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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Proselitismo pandémico
Alfredo Ríos Hernández
10 de mayo de 2021
alcalorpolitico.com
*Caballos que jalan el carro
*El “carajiento” gobernante
*Resistir... ¿Hasta dónde?
 
Qué podrían pensar los hijos que se quedaron sin sus padres, así como los veracruzanos en lo general que vieron agonizar a un familiar cercano, o un entrañable amigo, o un colaborador distinguido por su esfuerzo, que se convirtieron en víctimas de una agresión pandémica que invadió al mundo y a tierras veracruzanas, al escuchar decir a elevado funcionario de la Secretaría de Salud de Veracruz, en tono de arrogancia y en los marcos del rendimiento de “auto honores” hacia el sistema gubernamental veracruzano y federal, señalando con notorios escenarios triunfalistas (como lo es el ya identificado espacio de las mañaneras del Palacio Nacional) que “por la eficacia en materia de salud pública” en tierras veracruzanas sólo se han registrado (oficialmente, porque podrían existir muchas más) “9,551 defunciones originadas por el coronavirus”.
 

Referir que se ha sido rotundamente eficiente y exitoso al afrontar una amenaza en materia de salud en tierras veracruzanas, que nos ha flagelado de manera despiadada en un prolongado escenario de año y medio, mismo que sigue ocasionando devastación en tanto que el día del anuncio triunfalista, seguramente otras familias veracruzanas fueron inundadas por el llanto frente a escenarios luctuosos, al igual que por la angustia y desesperanza de miles de hijos, nietos, familiares en lo general, a los que se agregan millones de quienes son cercanos a las miles de familias, que han sido (y siguen siendo) castigadas por el incontenible flagelo pandémico, referencias en las que apegados a la espantosa realidad, no se debería acreditar una tarea exitosa del sector salud, mucho menos cuando se tienen los antecedentes que desde antes de la etapa pandémica, en el marco de ése mismo sector de salud pública, se advirtieron frecuentes y púbicos, así como irritados señalamientos, sobre agudas deficiencias en lo referente a programas de atención para niños con cáncer, hechos cuya constancia se encuentra inscrita en las referencias informativas de los medios de comunicación, no sólo veracruzanos, sino en espacios de ámbitos nacionales.
 
En los momentos en que el titular del programa médico para afrontar la pandemia en tierras jarochas, refería su exposición en la ciudad de México, en el mismo lugar donde se efectúan “las triunfalistas mañaneras”, en otros ámbitos del sector de Salud del Estado de Veracruz, se hacían referencia a que en tierras jarochas se han registrado por impactos de la pandemia 9,551 defunciones, cifra que por sí misma ante el luto de miles de veracruzanos, es indicadora que el tema de los programas contra la agresión pandémica, no es un reglón del que se pudiera “presumir” como si se tratara de una campaña electorera para agregar sufragios en beneficio del sistema.
 
Hace muchos años un prestigiado médico me comentó: “La muerte del paciente no siempre debe ser acreditada a los niveles de agresión del mal que le aqueja, sino que en ocasiones lamentablemente muy frecuentes, a la insuficiencia de los recursos tecnológicos del que adolecen un gran porcentaje de centros de asistencia médica, sin ignorar la insuficiencia o ineficacia de los medicamentos que se tengan a la mano”.
 

En tierras veracruzanas, el mismo día que el médico en referencia exponía emocionado la elevada eficacia de los centros médicos veracruzanos, en torno a la atención de afectados por el coronavirus, ésos mismos centros asistenciales reportaban que Veracruz superaba (por el momento) el registro de 60 mil pacientes veracruzanos contaminados, de los cuales cerca de 10 mil han perdido la vida... Cierto que los nuevos contagios son menores (en número) que en fechas anteriores, pero el decrecimiento en el nivel de la tragedia no representa “un triunfo” para celebrar, menos cuando la tragedia persiste enlutando hogares.
 
