27 de agosto de 2025
alcalorpolitico.com
No porque en Xalapa y Veracruz no haya tanta inseguridad quiere decir que en el resto del Estado estén en el mismo nivel. Por cierto, que entre lo que más golpea a los veracruzanos está la extorsión.
En información para arrancar esta semana El Universal expuso que en alrededor de una docena de estados del país (incluido Veracruz) los cárteles, vía la extorsión, imponen los precios del transporte, útiles escolares, comida y materiales de construcción, entre otras cosas. Lamentablemente eso sucede en más estados, aunque tal vez en menor grado.
Uno de los casos más notorios y sabidos sucede en Michoacán, con los aguacateros, que deben pagar "cuotas" para poder vender su producto que tiene fama mundial por su calidad.
Acá en Veracruz sucede lo mismo con productores de otros ramos, aunque no es tan sabido. Si tú, estimado lector, tienes un pariente o amigo cañero o posee cañaverales, sabrás que hay extorsiones.
Sí vives en la zona de Xalapa, hacia Coatepec y Xico, o eres cafetalero, también sabrás que hay extorsiones a quienes se dedican a producir café.
Las autoridades, de antes y de ahora, podrán decir que el problema es mínimo o de plano negarlo, pero ahí está el caso de la profesora de Álamo que fue humillada y torturada (provocando su muerte) para mandar el mensaje de que los taxistas deben pagar las extorsiones o atenerse a las consecuencias.
Pero también padecen de esto los dueños de antros y cantinas por todo Veracruz, los restauranteros de Córdoba, Orizaba y Coatzacoalcos, etcétera, etcétera, etcétera. ¿Cuándo realmente será atacada y reducida la extorsión, una vertiente más de la inseguridad?
PEPE MIRANDA, EL SOLIDARIO
El colectivo Ave Fénix realizó ayer en la ciudad de Veracruz la Jornada de Solidaridad con los Periodistas y sus Familiares que llevó el nombre del periodista veracruzano José Miranda Virgen. Ahí se dijo, muy acertadamente -además de la exigencia de justicia- que los periodistas víctimas de la violencia siguen vivos por sus enseñanzas, su buen trabajo, su valor y que seguirán vivos porque se les recuerda con admiración, así como que su lucha por la verdad inspira a seguir exigiendo justicia y libertad de expresión.
Como parte de sus actividades el Colectivo Ave Fénix elaboró una revista web para la que redacté unos comentarios que reproduzco con el ánimo de destacar lo buen periodista que fue y la solidaridad que caracterizó a Miranda.
A continuación, lo que escribí:
Pepe Miranda fue un buen periodista, un buen maestro y un buen amigo de sus amigos. Crítico, muy crítico, mordaz, sarcástico, José Miranda Virgen, nacido en la costa veracruzana, en Palma Sola, estudió para profesor -profesión que ejerció al ser maestro de Inglés- pero nació para ser periodista. Lo conocí en los ochenta, en los pasillos del Palacio de Gobierno, antes de que fuera candidato a la gubernatura Fernando Gutiérrez Barrios.
Ya había sido reportero en El Sol de México y jefe de Prensa al inicio del gobierno de Rafael Hernández Ochoa. Después regresó a la Ciudad de México. En la recta final de Acosta Lagunes como gobernador, Pepe Miranda decidió regresar a hacer periodismo en Veracruz, inicialmente reporteando.
Un atrevido colega, joven por aquel entonces, delante de otros reporteros que nos reuníamos en los pasillos del Palacio de Gobierno para obtener entrevistas, le preguntó:
-¿Maestro, hasta qué edad debe un periodista reportear?
-No hay una edad límite para eso, respondió sin molestarse.
Empecé entonces a tratar a Pepe Miranda, el agudo columnista, el bohemio, el experto bailador de salsa, quien en su Combi nos daba el ride. Miranda era lectura obligada, pues en su columna Tiempo al Tiempo y después en El Espejo del Poder, siempre manejó temas de interés, lo mismo denunciando a políticos corruptos que la incipiente relación de funcionarios veracruzanos con narcotraficantes.
Precisamente, poco antes de su muerte, ocurrida en octubre de 2002, Miranda estaba tocando el tema de la colusión de jefes policiacos de Veracruz con capos de la droga y también había sido mordaz al abordar el tema de cómo se manejaba el dinero público. La madrugada del 11 de octubre de ese año una explosión ocurrida en su departamento de Boca del Río lo dejó malherido y días después falleció.
La versión oficial fue que su estufa explotó al prepararse un café, pero las autoridades nunca pudieron aclarar por qué las partes de su cuerpo más dañadas fueron pies y piernas, y no su tórax o cara. En su caso, como en el de muchos otros colegas asesinados, la justicia es materia pendiente.
Hoy, Pepe Miranda es recordado como el gran periodista que fue y con el paso de los años su figura seguirá creciendo. Por mi parte, le guardo un agradecimiento eterno al haber intervenido, sin petición de parte, sólo porque así lo consideró oportuno al enterarse de mi decisión, para que yo no renunciara, por ahí del 2000, al Diario de Xalapa.
