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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

Pavor en una carretera malhecha

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 11/12/2019

alcalorpolitico.com

Los hechos que vamos a comentar en este artículo no ocurrieron en un viernes 13, pero sí construyeron un cuadro terrorífico. Ellos fueron reportados en el Portal alcalorpolítico.com (06/12/2019), bajo la siguiente cabeza de noticia: “choque múltiple en carretera Coatepec-Xalapa; al menos 10 autos involucrados”.

Los subtítulos rezan: El accidente se registró a la altura de los arenales, en el carril con dirección a Xalapa. Ocurrió aproximadamente a las 21.30 horas de este viernes; estuvo totalmente bloqueada la circulación. En nuestro comentario hablaremos de las siguientes cuestiones: a) la ley; b) los eufemismos; c); el deslinde de responsabilidades y d) la paciencia de las víctimas.

Presenciamos el triste cuadro cuando viajábamos conduciendo nuestro auto en el carril del “boulevard” con destino a Coatepec, poco después de los hechos acontecidos, bajo el chipi-chipi propio de la región y de esta época del año. Frenamos al ver a la distancia un sinnúmero de automóviles, todos con las luces intermitentes encendidas y, como suele decirse, avanzando “a vuelta de rueda”. Había ocurrido una calamidad.



La ley. El meollo del asunto consiste en observar un aspecto de la Ley General de Víctimas, vigente en México: “El objeto de esta Ley es: …Reconocer y garantizar los derechos de las víctimas del delito y de violaciones a derechos humanos, en especial el derecho a la asistencia, protección, atención, verdad, justicia, reparación integral, restitución de sus derechos violados, debida diligencia, no repetición y todos los demás derechos consagrados en ella, en la Constitución, en los Tratados Internacionales de derechos humanos de los que el Estado mexicano es parte y demás instrumentos de derechos humanos; …” (Artículo 2, fracción I).

El punto de interés y que se desenvuelve en esta Ley, se pudo haber enfatizado con cursivas en el texto trascrito, pero conviene resaltarlo por separado para explicarlo, entenderlo y aplicarlo rectamente: el objeto de la Ley General de Víctimas,vigente en México, es reconocer los derechos de las víctimas del delito y los derechos de las víctimas de violaciones a derechos humanos, que esto y no otra cosa son las afectaciones a la dignidad humana.



Los eufemismos. Usualmente, la voz “eufemismo” quiere decir: “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.” Los reporteros utilizan eufemismos con frecuencia, en parte por costumbre y en parte porque quieren ser respetuosos de los sucesos respecto de los cuales informan. Mencionemos algunos en este caso: la voz “auto” en lugar de “persona”; el vocablo “accidente” en lugar de “posible delito”.

Leímos en cierta ocasión que, si en estos tiempos un extraterrestre se aproximara a nuestro plantea, informaría a sus autoridades que los terrícolas son unos vehículos, de cuatro llantas o más, según el tamaño y que circulan a diferentes velocidades por diversos caminos. Se alimentan en estaciones diseñadas exprofeso, con un extraño combustible. Ellos, los extraterrestres, entenderían que en el choque múltiple estuvieron involucrados más de diez terrícolas. En nuestro planeta, por evitar una expresión dura o malsonante, no sabemos y quizás no sepamos nunca, cuántas personas/víctimas estuvieron involucradas.

El reporte informativo, automáticamente, juzga y sentencia los hechos, se trató de “un accidente”, es decir, de un caso fortuito o de un caso de fuerza mayor. Estos casos no implican responsabilidad para nadie, exoneran de responsabilidad a todos, pero, paradójicamente, casi al final del informe periodístico, puede leerse que “Peritos de Tránsito del Estado fueron los encargados de tomar conocimiento del percance y ordenaron trasladar todas las unidades a sus instalaciones para el deslinde de responsabilidades”.



El deslinde de responsabilidades. La renovación de la carreta Xalapa-Coatepec fue una obra mal hecha, así lo indican los sucesos a los que venimos haciendo referencia y se trata de una obra del Estado de Veracruz. Por lo tanto, aparte de la posible responsabilidad de los particulares, habría que cuestionar la responsabilidad del Estado. El Estado es una persona moral. “La persona colectiva no es una realidad sustancial sino accidental, es decir, que depende en su existencia de otras realidades que son las personas individuales; además, a veces es difícil determinar sus componentes, como en el caso de un Estado” (Miguel Villoro Toranzo).

La responsabilidad a la que aludimos debe establecerse en tiempo presente. Que no les salgan a las víctimas, actuales y posibles, directas e indirectas, con que se trata de la responsabilidad de los integrantes de un gobierno del pasado (y que ya se fue) sino que se trata de la responsabilidad por la no reparación, hoy, de una carretera malhecha y que está ocasionando tanto daño. El Estado, persona colectiva, debe responder a la comunidad, independientemente de quien se encuentre al frente del gobierno.

La paciencia de las víctimas. En el caso de que las víctimas procedan de una región muy amplia del Estado de Veracruz: Xalapa, Coatepec, Xico, Teocelo Cosautlán, Ixhuacán, etcétera. La ciudadanía mexicana pareciera estar habituada a ser víctima. Muy a pesar de que (O quizás por esto) “…nos identificamos con el criminal y no así con la víctima” (Luis Rodríguez Manzanera). Pero, todos aceptan o se conforman con los hechos como si se tratara de asuntos entre personas físicas individualmente consideradas.



Está visto que los habitantes de esta región son capaces de padecer o soportar algo sin alterarse. Pero, en el caso, les están colmando el plato. Su paciencia se está agotando. Olvidábamos decir, pero aún es tiempo de afirmarlo, que en el carril del “boulevard” por dónde avanzábamos, prácticamente a la misma hora, ocurrieron dos más de estos mal llamados “accidentes”, los cuales por ser poco aparatosos no causaron nota. Luego, los hechos narrados no fueron casos aislados. No fueron aislados y no son aislados, en otro sentido.

En efecto, la carretera tiene más de un año que fue renovada y entregada para su servicio. A partir de entonces, apenas llueve un poco, acaecen esos mal denominados “accidentes”. La carretera se transforma en la “casa del jabonero” o, mejor aún, en una carretera que causa pavor, como si estuviera embrujada.

Esto no falla y pone en evidencia que la obra estatal es defectuosa. Se escucharon voces que alegaron que los “accidentes” son causados por las altas velocidades de los vehículos conducidos por conductores imprudentes. Ergo, si esto es así, no se trata de accidentes sino posiblemente de delitos culposos o dolosos (tal vez, con dolo eventual). Al respecto, sólo se dieron paliativos como los supuestos reductores de velocidad.



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