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Sección: Estado de Veracruz

Sursum Corda

Tu vida es el único evangelio que muchas personas van a leer

Pbro. José Juan Sánchez Jácome 20/01/2020

alcalorpolitico.com

Juan el Bautista cumplió cabalmente su misión. Logró muchísimo. Hubo una comunidad que se reunió en torno a él. Pero él tenía mucha urgencia de decirle a los demás: a Jesús es a quien hay que seguir, ¡Él es el cordero de Dios!

Cuánto se agradece y lo digo de todo corazón, que nos escuchen todavía a los sacerdotes. Escuchan tantas cosas, leen tantas cosas, que de verdad se agradece que nos escuchen, que nos tengan confianza y que siga siendo importante para ustedes escuchar una Palabra en nombre de Dios.

Pero llega el momento que a nosotros también nos toca decirles a ustedes: ¡Él es el cordero de Dios! Tenemos que acudir para estar con Él. Me ha pasado que algunas personas, cuando me buscan en la dirección espiritual, de repente se han decepcionado de mí, porque esperaban que les diera alguna receta, alguna técnica novedosa, algún método extravagante, como sucede ahora en las espiritualidades modernas. Y cuando les digo: ve con el Santísimo, visita a Jesús en el sagrario, se sienten decepcionadas; no se esperaban esto. Sin embargo, cuando siguen el consejo y van al Santísimo, de la decepción pasan a la emoción, de la tristeza pasan a la sorpresa.



Es lo que hace Juan cuando les dice: Yo bautizo con agua; yo preparo el camino; yo hablo en nombre de Dios; yo los invito a que se conviertan; yo soy la voz: pero Él es la Palabra, el Salvador es Jesús, el que bautiza en el espíritu es Jesús.

Él es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, que te quita un peso de encima, el que hace llevadera y agradable tu vida, el que regresa la paz al corazón, el que te marca el camino para ir al cielo.

Siguiendo los pasos de Juan y la pasión con la que realizaba su misión, yo doy también este testimonio y veo que urge dar este testimonio. Hay mucha urgencia de decir: Jesús es el que salva. Nos hemos equivocado yendo a tocar a otras puertas, poniendo las ilusiones en otras cosas; buscando caminos fáciles y extravagantes. Eso no da la paz. Eso no salva.



Por eso procuro que la liturgia presente a Jesús el cordero de Dios, que ustedes puedan sentirlo y escucharlo. No se trata de hacer una misa dinámica sino de celebrarla como lo pide la Iglesia. Claro que el pueblo de Dios debe salir contento de la misa pero es todavía mejor que salga santificado, haciendo las cosas bien, celebrando bien, aunque de momento no sintamos nada. "Es evidente que no se trata de hacer una misa alegre, ni divertida, ni bonita, ni de poner nuestro sello, con frecuencia demasiado vulgar, sino de realizar el misterio en la forma y con el sentido y sentimiento religioso que requiere. No se trata de que la gente salga contenta, sino santificada" (Clementino Martínez Cejudo).

Un testimonio a veces es todo lo que Dios necesita para empezar a actuar en la vida de tantas personas. Valdría la pena que ustedes den testimonio de conocer y amar a Jesús. La gente sabe que les gusta esto o aquello, que practican estos deportes, que tienen estas cosas, pero no saben que aman a Jesús y cuando el amor es auténtico no se esconde.

Dar testimonio de que van a misa. La gente sabe que van al café, a otros lugares y diversiones, pero no siempre saben que van a misa, que rezan el rosario, que hacen oración, etcétera. Si los demás saben que corren a la semana 20 kilómetros, que también sepan que se arrodillan 30 minutos en la presencia de Jesús sacramentado. Que los demás vean que no se afrentan de su fe y que con su forma de vivir les están diciendo: ¡Este es el cordero de Dios!



Muchas personas no leen la Biblia ni van a la Iglesia, por lo que nuestro testimonio puede ser el único camino que los conduzca a Dios. El testimonio les ayudará a tomar conciencia de la necesidad que tienen de Dios y del camino que nos asegura tener un encuentro con Él. Por eso decía San Francisco de Asís: “Ten cuidado con tu vida, tal vez sea ella el único evangelio que muchas personas vayan a leer”.