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Sección: Vía Correo Electrónico

La ciencia desde el Macuiltépetl

De Copérnico a Einstein, a ritmo de Blues

Manuel Martínez Morales 03/04/2019

alcalorpolitico.com

El blues es un género musical que a la vez que provoca un dejo nostálgico, nos acerca a la alegría terrenal, al placer de escuchar música excepcional en contenido y forma, sentimientos similares a los que experimento al acercarme a la ciencia y su fascinante historia. Así que estimado lector sintonice en su compu un blusesito que sea de su agrado y no le resulte tan aburrida la lectura de este texto.









Copérnico y Albert Einstein son dos personajes centrales en sendas revoluciones científicas. Su mérito consiste en que lograron sintetizar teóricamente, ideas y conceptos que otros habían desarrollado previamente. Síntesis teóricas que cambiaron la imagen que del mundo se tenía en su época.









En la época que vivió Copérnico prevalecía la idea, derivada de la ideología y creencias difundidas por la iglesia católica, que la Tierra era el centro del universo y que los demás astros, incluyendo la luna y el sol, giraban en su torno. Idea fortalecida por el modelo, sustentado en mediciones y cálculos precisos, que Tolomeo había propuesto tiempo atrás. Cierto es también que ya otros habían jugueteado con la idea de que no era así y que era el sol el centro del sistema solar, y la Tierra uno más de los planetas que orbitaban alrededor de aquél. Estas ideas carecían de un sustento matemático y empírico suficiente para refutar a Tolomeo.









Copérnico dedicó su vida a la resolución del problema, lográndolo en la década comprendida entre 1550 y 1560, apoyado por mediciones y cálculos precisos. Ante la incredulidad y rechazo por sus pares –Copérnico era reconocido médico y matemático- y por la iglesia católica por atentar contra sus dogmas plasmados en la Biblia, construyó un singular modelo para convencer a los incrédulos, que no entendían los cálculos y la matemática empleados para demostrar la teoría heliocéntrica.









El modelo consistía en una gran esfera hueca con asiento para la persona que se atreviera a entrar en ella y funcionaba como lo que hoy llamamos planetario. La persona dentro de la esfera veía rodeado por un cielo estrellado como si estuviera a cielo abierto. Todo controlado por Copérnico desde afuera de la esfera, quien entonces ponía en marcha un mecanismo que hacía que la persona dentro girara lentamente en círculos, teniendo la sensación que eran los astros y estrellas los que giraban en su rededor.









Entonces Copérnico hacía que el sujeto saliera de la esfera y le explicaba, para sorpresa de este último, el mecanismo que le había hecho sentir la experiencia vivida.









Copérnico consideraba su obra matemática sobre los movimientos de los astros, el objetivo de su vida, a pesar que se desempeñaba además como médico y canónigo (administrador eclesial) nunca abandonó su obra matemática, aunque contradecía las sagradas escrituras, contó con la protección de algunos obispos y otros personajes de alta jerarquía eclesial. Escribió también numerosos tratados matemáticos, como uno dedicado al estudio sobre la importancia de establecer un sistema de control sobre la acuñación y circulación de la moneda, así como la necesidad de establecer un valor único para la unidad de medida. Derivando de estas consideraciones una serie de ecuaciones llamadas posteriormente la ley de Gresham, atribuyéndolas a un economista que, siglos después, por su cuenta dio con estas mismas ecuaciones.









Otro gran personaje que concretizó otra revolución científica fue Albert Einstein quien, a principios del siglo XX enunció la teoría de la relatividad, que después fue dividida en la teoría de la relatividad especial y la teoría de la relatividad general. Esencialmente lo que establece la primera es que las leyes de la física sin las mismas en cualquier sistema inercial (en tierra y en un avión volando), incluyendo la velocidad de la luz. De donde se deriva la ecuación E=mc2. Inocente ecuación que implica que materia y energía son dos aspectos de “lo mismo”, y que una puede transformarse en la otra.









Otra implicación de esta teoría es que las mediciones de tiempo y espacio dependen del sistema inercial desde el cual se hace la medición, teniendo como consecuencia que el concepto de simultaneidad adquiera sentido relativo, dependiendo del sistema inercial desde el cual se hace la medición. Dos eventos son simultáneos en un sistema, pueden no serlo con relación a otro sistema. El mundo puesto de cabeza.









En cuanto a la teoría de la relatividad general me atrevo a decir que su más revolucionaria aportación es que ya no considera a la gravedad como una fuerza sino como un campo que se deforma geométrica en las cercanías de un cuerpo.









Al igual que en el caso de Copérnico, las teorías fueron concebidas en momentos que Einstein desempeñaba un trabajo burocrático. Lo cual demuestra el apasionamiento que la ciencia puede despertar.









Estos dos personajes de la ciencia, iniciadores de dos relevantes revoluciones científicas, cambiaron nuestra forma de ver el mundo. ¿Qué otras sorpresas nos tiene reservadas la ciencia contemporánea? No lo sabemos.









¡Qué bonita es la ciencia, cuando a ella nos acercamos!

Y más si lo acompañamos con un suave blues interpretado por Etta James, ¡Lléguele maestro!









Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.