Impulsar gobiernos democráticos y políticas públicas para honrar a los caídos en el 68

Hace 50 años el gobierno de Díaz Ordaz asesinó a miles de estudiantes y a la población civil. Hace 50 años la plaza de Tlatelolco se llenó de sangre por actos represivos en contra de la manifestación estudiantil que enarbolaba banderas libertarias que a la fecha siguen vigentes; recordó el perredista Manuel Bernal Rivera.

“Por ello, considero que se debe respetar y honrar la memoria de los estudiantes caídos y los héroes anónimos, porque en ese entonces, como actualmente, los estudiantes son actores fundamentales de las luchas sociales y democráticas”, refirió.

Destacó que hoy sabemos que el pliego petitorio de los estudiantes en el 68 era modesto y una exigencia al diálogo: libertad para disentir, libertad para criticar al poder. Al respecto conviene recordar ese hecho histórico porque en gran medida les debemos nuestras libertades.



“Realmente los estudiantes exigían causas justas y legítimas, tales como la libertad de todos los presos políticos, derogación del Artículo 145 del Código Penal federal, que regulaba los delitos de disolución social que se entendían como difusión de ideas ‘que perturben el orden público’, desaparición del cuerpo de granaderos, destitución de jefes policiacos represivos, indemnización a las víctimas de los actos represivos y deslinde de responsabilidades de funcionarios involucrados en actos de violencia en contra de los estudiantes y establecer un diálogo público entre autoridades y el Consejo Nacional de Huelga”.

Aunque el responsable fue el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, a la postre el único funcionario procesado fue Luis Echeverría por el delito de genocidio en el año 2006, sin embargo, en el año 2009 un Tribunal federal lo absolvió.

Por lo anterior, desde el PRD consideramos que para honrar a los caídos del 68 se deben impulsar gobiernos democráticos y políticas públicas que verdaderamente combatan la inseguridad, la corrupción y la impunidad.
Además, que se detenga el Estado sangriento en que vivimos y que no haya ni una sola mujer más desaparecida.



Entre otras muchas cosas más, se debe atender, respetar, solidarizarse y apoyar a los familiares de los desaparecidos en nuestro país y en nuestro Estado.

“Efectivamente, el 2 de octubre no se olvida, pero así y sólo así podemos honrar y hacer justicia a los caídos del 68”, concluyó el perredista.