Llegan de varias parroquias del Estado a despedir al Cardenal Sergio Obeso

El deseo y devoción que las trajo desde El Espinal, localidad perteneciente a Naolinco de Victoria hizo que Amanda Ortega Franco, de 82 años y Rufina Velásquez, de 79, buscaran entrar a como diera lugar a la Catedral Metropolitana de Xalapa para despedir los restos del Cardenal Sergio Obeso Rivera.

A las 11 de la mañana, una hora antes de que comenzara la celebración de exequias para dar el último adiós a quien fuera Arzobispo de Xalapa, Amanda y Rufina llegaron con otras mujeres de la tercera edad por la entrada principal, pero al ingresar, las personas encargadas del orden dentro la Catedral ya no las dejaron acercarse.

"Venimos ya de edad y queríamos si quiera llegar a él porque lo tratamos mucho (...) llegaba allá a la Parroquia y nosotros le dábamos de comer (...) apenas venimos llegando, el carro dilata mucho", contó al retirarse.



A paso lento y exponiéndose a estar cerca de los vehículos caminaron por la calle Revolución y subieron hasta la entrada que da acceso a la oficina parroquial y de nuevo, les impidieron la entrada. Después de unos minutos, les permitieron, junto a otras personas, ingresar a la Catedral y estar al menos cerca del ataúd de madera que permaneció en el suelo frente al altar mayor de la Catedral.

Las muestras de afecto y devoción para con el Cardenal Obeso trajeron a personas de diferentes localidades cercanas a Xalapa y especialmente de Las Vigas de Ramírez, donde Sergio Obeso vivió sus primeros años.

Dominga Pérez González tardó dos horas en llegar a Xalapa, en procesión desde lo localidad El Paisano.



"Es una persona muy grande para nosotros. Fue el primero obispo que fue al Paisano, a poner primer la primera piedra de lo que fue nuestra iglesia, en 1998", contó al ingresar a la Catedral.

La relación de Sergio Obeso trajo incluso a personas de otros estados, destacó el presbítero José Juan Sánchez Jácome, exvocero de la Arquidiócesis de Xalapa.

"Las muestras de cariño que han visto en estos días, desde el lunes en la madrugada cuando recibimos su cuerpo aquí en la Catedral nos dan una idea de ese cariño tan grande y esa devoción que en vida le tenía

elpueblo de Dios al Cardenal Sergio Obeso Rivera", dijo en entrevista.

Así, de día y durante la noche, los fieles católicos llegaron a la Catedral a despedir a Sergio Obeso, acercándose al ataúd de madera que permaneció en el suelo frente al altar mayor como signo de humildad, uno de los principales valores cristianos.