injusticia derivada de la discriminación racial. Ya de regreso en su país, y ante la colonización esclavizante que sufría su gente, decidió emprender una fenomenal campaña a favor de la dignidad y libertad de su pueblo. Influido por sus propias convicciones y los postulados de autores como Leo Tolstoi y Henry David Thoreau, que promulgaban la emancipación del hombre a través de la no-violencia y la desobediencia civil, Gandhi encabezó uno de los movimientos libertarios más reconocidos en la historia universal. Su estrategia fue concisa y persistente: el bloqueo al consumo de productos ingleses, las huelgas masivas, las inmensas manifestaciones silenciosas. A pesar de encarcelamientos, agresiones extremas a las multitudes y amenazas cumplidas contra familiares, Gandhi finalmente logró su gran objetivo: la libertad de la India. Ha quedado constancia de que, años después, otro gran líder de movimientos civiles, Martin Luther King, se refería a Gandhi como el gran ejemplo a seguir.



En el caso mexicano, son prometedoras las respuestas que se han presentado hasta ahora, como los llamados a la manifestación masiva de rechazo a las políticas de Trump, las convocatorias al bloqueo del consumo de productos estadounidenses, el llamado a consumir lo Hecho en México o las iniciativas de no viajar y comprar al otro lado de la frontera norte. Pero, para ser más eficaces se requiere de una acción coordinada y bien dirigida. Hay que focalizar las acciones hacia la base de soporte de Trump: los productos provenientes de los estados de la Unión Americana y de las empresas corporativas que apuntalaron su candidatura y que siguen apoyando abiertamente su estrategia agresiva contra México. Hay varios enlaces en la web que nos indican cuáles corporaciones y qué empresarios son los que concuerdan con un líder que va a contracorriente de las mega-tendencias globales que ha construido la sociedad contemporánea. A diferencia de los que proclaman la confrontación internacional, tales tendencias han venido construyendo las condiciones para que el entendimiento, el respeto recíproco y la colaboración hagan realidad el sueño del bienestar colectivo en todos los rincones del planeta.

Con Brexit y con Trump, las dos potencias anglosajonas mandan al mundo un preocupante mensaje de aislacionismo que seguramente les acarreará consecuencias enormes. Sabemos que un sector representativo del Reino Unido busca ahora revertir su salida de la Unión Europea. Con la negación del Parlamento y realeza británica de recibir protocolariamente a Trump en su cercana visita, parecen mostrar la desaprobación a sus políticas y la recomposición de su imagen internacional. Lo mismo sucede en Estados Unidos con las críticas y protestas de representantes del Congreso y de amplios sectores de la población. Mientras Trump permanezca y continúe con su política aislacionista y beligerante, México seguramente encontrará aliados en América Latina y en otras regiones del mundo que se sumarán a su causa.