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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Exitoso el domingo de carnaval jarocho
Alfredo Ríos Hernández
4 de marzo de 2019
alcalorpolitico.com
*Debe apoyarse toda fiesta veracruzana
*Emigran del estado por tanta violencia
*Toda la esperanza en la guardia nacional
 
Ayer domingo se efectuó el ya tradicional, y que regularmente ha sido el más esplendoroso, desfile del carnaval veracruzano, el que tradicionalmente es considerado como el más alegre del país, hecho que tal y como acontece año tras año, convierte al “domingo de carnaval” en una de las fechas más sobresalientes para la actividad turística de la entidad veracruzana, en especial para la región costera que conforman los municipios de Veracruz, Boca del Río y Alvarado.
 

El carnaval no sólo origina ingresos significativos en el transcurso de su celebración para los habitantes de la costa, sino que también representa una festividad que influye en la imagen de Veracruz como una región con atractivo para el turismo nacional e internacional, en tanto que las referencias carnestolendas tienen eco antes y después de las festividades en muchos puntos del país e incluso del exterior.
 
Tale efectos, si pudieran ser mejor aprovechados, permitirían originar impactos de mayores beneficios tanto en los ámbitos turísticos como en otros renglones del rango financiero, que favorecieran a nuestras tierras para mayores perspectivas en lo relativo al desarrollo económico en lo general.
 
De alguna forma, eventos como los vinculados a fiestas regionales, como lo han sido los carnavales costeños... Los eventos en la región Papanteca identificados como “Cumbre Tajín”... “Las Fiestas de la Candelaria en Tlacotalpan”… “Los festivales culturales en Xalapa”… “La Feria de Orizaba”… “El Festival de Danza de Córdoba” hoy convertido en polémica confrontación y muchos otros eventos más, algunos fortalecidos y otros debilitados, seguramente si todos y otros más fueran rescatados con el respaldo de la autoridades municipales, estatales, federales y sectores de la población en lo general, paralelamente al que se colocaran en los causes correctos tanto en su financiamiento, como en su realización y fortalecimiento, incuestionablemente que contaríamos con importantes escalones para fortalecer no sólo tradiciones y atractivos para la colectividad, sino paralelamente a ello beneficios económicos que favorecerían significativamente a la economía de la región.
 

Pero para todo ello se requeriría altura de miras y participación solidaria de todos los sectores, incluyendo el entendimiento y la apropiada y honorable aportación de los tres niveles de Gobierno, transformando la administración y proyección de cada evento en tripartitas, o sea, federales, estatales y municipales, sin que diferencias partidistas nos separaran de los objetivos comunes para alcanzar éxito claro y contundente, porque al final del día, las tradiciones, los eventos que forman parte de ellas y, los resultados económicos positivos, sumarían resultados en beneficio de toda la colectividad, generando mayor actividad económica y, por lo mismo, mayor derrama y beneficios para la colectividad en lo general.
 
La altura de miras, más allá que los intereses de grupos de poder o de corte político partidista, es lo que debe fortalecer el desarrollo integral de la colectividad y, las fiestas como las citadas, bien llevadas se convertirían en pilares significativos en beneficio del desarrollo integral de amplias regiones de nuestro territorio… Ahí la dejamos.
 
ABANDONAN TIERRAS SUREÑAS
POR EL TERROR A LA VIOLENCIA

 
Se publicó casi al obscurecer el día de ayer domingo, que muchos empresarios y habitantes de la región sur del estado de Veracruz, primordialmente de Coatzacoalcos, habían decidido emigrar hacia núcleos de población del centro del país incluyendo obviamente la Ciudad de México, como una alternativa para huir de la violencia que estremece esa industriosa, porteña y productiva región nuestra otrora floreciente región, calificada al igual que muchos otros puntos de tierras jarochas como “zona de alto riesgo” por la elevada incidencia delictiva.
 
Y lo más terrible de tales escenarios, es que para la población veracruzana tal “revelación” no constituye sorpresa alguna, porque la migración de habitantes de ésta otrora magnífica Entidad, se viene registrando no sólo en el sur veracruzano, sino que también se observa en el norte y centro de éstas tierras llenas de encantos e ilusiones, hoy preñadas de terror y llanto, agobiadas por el quebranto económico ante una actividad delincuencial creciente que sacude y desgasta la esperanza en el porvenir y la confianza en la capacidad de quienes nos gobiernan para restablecer la paz, la tranquilidad y el desarrollo integral.
 
Si las familias abandonan el terruño que por generaciones han amado al representar su hogar, su habitad, sus esperanzas por un mejor porvenir, es porque se han quebrantado, se han fulminado las esperanzas de un futuro ya no mejor, sino por lo menos igual al que contemplaban en décadas pasadas.

 
Ya se llevan décadas de transitar por los derroteros inciertos del terror, se llevan años de vivir en el miedo, en la angustia cotidiana de la inseguridad en la que se encuentran nuestros amigos, nuestro pueblo, nuestros hijos, con el temor permanente ante los ecos de los disparos y el ulular de las sirenas, al tiempo del impacto informativo con datos de extorsiones, asaltos, levantones, secuestros y asesinatos.
 
Espacios de miedo y terror, que en lugar de registrar declives se han incrementado, y refiriendo el imperio de los violentos ante la incapacidad de las instituciones que en los tres niveles de gobierno, han sido claramente insuficientes para frenar el crecimiento de la violencia que daña a los veracruzanos y al país.
 
Ahora se habla de nuevas estrategias para restablecer la paz, se apuntan la estructuración de nuevos programas para reintegrarle a los mexicanos la tranquilidad, pero mientras ello se consolida, casos como el abandono de familias en la zona de Coatzacoalcos, se escenifican en el mismo sentido y finalidad en el centro y norte de tierras veracruzanas.

 
Ya son incontables las familias que emigran, muchas las tierras abandonadas, porque muchos son los campesinos que dejan sus cultivos ante los hechos de violencia, de robo y extorsión de que han sido objeto.
 
Es tal la realidad de la espantosa inseguridad que se atraviesa, que incluso por primera vez en la historia actual el Senado de la República y la Cámara de Diputados, prácticamente sin debate de por medio y en tiempo record para un tema de tal naturaleza, aprobaron dentro del proyecto federal identificado como la “Cuarta Transformación”, la creación de la “Guardia Nacional”, con la participación de las fuerzas armadas federales de México, para hacerse cargo de combatir la delincuencia que mantiene en terrífica angustia a toda la sociedad mexicana.
 
Está claro que muchas son las regiones de México severamente afectadas por la delincuencia, pero son las tierras veracruzanas, de norte al sur, una de las regiones mayormente sacudidas y lastimadas por la ola delictiva, hecho que incluso ha generado la migración de familias hacia otros puntos del territorio nacional y, quienes pueden, incluso emigran hacia el extranjero, escenarios que nunca antes se habían registrado de manera tan significativa en tierras veracruzanas y en otras entidades del país… Así de dramático se encuentra el panorama.

 
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