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Sección: Estado de Veracruz

Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (II)

- Declaró en la Unidad de Humanides UV con Pitol, Monsivais, José Emilio Pacheco, Perez Gay: “La universidad pública mexicana está viva”

- Abordó el preocupante y creciente fenómeno de la migración en su obra “Frontera de Cristal”

Vctor A. Arredondo, Secretario de la CICF 25/04/2024

alcalorpolitico.com

Me atrevo a identificar tres eventos simultáneos que propiciaron que Carlos Fuentes afianzara su estrecha relación con Veracruz y con su máxima casa de estudios, durante los últimos catorce años de su vida: la absurda y larga huelga en la UNAM que la mantuvo cerrada durante diez meses, entre el año 1999 y el 2000; el que, después de recibir el Doctorado Honoris Causa por parte de la UV en el año 2000, se asumiera como miembro activo de su claustro académico, y el que dos de sus compañeros cercanos en sus estudios universitarios, el gobernador Miguel Alemán y Sergio Pitol, maestro decano de la Universidad Veracruzana, coincidieran esos mismos años en Xalapa. Durante la huelga de la UNAM, Carlos Fuentes encontró en nuestra Facultad de Humanidades el recinto propicio para declarar con gran énfasis y convicción, junto con Sergio Pitol, Carlos Monsivais, José Emilio Pacheco, José María Perez Gay, Enrique Florescano, entre otros: “La universidad pública mexicana estaba viva”. El auditorio de Humanidades, abarrotado por universitarios que festejaban con gran fervor la creación literaria y que consentían a sus autores más queridos, fue la ocasión y entorno propicio para que expresara su desilusión sobre lo que consideraba una afrenta a su Alma Mater y para que hiciera un llamado a la concordia, a la prudencia.

Carlos sabía aprovechar muy bien sus viajes a Veracruz para sumergirse en su historia y cultura. Además de visitar el Museo de Antrología de Xalapa donde disfrutaba las prolongadas conversaciones con su director Ruben Morante, y algunos sitios arqueológicos del Estado, dedicaba tiempo para recorrer dos lugares de su predilección en el Campus de la Cultura, el Arte y los Deportes de Xalapa: sus copiosas áreas verdes y la Unidad de Servicios Bibliotecarios e Informáticos, la USBI. Estando un día ahí, meditabundo, recargado en uno de los balcones del segundo piso de ese moderno edificio, habría de tomar una decisión de gran trascendencia para la Universidad Veracruzana y para el país, donar su biblioteca personal a la casa de estudios que consideró más cercana a sus raíces. La que era descendiente del centro de estudios donde su padre se había graduado de abogado, la Escuela Libre de Derecho de Xalapa, uno de los embriones que germinarían la fundación de la Universidad Veracruzana hace ochenta años.

Cuando en octubre del año 2000, hizo el anuncio formal de su magnánima donación, durante la ceremonia en que como rector de la UV tuve el honor de entregarle el Doctorado Honoris Causa, dejó sentada su única condición que aseguraba su presencia atemporal y la de su familia en Veracruz: la sala de la USBI de Xalapa que albergaría su colección personal debía llamarse Carlos Fuentes Lemus; compartiéndonos la convicción que el poeta inglés William Wordsworth ya le había dejado sembrada: “El hijo es el padre del hombre”, para luego concluir: “Yo soy el hijo de mi hijo, el descendiente de su talento, de su vida, de su luz”.



A lo largo de las ocho ediciones de la Cátedra Interamericana Carlos Fuentes han quedado selladas varias de sus grandes pasiones: la creatividad novelística latinoamericana, el impacto bicentenario de los movimientos libertarios en América Latina, la latinidad de Puerto Rico frente a la redundancia anglosajona, así como el íntimo paralelismo interactivo entre cine y novela, temáticas que él mismo seleccionó. A su partida, Silvia Lemus, su compañera para siempre, definiría las temáticas siguientes: el análisis del Espejo Enterrado donde Carlos profundiza sobre las identidades comunes y distintivas de Iberoamérica; el preocupante y creciente fenómeno de la migración expresado en su obra “Frontera de Cristal”; sus relaciones vitales con los países latinoamericanos, plasmadas en la séptima edición de la cátedra denominada “Carlos Fuentes en Chile·, así como su visión sobre los tiempos mexicanos que no terminan de concluir, que subsisten y que se reciclan de manera circular.

Este cuerpo de conferencias habrían de evidenciar la compleja construcción linguistíca de Fuentes que, a partir de la contrastación cultural e histórica y una narrativa impregnada de imaginación y fantasía, desnuda realidades y las desborda. Así resumiría el autor chileno, Carlos Frank, la personalidad y atributos literarios de Carlos Fuentes: … “vio victorias en las derrotas… fue pesimista en la novela, pero fue optimista en la realidad (…) fue realista en la ficción, pero fue un idealista en la acción. También en la amplitud de sus generosas contradicciones puede medirse la grandeza de un artista”.

(Continuará)



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Artículo de la serie:
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (I)
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (II)
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (III)
Carlos Fuentes y su relación indeleble con Veracruz (IV)