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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
¿Cuál golpe de estado?
Alfredo Ríos Hernández
4 de noviembre de 2019
alcalorpolitico.com
*Legalizar la marihuana
*Asaltos al ferrocarril
*Confesión y reparación
 
Todo obliga a pensar que, en los últimos días, las referencias sobre “un golpe de estado” en México se han convertido en temas recurrentes que definitivamente en nada benefician al país, mucho menos cuando tales apuntes no provienen de los rumores entre “el populacho”, sino que, con toda claridad registran su origen en las propias cúpulas de la administración pública.
 

Y es que hasta en el Palacio Nacional y, en el caso de tierras jarochas, en el Palacio del Gobierno del Estado, se han escuchado argumentaciones sobre los supuestos preparativos “para un golpe de Estado”, escenarios que desde mis inicios como reportero hace más de medio siglo nunca habíamos registrado, pero que ahora se están convirtiendo en expresiones frecuentes expuestas por los más elevados funcionarios públicos del país.
 
De chamacos aprendimos aquel pensamiento proveniente de la cultura popular, en el cual se advierte “que cuando el río suena, agua lleva” analogía en el sentido de que cuando mucho se repite una versión determinada, es porque “entre el pueblo sabio” se tiene información que los hechos en cuestión están sostenidos en la contundente realidad.
 
Pero al transitar década tras década desde aquellos años de la niñez hasta alcanzar la vejez, vamos descubriendo que los sonidos de las aguas en los lechos de arroyos y ríos, no generan lo mismo que los ruidos guturales que conforman las voces del chismerío popular y que, en ese mismo contexto, los ruidos del aguan constituyen hechos verdaderos, mientras que las voces en los marcos del chismerío, en la mayoría de las veces son sólo eso: meros “chismes”.
 

Ahora bien, la historia sí nos apunta “que los rumores infundados” causan incuestionablemente efectos y, las más de las veces, con resultados altamente negativos para la colectividad en su conjunto, chismes que incluso han dado curso a tragedias y ya no se diga de sus impactantes resultados en los ámbitos de la actividad política, no sólo municipal y estatal, sino incluso en los marcos nacionales.
 
Versiones de hechos sin fundamentos concretos, o sea: “chismes”, que para dotarles con algo de elegancia se les sustituye por el calificativo de “rumores”, han sido causantes (en gran medida) desde devaluaciones de la moneda en grados superiores a los que debieron registrarse, hasta revueltas callejeras, saqueos e incluso asesinatos y quebrantamiento de gobernantes y gobiernos.
 
Y por los apuntes actuales que se advierten en medios de comunicación, un cuestionamiento de actualidad en nuestros días sería, si los comentarios “sobre la posibilidad de un golpe de estado en México”, se encuentran verdaderamente fundamentados en investigaciones serias y confiables, por parte de las autoridades que han hecho referencias al tema, entre los que se encuentran funcionarios federales e incluso gobernantes estatales como es el caso de Veracruz.
 

Porque citar en tales ámbitos que se maquina en tierras mexicanas, un próximo atentado contra la administración federal en el rango de mayor nivel del país, o sea un golpe de estado, constituye un apunte sobre el cual ya se debería haber aplicado con inmediatez la captura de los políticos, los militares y cuerpos armados involucrados, porque es históricamente referido que los manotazos para ejecutar una conjura contra las autoridades nacionales, no es posible ejecutarse sin la participación de fuerzas armadas oficiales y, esos cuerpos los integran la Marina y el Ejército Nacional, incluyendo al sector de la Fuerza Aérea.
 
Pero si evaluamos con sensatez ámbitos y circunstancias imperantes en el México actual, para nada se advierte un distanciamiento o rompimientos entre la Oficina Presidencial y los mandos de las fuerzas armadas, por lo que las versiones que circulan sobre el riesgo en México de un golpe de estado, bien se podrían ubicar en los ámbitos de ocurrencias o imaginación desbordada, o bien se podría tratar de una estrategia gubernamental, para culminar con el refrendo de la identidad entre milicia y gobierno, acción que de antemano podría representar un reforzamiento en ámbitos de impacto masivo, sobre la lealtad y coincidencia entre los mandos de las fuerzas armadas y los diversos ámbitos de la administración federal, precisamente cuando nos encontramos por celebrar el primer año de operaciones de la Cuarta Transformación… Ya veremos.
 
LO QUE SE LEE
 

Incuestionablemente el tema de “legalizar” el comercio y consumo de la marihuana, estableciendo normas singulares tanto para su cultivo, como para su comercialización y su consumo, renglones que de alguna forma se pretenden reglamentar en los marcos de la Cuarta Transformación (todo ello con la finalidad de reducir una de las áreas que originan violencia en el territorio nacional) ha generado reacciones en ámbitos eclesiales en los que ya se advierten posturas en desacuerdo con tales tendencias de “liberalizar su uso”, con todo y que se dicten reglas concretas para tales prácticas, que persiguen evitar que su uso pudieran originar daños a quienes no practican tales hábitos.
 
Ciertamente es natural que ante la posible apertura en dicho ramo, surjan variadas interrogantes complejas de atender, porque entre el tema de producir y comercializar el referido enervante, aparejado al de consumirlo, existen referencias de complejidad que no son extrañas en los marcos del colectivo social, desde las reglas para su producción hasta las de su traslado y características para su oferta en el mercado.
 
Existen países “cercanos” al nuestro como lo es el de Canadá, en el cual pareciera que se han logrado estables sistemas e incluso normas de convivencia para la venta y consumo de la marihuana, bien podría el cuerpo legislativo conocer más a fondo y evaluar lo que se aplica en Canadá y en otros países de Europa sobre el tema, con la finalidad de que las leyes y políticas de comercialización y reglas del adicto, conformen un ámbito claro que proteja los intereses en lo general de toda la sociedad… Ya veremos el final de la historia.
 

LO QUE SE VE
 
Que como resultado de la aplicación de un programa para dotar de mayor seguridad al sistema de transporte ferroviario entre Veracruz y Puebla, ahora los asaltos para saquear vagones del ferrocarril se incrementaron en la región de Tlaxcala…
 
¿Y cómo saben los bandoleros que en esos puntos los sistemas de seguridad resultan más endebles?... ¿Tendrán información directa desde los propios centros ferroviarios sobre tales circunstancias?... Valdría la pena que se evaluaran los rangos de confiabilidad al interior de las estructuras vinculadas con dichos servicios de transporte que, en el pasado, resultaban ser las de mayores niveles de seguridad.
 

LO QUE SE OYE
 
Correcto y singularmente interesante resultó el mensaje en el transcurrir de las festividades por el Día de Muertos, pronunciado por el vocero de la Diócesis de Orizaba, presbítero Helkyn Enríquez Báez, quien llamó a la feligresía para que ante el acto de arrepentimiento de una persona por haber causado alguna falta en contra del bienestar de otra persona, no sólo pida el perdón, sino que sume a ello la reparación del daño, esencia en principio de real arrepentimiento que debería ser formación inquebrantable de todo hombre de bien… Ahí la dejamos.