Para el padre Solalinde, violencia no ha tocado fondo en Veracruz

La violencia en Veracruz “es la herencia maldita” de Javier Duarte de Ochoa, de Fidel Herrera “y de más atrasito”, aseveró Alejandro Solalinde Guerra.

Entrevistado en esta ciudad capital, en el marco de la presentación de su libro El Reino de Dios, Replanteamiento Radical en la Vida, en las instalaciones del Colegio Veracruz, advirtió que por el tamaño del problema de inseguridad que dejaron, aún no se ha tocado fondo.

“Yo diría que no es que estamos tocando fondo, lo que pasa que es enorme el tamaño del problema que nos dejaron y más aquí en Veracruz, que es la herencia maldita de Fidel Herrera, claro que sí, es la herencia maldita, también Javier Duarte, pero también de más atrasito”.

Dijo que limpiar Veracruz llevará tiempo y se necesita la participación de todos sus habitantes.

“Liberarnos de eso, limpiar Veracruz de muchas cosas, de Laguna Verde y de tantas cosas que no debieron nunca haber puesto aquí, lleva tiempo”.

El sacerdote católico y activista defensor de los derechos humanos, reconoció que limpiar a Veracruz corresponde a los veracruzanos, porque nadie vendrá a hacer el trabajo de los veracruzanos.

Aquí en el Estado, añadió, los veracruzanos son conscientes e históricamente muy fuertes, lleno de valores como para decidir el rumbo de Veracruz.

Sostuvo que para combatir la inseguridad se requiere de estrategia, de mucho amor.

Agente de cambio, revolucionario como Jesús

Por otra parte, Solalinde Guerra dijo ser agente de cambio, revolucionario y de izquierda como Jesús también lo era. “Yo no me ando con cuentos”.

Así respondió a los cibernautas de las redes sociales que han señalado que ahora es “de la 4T” y que ha dejado de lado la lucha por los derechos humanos de los migrantes.

Para que no digan que ahora es de Andrés Manuel López Obrador, aclaró que no es militante de MORENA y no lo será de ningún partido político.

“Pero luché con el PRD y chafeó. Luché por el PAN y también chafeó. Por el PRI, no se diga. Así es que no me quedaba otra más que empezar a buscar el cambio así, como sacerdote, el cambio no significa cambio de partido o cambio de régimen, para mí significa la Pascua”.

Expuso que la Pascua es una transformación radical, no volver a lo mismo; es una vida nueva.

“Y aquí no hemos sido nunca un país democrático, jamás, por eso la vida nueva para México, la transformación, la Pascua o como quieran llamarle, significa democracia”, dijo.