Voladores suspenden sus rituales en Centro de Papantla por deterioro en palo

La emblemática danza ritual de los Voladores de Papantla fue suspendida debido al grave deterioro en la estructura del palo volador que se colocó en el atrio de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en la zona centro de Papantla.

La decisión se tomó “para evitar situaciones que pongan en riesgo tanto su integridad física como la de los espectadores”, refirió el alcalde Celestino Pino Guevara tras un estudio técnico realizado el viernes 4 de julio.

El líder de la Organización Tutunakú, Juan Villanueva Ramírez, anunció este domingo la suspensión indefinida del ritual en dicho atrio. El último “vuelo” se efectuó este mismo fin de semana y en ese momento detectaron corrosión en los peldaños metálicos y un escalón sujetado por un sólo hilo, lo que ponía en riesgo a los danzantes que se lanzan desde más de 30 metros de altura. “Un escalón sólo presenta un hilo de metal; está corroído. Además que existe el riesgo de que el óxido dañe el cuerpo tubular de varios metros de altura”, explicó Villanueva.

El alcalde Pino Guevara respaldó esta medida al considerar los hallazgos técnicos de Protección Civil que revelaron daños significativos en los peldaños y en la cruceta del mástil. Recordó que 2 voladores permanecen hospitalizados, uno en Poza Rica y otro en Veracruz, tras un accidente ocurrido recientemente en la fiesta patronal de la comunidad El Águila, Tihuatlán. Refirió que por instrucciones de la gobernadora Rocío Nahle, personal de Protección Civil se da a la tarea de recorrer los palos voladores, tanto metálicos como de madera, los cuales deben ser revisados cada año, añadiendo que los de madera tienen un tiempo de uso de 2 años y medio para garantizar la seguridad de los danzantes.

La rehabilitación del palo será prioritaria y requerida con diagnóstico previo para todas las estructuras donde se realice la danza, ya sean de metal o madera, a fin de prevenir futuras tragedias, aunque hasta el momento esta es la única estructura que deja de utilizarse temporalmente.

La Danza de los Voladores de Papantla es un ritual prehispánico de origen totonaca que data de entre el 600 a.C. y el periodo preclásico medio. Su propósito principal era invocar la lluvia y garantizar la fertilidad de la tierra y las cosechas tras periodos de sequía mediante una ceremonia espiritual que vinculaba lo terrenal con lo celestial. El ritual tradicional incluye 5 participantes: 4 voladores que representan los puntos cardinales y el caporal o “señor del poste”, que simboliza el eje del mundo y sirve de nexo con el sol. Tras subir por un mástil de madera (originalmente entre 18 y 40 metros), los 4 se lanzan en descenso girando 13 veces cada uno, sumando 52 revoluciones que evocan el ciclo solar mesoamericano. Este acto de conexión con “la madre tierra”, los “4 elementos” y el cosmos mantiene viva la cosmovisión ancestral. Desde 2009, la ceremonia ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en reconocimiento a su valor histórico, espiritual y cultural.