-Tú eres del Diario de Xalapa, no puedes salirte del periódico, argumentó a las puertas de donde vivía, hasta donde fue a buscarme. Tiempo al tiempo -como él diría- y unos años después pude ser director del Diario.
En información para arrancar esta semana El Universal expuso que en alrededor de una docena de estados del país (incluido Veracruz) los cárteles, vía la extorsión, imponen los precios del transporte, útiles escolares, comida y materiales de construcción, entre otras cosas. Lamentablemente eso sucede en más estados, aunque tal vez en menor grado.
Uno de los casos más notorios y sabidos sucede en Michoacán, con los aguacateros, que deben pagar "cuotas" para poder vender su producto que tiene fama mundial por su calidad.
Acá en Veracruz sucede lo mismo con productores de otros ramos, aunque no es tan sabido. Si tú, estimado lector, tienes un pariente o amigo cañero o posee cañaverales, sabrás que hay extorsiones.
Sí vives en la zona de Xalapa, hacia Coatepec y Xico, o eres cafetalero, también sabrás que hay extorsiones a quienes se dedican a producir café.
Las autoridades, de antes y de ahora, podrán decir que el problema es mínimo o de plano negarlo, pero ahí está el caso de la profesora de Álamo que fue humillada y torturada (provocando su muerte) para mandar el mensaje de que los taxistas deben pagar las extorsiones o atenerse a las consecuencias.
Pero también padecen de esto los dueños de antros y cantinas por todo Veracruz, los restauranteros de Córdoba, Orizaba y Coatzacoalcos, etcétera, etcétera, etcétera. ¿Cuándo realmente será atacada y reducida la extorsión, una vertiente más de la inseguridad?
PEPE MIRANDA, EL SOLIDARIO
El colectivo Ave Fénix realizó ayer en la ciudad de Veracruz la Jornada de Solidaridad con los Periodistas y sus Familiares que llevó el nombre del periodista veracruzano José Miranda Virgen. Ahí se dijo, muy acertadamente -además de la exigencia de justicia- que los periodistas víctimas de la violencia siguen vivos por sus enseñanzas, su buen trabajo, su valor y que seguirán vivos porque se les recuerda con admiración, así como que su lucha por la verdad inspira a seguir exigiendo justicia y libertad de expresión.
Como parte de sus actividades el Colectivo Ave Fénix elaboró una revista web para la que redacté unos comentarios que reproduzco con el ánimo de destacar lo buen periodista que fue y la solidaridad que caracterizó a Miranda.
A continuación, lo que escribí:
Pepe Miranda fue un buen periodista, un buen maestro y un buen amigo de sus amigos. Crítico, muy crítico, mordaz, sarcástico, José Miranda Virgen, nacido en la costa veracruzana, en Palma Sola, estudió para profesor -profesión que ejerció al ser maestro de Inglés- pero nació para ser periodista. Lo conocí en los ochenta, en los pasillos del Palacio de Gobierno, antes de que fuera candidato a la gubernatura Fernando Gutiérrez Barrios.
Ya había sido reportero en El Sol de México y jefe de Prensa al inicio del gobierno de Rafael Hernández Ochoa. Después regresó a la Ciudad de México. En la recta final de Acosta Lagunes como gobernador, Pepe Miranda decidió regresar a hacer periodismo en Veracruz, inicialmente reporteando.
Un atrevido colega, joven por aquel entonces, delante de otros reporteros que nos reuníamos en los pasillos del Palacio de Gobierno para obtener entrevistas, le preguntó:
-¿Maestro, hasta qué edad debe un periodista reportear?
-No hay una edad límite para eso, respondió sin molestarse.
Empecé entonces a tratar a Pepe Miranda, el agudo columnista, el bohemio, el experto bailador de salsa, quien en su Combi nos daba el ride. Miranda era lectura obligada, pues en su columna Tiempo al Tiempo y después en El Espejo del Poder, siempre manejó temas de interés, lo mismo denunciando a políticos corruptos que la incipiente relación de funcionarios veracruzanos con narcotraficantes.
Precisamente, poco antes de su muerte, ocurrida en octubre de 2002, Miranda estaba tocando el tema de la colusión de jefes policiacos de Veracruz con capos de la droga y también había sido mordaz al abordar el tema de cómo se manejaba el dinero público. La madrugada del 11 de octubre de ese año una explosión ocurrida en su departamento de Boca del Río lo dejó malherido y días después falleció.
La versión oficial fue que su estufa explotó al prepararse un café, pero las autoridades nunca pudieron aclarar por qué las partes de su cuerpo más dañadas fueron pies y piernas, y no su tórax o cara. En su caso, como en el de muchos otros colegas asesinados, la justicia es materia pendiente.
Hoy, Pepe Miranda es recordado como el gran periodista que fue y con el paso de los años su figura seguirá creciendo. Por mi parte, le guardo un agradecimiento eterno al haber intervenido, sin petición de parte, sólo porque así lo consideró oportuno al enterarse de mi decisión, para que yo no renunciara, por ahí del 2000, al Diario de Xalapa.
-Tú eres del Diario de Xalapa, no puedes salirte del periódico, argumentó a las puertas de donde vivía, hasta donde fue a buscarme. Tiempo al tiempo -como él diría- y unos años después pude ser director del Diario.