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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Más promesas para Veracruz
Miguel Molina
23 de enero de 2020
alcalorpolitico.com
Quién sabe cuántas veces hemos oído la misma declaración: la Administración Portuaria Integral de Veracruz (Apiver) anunció que a mediados de año quedará lista la bodega para almacenar el coque que llega al recinto portuario.
 
Desde hace casi ocho años, el mendaz Juan Ignacio Fernández Carbajal – ahora ex director general de la empresa – prometió que haría algo para impedir que el polvo que arrastran los vientos del puerto afectara las colonias del norte de la ciudad de Veracruz. No cumplió, pero inventó toda clase de mentiras.
 
Primero declaró que el coque no afecta la salud, y después aseguró que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente supervisaba el manejo adecuado, el almacenamiento y el traslado del mineral. Tampoco era cierto. Lo único cierto es que las autoridades federales y las estatales lo dejaron hacer lo que quería, en nombre de un desarrollo que crece destruyendo lo que encuentra a su paso.
 

Otros funcionarios cuyos nombres se ha tragado la historia también se burlaron de los veracruzanos: ofrecieron hace casi ocho años reforestar la zona ampliada del puerto con robles, cedros, guásimas, jatrofas, palos amarillos y palmas, pero no dijeron cuándo iban a plantar los cinco mil árboles que prometieron. Nadie ha hecho nada.
 
No contaban con el juez federal en Boca del Río, quien recibió una queja de quienes viven en las colonias afectadas y ordenó al Presidente de la República y a las secretarías de Salud, de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de Comunicaciones y Transportes, y la Procuraduría Federal de Protección Ambiental que intervengan en el caso, y mandó que Apiver responda "de manera expresa y clara" si es cierto que no hay bodega para el coque y si deposita el mineral al aire libre. Tal vez ahora no van a mentir.
 
Pero siguen prometiendo. Ahora vino Miguel Ángel Yáñez Monroy, nuevo director general de Apiver en sustitución de Fernández Carbajal, y ofreció que para mediados de año estará lista la bodega etcétera. Según el nuevo funcionario, no ha habido contaminación porque hace más de un año que no llega coque al puerto.
 

Si Apiver no cumple, multarían a la empresa con un par de millones de pesos, nada en comparación con lo que gana el negocio. Mientras tanto, los que se burlaron de los veracruzanos seguirán yendo a tomar el café como si no hubiera pasado nada. Porque no pasó nada.
 
Como ya se dijo en este espacio, limitadas por leyes deficientes que les impiden actuar por iniciativa propia, las instituciones que deben proteger el ambiente del estado y del país hacen como que hacen y terminan invocando la letra de la ley sin pensar en su espíritu. No pueden intervenir porque hay un fuero o hay otro. Los problemas ambientales siempre son asunto de otro, aunque a fin de cuentas nos van a joder a todos. Nadie se hace responsable. Y ya.
 
La intolerancia llama...
 

Quizá animados porque en Orizaba y en Coatzacoalcos pudieron interrumpir foros de información sobre cambios en el Código Civil de Veracruz, los ultraconservadores convocaron a organizaciones de simpatizantes, a empresarios y comerciantes, a iglesias evangélicas y a familias en general a tomar el Palacio Legislativo para evitar que el Congreso reconozca los matrimonios entre personas del mismo sexo.
 
Si los grupos religiosos impiden que los diputados y los empleados del Congreso entren al recinto, no solamente van a violentar el proceso legislativo, sino que van a provocar al gobierno en general y al Congreso en particular, y sobre todo van a retar a los diputados y a otros veracruzanos que apoyan o promueven la reforma a la ley. No es poca cosa.
 
La intolerancia es mala consejera, y más cuando un grupo pretende imponer a otros su manera de pensar, sus creencias religiosas y una actitud que excluye a quienes no piensan como ellos. La visión que los intolerantes tienen del mundo impide que entiendan que el matrimonio entre parejas del mismo sexo va a ser legal pero no va a ser obligatorio para todos. Tan sencillo.