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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
¿Populismo ante Neoliberalismo?
Alfredo Ríos Hernández
2 de diciembre de 2019
alcalorpolitico.com
*El “récord en aceptación”
*Los reclamos ciudadanos
*Un año de Transformación
 
Las marchas convocadas por organizadores en desacuerdo con las políticas aplicadas en los marcos de la Cuarta Transformación, refirieron en todo el país la presencia del desacuerdo entre significativo número de mexicanos, que refieren su postura en contra de las políticas aplicadas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero de la misma forma, paralelamente a las referencias de simpatías el día de ayer en la Plaza de la República en torno al Presidente mexicano, se debe advertir que por primera vez en la historia moderna del país, en las encuestas efectuadas por empresas reconocidas, al Presidente de la República se le acredita un porcentaje de simpatías (a un año de su toma de posesión) muy superior a los registrados por anteriores mandatarios de la Nación, en tanto que supera de manera significativa el 70 por ciento de aprobación, registrada en su momento por el entonces presidente Vicente Fox Quezada.
 

En los marcos históricos de sondeos de opinión (no efectuados por encuestadores “patitos”) la cifra que alcanza hasta el 73 por ciento de aceptación en las acciones del actual Presidente de México, al cumplirse un año de su gestión, podría ser evaluada bajo diversos aspectos, pero en todos los casos y perspectivas, lo irrefutable es que tales niveles para un Presidente de México, sobre todo después de transcurrir un año de agudas polémicas y puntos de vista descalificadores difundidos en el territorio nacional, debe ser considerado como un escenario que no es ni común, ni intrascendente para la evaluación serena y objetiva del acontecer en la vida pública del país, tanto así que incluso se podría apuntar sobre “el logro de un record” en simpatías alcanzado por el Presidente López Obrador, en lo que se refiere al cierre del primer año de una administración presidencial.
 
Y referimos en tales términos las evaluaciones sobre “la imagen positiva del Presidente de México”, porque tales calificaciones constituyen para diversos analistas con significativo peso ante la opinión pública nacional, el claro resultado de un Presidente con elevada solidez de imagen entre amplios núcleos de la población, ello, al margen de las opiniones entre especialistas (ocioso sería citar nombres) que encuadran en argumentaciones que hacen notar “resultados y escenarios de rangos preocupantes o negativos” que privan en el ámbito nacional, listado entre los que figuran panoramas negativos como los aquí enlistados:
 
  • Los ámbitos delincuenciales en lugar de disminuir se han incrementado, hechos que se difunden con frecuencia en todos los medios de comunicación y que, a más de ello, la población los refiere por vías de las redes de Internet, como son los asesinatos, los asaltos, las extorsiones y los secuestros.
     
  • El poder adquisitivo de los mexicanos se ha ido demeritando en forma creciente, lo que incuestionablemente daña el bienestar de las mayorías, sobre todo de los sectores más endebles financieramente que constituyen en nuestro territorio, millones de mexicanos que forman parte del sector laboral en lo general.
     
  • Un significativo número de pequeñas y medianas empresas se encuentran en situación compleja, incluso el cierre o reducción de actividades impacta a los ámbitos comerciales y de pequeños empresarios, en tanto que ha decrecido el poder adquisitivo de la población y, con ello, también se demerita el número de plazas laborales… En ese tema también se deben referir los impactos negativos que tienen su origen en la ola delictiva.

     
  • La ganadería y el ámbito agrícola, así como el sector pesquero, no atraviesan por buenas temporadas, hechos preocupantes ques por sus efectos directos y colaterales, originan estancamiento económico en regiones que, de tiempo atrás, ya referían problemas para avanzar en favor del desarrollo integral y que, hoy, se encuentran esperanzados en los efectos a su favor de la Cuarta Transformación.
     
  • Los transportistas tanto de carga en general como del transporte de pasajeros, así como viajeros que se transportan con sus familiares en vehículos de su propiedad, son impactados no sólo por el bajo poder adquisitivo de los consumidores en lo general, sino porque incluso los sistemas de ferrocarril, se encuentran afectados por la virulenta ola delictiva, rangos de inseguridad que están resquebrajando la solidez de la actividad económica en el país y que, después de un año de la nueva administración pública, no reflejan una tendencia hacia su decrecimiento e incluso, en algunos renglones se ha incrementado, como es el caso de feminicidios y secuestros.
     
La atención en los centros de asistencia médica se ha visto envuelta en una ola de protestas por fallas, como las que originaron la propagación del Dengue, así como otras más, tal como sucedió con los programas deficientes para la atención de niños con cáncer, panoramas que, por sus propios efectos de elevado impacto, han originado protestas de la ciudadanía en diversos puntos del territorio nacional.
 
