Psic. Joaquín Rosas Garcés.
Director de
Al Calor Político
Me permito dejar mi delicada vivencia que aconteció aproximadamente hace 4 meses en el tramo de la autopista Cantona-Perote.
En dicha ocasión veníamos cuatro compañeros de la Ciudad de México, cuando nos ponchamos y nos dispusimos a reparar la avería, pero de repente apareció un grupo armado no menor a diez personas, que estaban encapuchadas y vestidas de negro, entonces nos metieron a punta de golpes hacia los matorrales, donde nos robaron, nos golpearon y nos amenazaron con privarnos de la vida si no les entregábamos todas nuestras pertenencias, a lo cual accedimos para evitar problemas mayores y sobre todo para salvaguardar nuestras vidas; porque no dejaban de golpearnos y amenazarnos.
Fueron momentos de temor, pues parecía que estaban dispuestos a todo. Finalmente, después de aproximadamente 40 minutos nos dejaron en libertad.
Considero que estos actos delincuenciales son permanentes, porque desde entonces y a la fecha se siguen presentando estos atracos; ocasionando agravios a ciudadanos que estamos obligados a transitar por dicha autopista.
Sin duda, que debemos ser demasiados los ciudadanos que fuimos objeto de asaltos, lesiones y robos por estos delincuentes, que se puede presumir están protegidos por la fuerzas de Seguridad Pública federal. Porque en aquella ocasión, cuando nos retiramos y estábamos en un tramo más adelante repararando la llanta, aparecieron policías federales que llegaron de manera sospechosa, en sentido contrario.
Lo cierto es que la autopista Cantona-Perote sigue siendo una zona sumamente peligrosa, en la que deben intervenir las fuerzas policiacas; de lo contrario, pareciera que también están involucrados.
Es necesario intervenir vigilando la zona, porque los robos, lesiones y violaciones que se presentan, deben ser detenidos por la seguridad de los ciudadanos y para castigar a estos criminales.
Atentamente
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