20 de marzo de 2023
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
En varias ocasiones nos cruzamos en las reuniones de Convergencia en la ciudad de México, y en más de 6 o 7 veces intentó entablar conversaciones conmigo, bajo el pretexto que me ubicaba por mis participaciones de las veces que me desempeñe como diputado federal del Partido Popular Socialista.
Hubo una en la ciudad de Xalapa que convocó una maestra que era dirigente estatal, a la mitad de la década pasada, tal vez en 2014 o 2015, no preciso bien el año, donde lo invitó a dar >una conferencia magistral<, como pomposamente le llaman hoy, y de nueva cuenta intentó armar el diálogo conmigo, ahora con el tema de la ruta que debería tomar ya Movimiento Ciudadano para el 2018, por lo que tuve que ser contundente con él y advertirle que Andrés Manuel López Obrador se estaba aburguesando, que estaba pactando con los enemigos del pueblo de México porque solo le interesaba el poder, por el poder mismo, y que observaba que estaba abdicando de los principios de honestidad valiente que tanto pregonó durante varios años, y que si Dante Delgado y Movimiento Ciudadano decidían apoyarlo como candidato otra vez, que yo y muchos más ya no iríamos con alguien que se pavoneaba con el autor-ejecutor del mega-fraude electoral de 1988, Manuel Bartlett, el que nos robó el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional, y privándonos de la construcción de un México democrático y con desarrollo social.
Eso bastó para cortar de tajo la conversación y el saludo en las próximas reuniones donde coincidimos hasta diciembre de 2017, que fue la última vez que vi al “hombre bueno”, con quien jamás quise congeniar y evité permanentemente intimar en esas reuniones porque me caía mal, me caía >pesado< (gordo), no lo tragaba pues desde que lo vi en la televisión votando, siendo diputado priísta, por el aumento del IVA del 10 al 15%, festejando al lado de su coordinador legislativo Humberto Roque Villanueva con la àroque-señalà.
¡Estúpidos, mil veces estúpidos! Les grite a distancia a esa >burbuja< de legisladores priistas, que le acababan de asestar, junto con los diputados y diputadas del PAN, una puñalada cobarde a las masas sociales más necesitadas del país, y que hasta la fecha padecemos.
Pero ahora, el desmemoriado de Andrés Manuel dice que Ignacio Ovalle Fernández es un “hombre bueno”, que abusaron de él un puñado de priistas mañosos, a quienes este iluso-ingenuo político mañoso, con más de 50 años de experiencia en esas lides, los llevó a SEGALMEX, y que prácticamente a sus espaldas, sin que él se enterara o sospechara en 4 años, se pusieron a hacer negocios, no de unos cuantos miles de pesos, para no despertar en el >incauto y bueno< de Ignacio sospecha alguna, sino de miles y miles de millones de pesos, como si el titular de SEGALMEX no tuviera una pischca de inteligencia, un gramo de capacidad, un puño de talento o un metro de experiencia en saber, primero, a quienes contrata como segundos de a bordo, y dos, que en las cuentas bancarias de la institución que tenía bajo su responsabilidad, le estaban metiendo las dos manos estos pillos, a los que ahora la fiscalía les fincó responsabilidades por robo, y varios de ellos ya están en la cárcel.
Les juro que cada nuevo día pienso que AMLO ya no me va a sorprender, pero cuando llega la noche me quedo perplejo al enterarme de una nueva del peje. Miren que afirmar que el mañoso de don Ignacio nunca supo a quién contrató para que lo acompañaran en su misión de apoyar a los hombres y mujeres que se dedican a las labores agrícolas en nuestro territorio nacional, para garantizarles los precios de sus productos, y luego para comercializarlos a precios accesibles en beneficio de las clases sociales más desprotegidas y necesitadas, y jamás durante 4 años se dio cuenta que esos funcionarios del primer nivel de SEGALMEX eran unos pillos desde antes que llegaran allí, y ya estando empoderados en el cargo que les dio Ovalle Fernández, desviaron los recursos públicos a su favor, e hicieron súper-negocios que engrosaron sus cuentas de cheques e inversiones bancarias, cometiendo el latrocinio del siglo.
Pero López Obrador afirma que su mentor Ignacio, aquel hombre que le dio su primer trabajo en el Instituto Nacional Indigenista, su primer jefe, en cuatro años jamás sospechó que los priistas pillos que había contratado eran pillos, y que en esos 4 años nunca se enteró que hicieron jugosos negocios en esa dependencia por casi de 15 mil millones de pesos. Sí, por más de 15 mil millones de pesos, mucho más que lo robado en la estafa maestra de Peña Nieto.
A estas alturas, también creo firmemente que AMLO no sabe que el director de la Comisión Federal de Electricidad fue el que nos robó el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, y que Manuel Bartlett es un demócrata, un hombre bueno, patriota, como millones de MORENOS lo piensan también y por eso lo defienden y comulgan con él.
