Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Herman Vera, un xalapeño en cuarentena en el crucero más grande del mundo

- Trabaja en el Symphony of the Seas —Sinfonía de los mares— de la Royal Caribbean International

- Mil 800 empleados varados en el barco esperan que autoridades norteamericanas les permitan bajar

- Este es el momento idóneo para reflexionar y calmar al mundo para sobrevivir, dice

Miguel Valera Xalapa, Ver. 05/04/2020

alcalorpolitico.com


Click para ver fotos
El xalapeño Herman Vera Guzmán trabaja desde hace siete meses en el Symphony of the Seas —Sinfonía de los mares—, el crucero más grande del mundo, de la Royal Caribbean International.

Este coloso de los mares traslada cada semana a 6 mil 680 turistas desde Miami, Estados Unidos hasta Cococay, Bahamas, con una ruta por Roatán, Honduras; la costa Maya y Cozumel, México, regresando al puerto estadounidense.

Debido a la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus (COVID-19), la empresa dejó de prestar el servicio turístico desde hace cuatro semanas y desde entonces, mil 800 empleados esperan en el barco para trasladarse a sus diferentes países de origen.



Herman Vera Guzmán ya tenía sus boletos de avión para regresar a Veracruz el pasado 1 de abril, pero las autoridades norteamericanas impidieron que los mil 800 trabajadores del Symphony of the Seas bajaran en Miami y ahora, toda la tripulación seguirá esperando en alta mar, entre este puerto de la unión americana y las paradisíacas islas Bahamas.

Ahí, en cuarentena, aunque ningún trabajador está enfermo o con síntomas del COVID-19, arrullado por las tibias aguas del Océano Atlántico, Herman reflexiona en la soledad de su camarote sobre esta pandemia y cómo, al bajarse del barco, seguramente encontrará un mundo totalmente diferente.

—¿Extrañas a tu familia?



“Sí, por supuesto que extraño a mi familia. A mis padres, a mi hermana, a mi cuñado y a mi abuelito, quienes han estado siempre a mi lado, apoyándome en todo, aunque déjame decirte que no he perdido comunicación en ningún momento con ellos”.

A diferencia de muchas familias que en estos días se encuentran encerradas en sus casas, siguiendo las recomendaciones del confinamiento, para detener la cadena de transmisión del coronavirus o de muchas otras que tienen que salir a ganarse la vida en la calle, a Herman Vera le ha tocado este arrullo del mar del Atlántico, despertarse con los rayos del sol en el horizonte del inmenso mar y ver caer la tarde, abrazado por la luz crepuscular.

—¿Qué piensas de la soledad?



“Para mí la soledad es un reto que hay que superar con fortaleza mental y actitud positiva”.


—¿Qué te gusta más, las puestas de sol o los amaneceres?



“Las dos me gustan mucho. Son imágenes que nunca se me van a borrar. Las puestas del sol cierran la página del día y los amaneceres abren a uno nuevo, lleno de posibilidades”.

Herman reconoce que él y los mil 800 empleados a bordo del Symphony of the Seas no la están pasando mal y que la Royal Caribbean International los trata bien, con alimentos completos en el barco, revisión médica y otros servicios.

“Todos los días me levanto temprano, hago ejercicio a la vista del mar, que me relaja muchísimo, tomo mi desayuno, me pongo a leer un rato —en estos días está releyendo El Príncipe, de Maquiavelo—, escucho música, veo películas, me comunico con mi familia. En fin, trato siempre de mantener una actitud positiva y reflexionar el por qué está sucediendo todo esto”.



—¿Qué has pensado, justamente, de todo lo que está pasando en el mundo?

“Estamos siendo testigos de un cambio radical en el mundo. Los seres humanos debemos reflexionar del por qué está sucediendo todo esto. No solo nos enfrentamos al cambio climático o a la revolución tecnológica. Olvidamos la cercanía, el encuentro familiar, las amistades verdaderas. Creo que este es el momento idóneo para reflexionar y calmar al mundo para poder sobrevivir. Es importante recordar cómo nos reuníamos con la familia, cuáles eran las pláticas de conversación, los chistes, cuidar el medio ambiente, las formas de diversión, creo que esto está pasando para que la tierra respire un momento y tenga un ligero descanso de la actividad humana”.

“Por otro lado también me he puesto a pensar en la parte política y económica. Creo que esto es simplemente una guerra entre países poderosos para demostrar quién es el más fuerte en el mundo. Yo tengo 31 años de vida. He visto documentales, me han platicado mis papas, mi abuelito y realmente esto que estamos viviendo hoy en día siempre lo hemos vivido, con diferentes nombres y apellidos, pero lo importante aquí es si en verdad todos como seres humanos hemos aprendido algo para continuar con nuestras vidas. Creo que siempre ha habido cambios buenos y positivos para salir adelante a pesar de jugar con lo malo.



—¿Qué te dicen tus compañeros, les ha dado miedo?

“Tengo amigos de diferentes culturas, religiones, pensamientos e ideologías, pero fíjate que me he dado cuenta que tenemos algo en común todos o la mayoría, agradecer y pedirle a Dios (yo así lo llamo, pero otros lo llaman de diferentes maneras), pero al final es la misma persona que nos cuida y nos da fe y esperanza. Obviamente todos tenemos a alguien en casa esperándonos. Por su puesto que algunos les da miedo, y pues entran en pánico, pero los que somos conscientes tratamos de alentarlos y hablar con ellos”.

Será hasta el mes de mayo, cuando concluya el contrato de Herman con la Royal Caribbean International y luego de dos meses de vacaciones, regresará con un nuevo contrato, para seguir trabajando en esta empresa que le ha dado muchas satisfacciones profesionales.




Como “crewmember” o miembros de la tripulación, las mil 800 personas que pasan su cuarentena en este inmenso crucero, todos los días les hacen revisión médica, les toman la temperatura y les brindan todas las atenciones.

Durante estos días de cuarentena, Herman no ha podido visitar los 12 restaurantes de especialidad con los que cuenta el barco, ni los 7 de buffet, ni “El loco fresh”, uno de comida mexicana. Tampoco se han podido meter a las tres grandes albercas ni a los dos teatros, porque todos siguen el protocolo marcado para la cuarentena.



Espera que una vez que pase la contingencia sanitaria puedan bajar de esta nave oceánica, volar a su casa en Xalapa, abrazar a sus seres queridos y regresar en agosto con un nuevo contrato para disfrutar con sus compañeros trabajadores de una margarita en The Bionic Bar, este famoso bar atendido por un robot, como Arthur, el bartender de Passengers, la cinta de Morten Tyldum.

En tanto, Herman seguirá disfrutando de las puestas de sol y de los amaneceres, en las aguas tibias del Océano Atlántico, en algún lugar entre Bahamas y Miami.