Reforestación del Pico de Orizaba, esfuerzo de sus pobladores

Detrás de la siembra de 4.7 millones de árboles en el Parque Nacional Pico de Orizaba, durante los últimos 5 años, hay un gran esfuerzo de cientos de personas. Quienes han asumido este reto son pobladores de comunidades de las faldas del volcán, que tienen que caminar en una altura de más de 4 mil metros sobre el nivel del mar, cargando las plantas.

Miguel Martínez Hernández, poblador de la comunidad Potrerillo, del municipio de Coscomatepec, quien es una de esas mil 200 personas que decidieron trabajar reforestando y conservando, narró que el proceso es largo: primero van por la planta a un vivero y la trasladan en un trayecto de 4 horas. Después llegan a un sitio donde están sus bestias y comienza la subida al parque “y hasta donde llegan nuestros animales nosotros comenzamos a cargar por más de media hora”.

Indicó que a cada animal le llegan a cargar hasta 100 plantas, que son las mismas que suben ellos a la zona de trabajo. “Por día echamos cuatro viajes cargando, pero no siempre sale el sol, hay veces en que cuando sembramos está nevando, lloviendo, está la neblina, pero debemos sembrarla porque además con esas condiciones se tiene más posibilidad de sobrevivencia; en condiciones extremas trabajamos”.



El campesino apuntó que sus jornadas de trabajo inician a las 6:00 horas y llegan a concluir a las 20:00 horas; durante cinco días de la semana caminan tres kilómetros que se traduce hasta en 3 horas a una altura de 4 mil 200 metros sobre el nivel del mar.

Añadió que además de la reforestación también hacen obras de conservación y vigilancia de los predios, sin dejar atrás el control de algún incendio que pudiera presentarse, “pero estamos contentos de que nos den la oportunidad a nosotros y nuestras familias con este empleo temporal, porque somos de escasos recursos y luego nos íbamos a otro lado a trabajar pero ahora pues tenemos esto de empleo”.

Dijo que tanto él como otras personas que son parte de este proyecto están satisfechos, pues los resultados ya se comienzan a ver, pues hay comunidades en donde ahora ya no hay necesidad de andar acarreando agua ya que el vital líquido está llegando.



Para lograr está plantación y conservación, desde hace cinco años se conformaron mil 200 personas en 33 grupos, los cuales han trabajado arduamente pues son parte del Programa de Cuencas Hidrográficas Prioritarias.