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Columnas y artículos de opinión
Reformar el poder (Luis Donaldo Colosio Murrieta)
Eduardo de la Torre Jaramillo
7 de marzo de 2014
alcalorpolitico.com
Hace veinte años en el Monumento a la Revolución Mexicana, Luis Donaldo Colosio Murrieta pronunció el mejor discurso político de su vida, allí todo era euforia, alegría; por fin era el arranque de la campaña presidencial; un discurso inspirado en Karl Popper, escrito por varios personajes de la campaña como: Samuel Palma César, Cesáreo Morales, y Javier Treviño.

Después de que escuché ese magnífico discurso, procedí a realizar un análisis político de ese discurso; donde mi conclusión fue: le quitarán la candidatura a Colosio; y donde los escenarios fueron dos: por la vía pacifico, o por la ruta de la violencia. ¿Por qué?, por los diversos mensajes que contenía ese discurso; por ejemplo en materia económica fue una crítica a la política económica, donde habló “que la modernización económica solo cobra verdadero sentido, cuando se traduce en mayor bienestar para las familias mexicanas…”; en su crítica social fue en la frase "veo un México con hambre y sed de justicia", y en lo político la contundente frase: "reformar al poder para democratizarlo y acabar con cualquier vestigio de autoritarismo". Estas demoledoras críticas hacia Carlos Salinas fueron parte del análisis político del discurso.

Cuando entregue ese análisis político a un subsecretario de organización del CEN me dijo "¿cómo llegaste a esa conclusión?", le dije ese discurso fue un reto al presidente Salinas (aún recuerdo esa frase). En ese tiempo los tres amigos que compartíamos un departamento en el DF en la Calle Pitágoras; todos estábamos en esa campaña presidencial, mis amigos Juan Carlos Morales, y Fernando Coronel, este último nos dio una fotocopia del discurso del 6 de marzo de 1994 con las correcciones del propio Luis Donado, documento que lamentablemente debió haber quedado en un cambio de casa.


Los tres amigos teníamos intensos debates sobre la campaña presidencial, y ese discurso nos marcó de por vida; tanto Fernando como Juan Carlos cuando les mostré el análisis del discurso ninguno lo aceptó; alguno de ellos dijo que eso pasaba en los años 30; que tenía mucha imaginación, etc.

Pero el clima político le era adverso a Luis Donaldo, desde que arrancó su campaña en Huejutla, Hidalgo; por cierto sin el consentimiento del presidente Salinas; después vino el alzamiento del EZLN; más, el activismo del Comisionado para la Paz en Chiapas; inclusive los medios de comunicación no le dieron ninguna portada a Colosio; el desafortunado "no se hagan bolas" de Salinas, en fin todo ese entorno político tenía que ser enfrentado por un discurso que mostrara un deslinde claro y preciso del candidato con su antecesor en lo social, económico y político; y ese fue precisamente el centro de ese discurso.

El discurso del 6 de marzo de 1994 fue el de un político que estaba enfrentado con el gobierno, fue más un discurso de oposición que de un candidato oficial; y eso era lo único que le quedaba a este hombre público “sacar la casta”; correr el riesgo político; tener altura de miras frente a la adversidad; y quizá lo más importante, ya no necesitaba la “línea política”, y ese discurso fue un acto de independencia y de libertad política para enfrentar al poder, paradójicamente reformando al mismo poder.


Citaré algunas frases de aquel histórico discurso, porque considero que tienen vigencia a veinte años de distancia:

“Por eso hoy, ante la contienda política, ante la contienda electoral, el PRI, del gobierno, sólo demanda imparcialidad y firmeza en la aplicación de la ley. ¡No queremos ni concesiones al margen de los votos ni votos al margen de la ley!”.

“Hoy estamos ante una auténtica competencia. El gobierno no nos dará el triunfo: el triunfo vendrá de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación”


“Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático.”

“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.”

“Es la hora de la confianza para todos, la de traducir las buenas finanzas nacionales, en buenas finanzas familiares”.


Con el paso de los años, mi análisis de ese discurso lo corroboré en las constantes preguntas que le hizo Julio Scherer García a Luis Donaldo Colosio “Donaldo, ¿el presidente conoció tu discurso”?, y Scherer finaliza su libro “Esos años”, con la frase de Colosio “el presidente no lo leyó”.