En el marco de tales referencias que algunos califican con rangos negativos a los que se podrían sumar otros más, como lo son las polémicas por la construcción de un nuevo aeropuerto y las prácticas aplicadas en materia de seguridad, han transcurrido los primeros 365 días de la Cuarta Transformación, que unos celebraron valorando los aciertos de la actual administración, al tiempo que otros refirieron como tiempos negativos, algunos de los cuales en los diversos ámbitos y regiones del territorio nacional, decidieron “marchar” por las calles en reclamo de un mejor nivel económico y social, así como de seguridad, para beneficio de todos los mexicanos.
 

Resultaría impropio el que, por las deficiencias registradas en el transcurrir del primer año del actual régimen federal, se pretenda hacer referencia a un nuevo fracaso de la administración pública mexicana, calificación impropia porque, inadecuado es el citar que un año de ejercicio debería ser suficiente para registrar avances notorios y notables en un país (como el nuestro) que arrastra problemas serios desde tiempo atrás, muchos de los cuales fueron originados por la tradicional designación de funcionarios ineptos, que originaron usos y costumbres dañinas, acrecentadas no sólo por la incompetencia, sino que para colmo de males habrá que sumarle los síndromes desgastantes de quienes se sienten con poder e influencias, rutas enlodadas por las que ha transitado la administración pública mexicana, incluyendo no sólo a la federación, sino a los ámbitos estatales y municipales… Un viejo luchador campirano me comentaba sobre el tema: “Incluye en esos vicios hasta a los comisariados ejidales y agentes municipales”… ¿Será?
 
En fin, ayer iniciamos en Veracruz y en México, el segundo año de la actual administración federal y, paralelamente a ello de la administración estatal veracruzana… “Ambos dos”: El Gobernador del Estado de Veracruz: Cuitláhuac García Jiménez y el Presidente de la República: Andrés Manuel López Obrador, registraron en las elecciones pasadas abrumadora mayoría de sufragios que le otorgan validez al compromiso de una real transformación, que permita con honorabilidad y capacidad en los marcos de la Presidencia de la República y del Gobierno del Estado, superar el déficit productivo y los macabros ámbitos de inseguridad, así como eliminar los escollos que afectan rangos vitales como la educación, la salud pública, las vías de comunicación, la productividad agrícola, pesquera, ganadera, al tiempo de impulsar el desarrollo industrial, comercial y turístico, fortaleciendo las fuentes de energía incluyendo a la petrolera y nuevas alternativas como la eólica y la solar, todo ello pensando no sólo en crecimiento económico, sino también en la consolidación de un sector laboral, tanto campirano como citadino, que esté en claras posibilidades para obtener los ingresos justos y equitativos a su esfuerzo.
 
En las evaluaciones de la Cuarta Transformación se registran positivos programas como el novedoso apoyo dirigido a los adultos mayores, así como el respaldo enmarcado en el sector productivo para la contratación de aprendices, cuyo costo de capacitación es absorbido por el Gobierno; de igual forma se aplican programas en beneficio de quienes siembren y procuren en sus tierras árboles que permitan restar daños al medio ambiente, al tiempo que se otorgan recursos como préstamos (sin intereses) pero renovables (si se cumple con pagarlo) con incremento de cifras, para quienes se dediquen a la producción agrícola y maderera…
 

Ciertamente no se ha mantenido estática, sólo disfrutando del poder, la actual administración federal, en esos marcos recibe apuntes en favor y en contra, ejemplo de ello es la determinación de crear la Guardia Nacional, cuyos resultados hasta el momento se encuentran en paréntesis de espera, al igual que se canceló la construcción de lo que sería el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México, para sustituirlo por una nueva propuesta, determinación que ha sido (y sigue siendo) uno de los focos de mayores controversias sobre el territorio nacional.
 
Cierto, la nueva administración federal no se ha mostrado estática, por el contrario, al amparo de sus peculiares estilos que originan extensas polémicas, aporta nuevos programas y propuestas que con recurrencia contradicen y contravienen a los usos y costumbres que imperaron en las últimas décadas, amparadas por gobiernos emanados del PRI y del PAN, que el actual Presidente califica como “neoliberales”.
 
Ayer, muchos fueron los ciudadanos que festejaron con el Presidente Andrés Manuel López Obrador el primer año de la “Transformación”, paralelamente a ello, millones también fueron los mexicanos que marcharon o externaron sus desacuerdos con el actual estado de cosas originado por las nuevas metas presidenciales, la vida democrática así es en cualquier parte del mundo, no olvidemos que el hoy Presidente de México, transitó por años refiriendo los “yerros y sus puntos de vista negativos” en torno a las administraciones que lo antecedieron y, a las cuales, sigue calificando como “neoliberales contrarias al interés de la nación”… Así las cosas, el camino quedó de igual forma “abonado” para que, quienes difieren de las formas y rutas de la “Transformación”, eleven desde los ámbitos donde se encuentren su oposición y descalificación, sobre lo que no coincida con sus respectivos puntos de vista… Ello es parte de la vida democrática y de la Transformación.