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En varias ocasiones nos cruzamos en las reuniones de Convergencia en la ciudad de México, y en más de 6 o 7 veces intentó entablar conversaciones conmigo, bajo el pretexto que me ubicaba por mis participaciones de las veces que me desempeñe como diputado federal del Partido Popular Socialista.
Hubo una en la ciudad de Xalapa que convocó una maestra que era dirigente estatal, a la mitad de la década pasada, tal vez en 2014 o 2015, no preciso bien el año, donde lo invitó a dar >una conferencia magistral<, como pomposamente le llaman hoy, y de nueva cuenta intentó armar el diálogo conmigo, ahora con el tema de la ruta que debería tomar ya Movimiento Ciudadano para el 2018, por lo que tuve que ser contundente con él y advertirle que Andrés Manuel López Obrador se estaba aburguesando, que estaba pactando con los enemigos del pueblo de México porque solo le interesaba el poder, por el poder mismo, y que observaba que estaba abdicando de los principios de honestidad valiente que tanto pregonó durante varios años, y que si Dante Delgado y Movimiento Ciudadano decidían apoyarlo como candidato otra vez, que yo y muchos más ya no iríamos con alguien que se pavoneaba con el autor-ejecutor del mega-fraude electoral de 1988, Manuel Bartlett, el que nos robó el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional, y privándonos de la construcción de un México democrático y con desarrollo social.
Eso bastó para cortar de tajo la conversación y el saludo en las próximas reuniones donde coincidimos hasta diciembre de 2017, que fue la última vez que vi al “hombre bueno”, con quien jamás quise congeniar y evité permanentemente intimar en esas reuniones porque me caía mal, me caía >pesado< (gordo), no lo tragaba pues desde que lo vi en la televisión votando, siendo diputado priísta, por el aumento del IVA del 10 al 15%, festejando al lado de su coordinador legislativo Humberto Roque Villanueva con la àroque-señalà.
¡Estúpidos, mil veces estúpidos! Les grite a distancia a esa >burbuja< de legisladores priistas, que le acababan de asestar, junto con los diputados y diputadas del PAN, una puñalada cobarde a las masas sociales más necesitadas del país, y que hasta la fecha padecemos.
Pero ahora, el desmemoriado de Andrés Manuel dice que Ignacio Ovalle Fernández es un “hombre bueno”, que abusaron de él un puñado de priistas mañosos, a quienes este iluso-ingenuo político mañoso, con más de 50 años de experiencia en esas lides, los llevó a SEGALMEX, y que prácticamente a sus espaldas, sin que él se enterara o sospechara en 4 años, se pusieron a hacer negocios, no de unos cuantos miles de pesos, para no despertar en el >incauto y bueno< de Ignacio sospecha alguna, sino de miles y miles de millones de pesos, como si el titular de SEGALMEX no tuviera una pischca de inteligencia, un gramo de capacidad, un puño de talento o un metro de experiencia en saber, primero, a quienes contrata como segundos de a bordo, y dos, que en las cuentas bancarias de la institución que tenía bajo su responsabilidad, le estaban metiendo las dos manos estos pillos, a los que ahora la fiscalía les fincó responsabilidades por robo, y varios de ellos ya están en la cárcel.
Les juro que cada nuevo día pienso que AMLO ya no me va a sorprender, pero cuando llega la noche me quedo perplejo al enterarme de una nueva del peje. Miren que afirmar que el mañoso de don Ignacio nunca supo a quién contrató para que lo acompañaran en su misión de apoyar a los hombres y mujeres que se dedican a las labores agrícolas en nuestro territorio nacional, para garantizarles los precios de sus productos, y luego para comercializarlos a precios accesibles en beneficio de las clases sociales más desprotegidas y necesitadas, y jamás durante 4 años se dio cuenta que esos funcionarios del primer nivel de SEGALMEX eran unos pillos desde antes que llegaran allí, y ya estando empoderados en el cargo que les dio Ovalle Fernández, desviaron los recursos públicos a su favor, e hicieron súper-negocios que engrosaron sus cuentas de cheques e inversiones bancarias, cometiendo el latrocinio del siglo.
Pero López Obrador afirma que su mentor Ignacio, aquel hombre que le dio su primer trabajo en el Instituto Nacional Indigenista, su primer jefe, en cuatro años jamás sospechó que los priistas pillos que había contratado eran pillos, y que en esos 4 años nunca se enteró que hicieron jugosos negocios en esa dependencia por casi de 15 mil millones de pesos. Sí, por más de 15 mil millones de pesos, mucho más que lo robado en la estafa maestra de Peña Nieto.
A estas alturas, también creo firmemente que AMLO no sabe que el director de la Comisión Federal de Electricidad fue el que nos robó el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, y que Manuel Bartlett es un demócrata, un hombre bueno, patriota, como millones de MORENOS lo piensan también y por eso lo defienden y comulgan con él.