La historia de nuestros días nos deja en claro, que panoramas semejantes se han registrado en otros países que han sido agredidos con nuevos repuntes, por lo que no es apropiado manejar argumentaciones triunfalistas que carecen de solidez, ante una realidad que se encuentra de frente a todos los mexicanos en el territorio nacional, escenarios en falso, que al ser utilizados, nos podrían inducir hacia conjeturas de ámbitos electorales, mismos que los electores podrían percibir y, como es lógico, traducirse con acciones en el marco de las casillas electorales.
 
Tratar de “transformar” la realidad de una catástrofe en materia de salud pública, no constituye una actitud aplaudible, que pudiera acreditar (con cimentos sólidos) la confianza en el ciudadano.
 

Lo que se lee
 
Por las redes de Internet recibo un mensaje en el que se refiere con toda claridad:
 
“Muchos miran al empresario como el lobo al que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y, muy pocos lo miran como el caballo que tira el carro”.
 

El texto escrito por quien fuera notable y eternamente polémico Primer Ministro de Inglaterra, el célebre Winston Churchill, figura genial de la historia y no sólo inglesa, sino de ámbitos mundiales, quien ha sido señalado en círculos de prestigiados analistas, como “el estadista más sobresaliente del siglo XX”, a lo que se le agrega el reconocimiento como “el ciudadano británico más grande de todos los tiempos”.
 
La reflexión en ámbitos ingleses nos induce hacia la interrogante: ¿En México estaremos en tiempos transformadores, otorgando el real valor a los inversionistas mexicanos y de otros países, o de plano ignoramos que “son los caballos que jalan el carro”?... Observe y evalúe sus entornos y: Usted mismo califique nuestra realidad.
 
Lo que se ve
 

“¡Al Carajo!”... Constituye una expresión muy socorrida por el pueblo mexicano, que se externa al influjo de diversas circunstancias, una de ellas cuando al lastimarse la mano por un martillazo, ejecutado por uno mismo, expresas enardecido y adolorido: ¡Me lleva el carajo!...
 
“Al carajo con la demagogia” refirió el ya ahora repetitivamente “carajiento” Presidente de los Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, cuando se le interrogó si acudiría a los centros hospitalarios para supervisar la atención de los numerosos mexicanos, quienes fueron víctimas de graves lesiones como resultado del desplome de “El Metro” registrado en la capital del país, hecho que en principio es acreditado por la población, e incluso por parte de especialistas, a la falta de apropiada supervisión y mantenimiento de las instalaciones, así como a factibles fallas estructurales que conforman ésa vía de transporte colectivo en la metrópoli más poblada del país.
 
La realidad es que últimamente se advierte al Presidente de México con referencias de posible agotamiento, derivado de múltiples problemas que se han originado en torno a la administración federal, a lo que se agrega su insistente intromisión en el proceso electoral, lo que incluso le podría originar en un futuro agudos conflictos tanto en ámbitos sociopolíticos, como incluso de rangos judiciales, escenarios que de acuerdo a especialistas no están lejanos de presentarse... ¿Será?
 

Lo que se oye
 
Ya se escuchan entre los mexicanos ecos de alarmas ciudadanas por lo que acontece al interior de nuestro territorio, escenarios que inciden en el debilitamiento de las instituciones legislativas y de administración de justicia, al tiempo que la economía nacional persiste reflejando tendencias hacia el retroceso, conjuntamente a que los servicios de salud, transporte (como el metro) al igual que el de seguridad en lo general, muestran significativos estancamientos, referencias negativas que a la vez también invaden a los sectores productivos y comerciales...
 
Sin embargo, la alarma entre el colectivo social, pareciera que no causa reacciones gubernamentales apropiadas para frenar el desorden y, con ello, retornar a niveles que reactiven la confianza en la posibilidad de recuperar la productividad... ¿Hasta cuándo y hasta dónde resistirá el país?