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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Paulo Freire y el sadismo de la opresión

José Manuel Velasco Toro 18/12/2025

alcalorpolitico.com

Siempre me ha fascinado el pensar filosófico de Paulo Freire que en el campo de la educación nos muestra el camino que todo educador debe seguir en la permanente búsqueda del sentido de libertad y en el ejercicio cotidiano del pensamiento reflexivo y crítico. Por eso, de vez en cuando, releo sus diversas obras y siempre encuentro algo nuevo que llama mi atención cuando su análisis conduce, invariablemente, a la observación comparativa con la realidad vivida. Recientemente retomé la lectura de Pedagogía del oprimido (Siglo XXI, 2005), libro escrito durante su exilio en Chile y publicado en español en 1968, el que, pese al tiempo transcurrido, posee gran potencia en su reflexionar que lo hace presente y paradójicamente coincidente con muchos aspectos de la realidad actual. En esta ocasión mi atención se fijó en el capítulo 1 donde trata de la justificación de la pedagogía del oprimido, las contradicciones entre opresores-oprimidos y cómo es que nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo sino en comunión.

A medida que avanzaba en la lectura no pude evitar comparar lo explicado por Freire sobre las relaciones políticas de opresor-opresores con la realidad política que actualmente se vive en México. Y es que Freire analiza la dialéctica de la opresión desde una dimensión histórica objetiva en vínculo subjetivo con su propia experiencia brasileña. Ve el movimiento de conflicto opresores-oprimidos como la permanente búsqueda del ser humano que, como ser inconcluso, siempre está inmerso en el compromiso por la libertad. Reflexionar propio que se encuentra con el pensar filosófico de la dialéctica de Frederic Hegel y Carlos Marx, así como del sentido de la vida de Erich Fromm. Pero veamos el párrafo que agitó mi consciencia. En él señala que las revoluciones o movimientos políticos que transforman una realidad concreta de opresión en una nueva situación política arrastran la marca de la opresión y se enfrentan a su propia consciencia oprimida.

Bajo esta situación muchos “de los oprimidos que, directa o indirectamente, participaron de la revolución, marcados por los viejos mitos de la estructura anterior, pretenden hacer de la revolución su revolución privada”, en otras palabras, la sombra del antiguo opresor se convierte en su propia imagen que reinventa su estructura gregaria para acomodarse y adaptar la nueva estructura de dominación que controle y evite cualquier riesgo de asumir la libertad. Y entonces se impone la prescripción que como mandato asigna “una conciencia sobre otra” para elevar la nueva conciencia a conciencia opresora. El actual gobierno así actuó al asumir el poder de la República y así actúa en su control ante el miedo a la libertad que se ejerce en una democracia. Asumiendo formas de organización del antiguo gobierno que han llevado a los extremos de control gregario y manipulador, niegan acudir y escuchar a los otros transformándose en nuevos opresores cuya contradicción está gestando una nueva actitud radical en quienes ahora se sienten oprimidos.



Su actitud peca de subjetivismo y achacan culpas a actores del pasado para huir de la realidad objetiva generada por ellos y que tratan de ocultar tras una falsa realidad emanada de la mentira, la distorsión de los hechos, la modificación de la ley a modo, el intento de ocultamiento de los intereses personales y de grupos, ya ni siquiera de partido, que persiguen riqueza y poder, clásico en la conducta de todo opresor. Y, en este sentido, Freire pone énfasis en cómo los nuevos opresores, a semejanza exagerada, promueven una crítica ficticia para “transformar la realidad concreta en la realidad imaginaria” y tratar de ocultar la reiterada mentira del mejor sistema de salud, la falsa cantaleta de que se va bien en materia de seguridad cuando padecemos una violencia que no disminuye, la de un tren Maya que ni los habitantes de la región usan, que si se está combatiendo la corrupción cuando vemos que se protege a corruptos enquistados en los diversos órganos de gobierno y partido político, cuando se corrompió la estructura de mando del Ejército y la Marina, cuando se ha desmantelado la autonomía de instituciones que garantizaban la democracia y transparencia, cuando la educación está bajo acecho de las fuerzas de la reacción izquierdista que teme al pensamiento libre y reflexivo, cuando no hay diálogo serio con agricultores y transportistas, cuando los oídos son sordos ante el reclamo de justicia por los desaparecidos, cuando se hostiga a la prensa libre solo por informar sobre la realidad de los hechos, cuando las instancias judiciales y fiscales se convierten en instrumento de persecución política, en fin, cuando todo ello y aquello que usted ve, percibe, vive y siente es la realidad que han construido los que antaño se decían oprimidos y que ahora se convirtieron en los nuevos opresores al instaurar una nueva violencia que está inscrita en el discurso mañanero que manipula y falsifica hechos para ocultar problemas reales, que ha instaurado la condena política bajo el odio a la oposición pensante, cuando se acusa de traición a la patria a quienes dicen la verdad sobre los hechos de gobierno, cuando se desprecia a los jóvenes de la generación Z, cuando se evita hablar de la corrupción de quienes están insertos en la estructura gubernamental de todos los niveles, cuando se han debilitado las condiciones adecuadas para la generación de inversiones y empleos, cuando la inflación duele en los bolsillos, cuando el crecimiento económico es precario y raquítico, cuando la acción cultural es bloqueada y degradada, cuando los órganos electorales y jueces son cooptados para hacerlos actuar a modo.

Todo eso y más, no es reflejo de una situación ingenua e inventada, sino de una realidad existente, vivida y padecida que nos ahoga en nuestra cotidianidad y hunde en la corriente de un futuro incierto que amenaza con el dominio político para colonizar consciencias con, ahora, la construcción de lo que busca ser el nuevo mito nacional de una grandeza que no es grandeza, sino reinterpretación falseada de la realidad histórica. Otra de las características distintivas que resalta Freire es el “ansia irrefrenable de posesión”, por lo que el dinero resalta como “medida de todas las cosas. Y el lucro, su objetivo principal”, lo que dio pie a la corrupción que se desata entre las filas de los nuevos opresores como lo vemos con el huachicol fiscal, los negocios de contratos con empresas hechas exprofeso para delinquir, los sobreprecios en compras de medicinas, el dinero proveniente de confabulación protectora con criminales organizados, los auto regalos monetarios y en especie en el legislativo, más todo lo que se observa derivado de la búsqueda egoísta de “tener y tener como clase poseedora”.

Por tanto, no se puede hablar de humanismo porque la naturaleza del humanismo es la de no ser más, la de no ser exclusivos en privilegios como lo son y buscan serlo a perpetuidad. Razón, también, por la cual buscan controlar a las personas reduciéndolas a calidad de objetos dominados, en cosas enajenadas cuya conciencia colonizada es manipulada mediante varias acciones como son el discurso distorsionador de la realidad, la mentira disfrazada de veracidad, los recursos monetarios distribuidos como dádiva cubierta con el manto de humanismo cuando es mecanismo de coerción electoral, la amenaza de pérdida laboral, todo ello y más que es “base en el anhelo de posesión” cuyo carácter sádico deviene del “placer de dominio completo sobre otra persona” que la convierte en cosa, en algo inanimado sometido al control absoluto. Y subraya Freire apoyado en Fromm: “El sadismo aparece, así, como una de las características de la conciencia opresora, en su visión necrófila del mundo”. Hasta aquí lo dejo e invito a la reflexión contrastada con la realidad que se vive y observa.



Nos volveremos a leer hasta el 8 de enero de 2026. Deseo que ustedes tengan una Navidad llena de paz y armonía familiar y que los proyectos para Año Nuevo sean una realidad.