Por décadas, María Florencia y Esperanza han sido parteras en Zongolica

María Florencia Matilde Méndez y Esperanza Mazahua llevan años trayendo al mundo a niños. Ambas, parteras de la zona indígena de Zongolica, incluso saben distinguir cuando una mujer requiere ser enviada a un hospital para su atención más oportuna. Además, son clave en la prevención de la muerte materna.

En entrevista, María Florencia, quien tiene 57 años de ser partera y 67 años de edad, dijo que nunca se le ha muerto un bebé en sus manos.

“Hay que estar puntualmente al pendiente de ellas y cuando ya se alivió hay que revisar a la mujer, que en todo el cuerpo no tenga diarrea, vómito, el sangrado cómo está y que no tenga inflamación”.



En tanto, Esperanza dijo que todos los pequeños que ha ayudado a que vean la luz de este mundo ya son adultos, tienen sus hijos y también ha atendido los partos de los vástagos de estos.

“Yo tengo 82 años y de 40 años comencé a trabajar de partera, pero desde que era chica vi lo que mi mamá hacía porque ella era partera; de ella aprendí. En mi casa las cuidábamos hasta los 40 días, pero luego las seguíamos cuidando de que no cargaran pesado”.

Asimismo, comentaron saber cuándo una mujer requiere de ir al hospital.



“Luego, luego se ve, porque se ponen pálidas, tienen vómito, diarrea, sangrado y si vemos eso las mandamos al hospital y antes que no había, entonces con tecitos y hierbas buscábamos sacarlas adelante”.

A pesar de que su trabajo no siempre es reconocido, las parteras que viven en las comunidades más alejadas de las cabeceras municipales de las diferentes localidades, juegan un papel importante para poder salvar la vida del bebé y de la madre.