29 de octubre de 2025
alcalorpolitico.com
Vaya que ha cambiado la forma de ejercer el poder en México, luego de que López Obrador lo ejerció al máximo, acaso más que Salinas de Gortari.
Y para seguir teniéndolo -no con la misma fuerza, pero sà una buena parte- le conviene que el poder esté fragmentado.
Y como generalmente se hace lo que se ve que sucede en la parte alta del mando, pues observamos que ahora es ejercido en forma diferente.
Por ejemplo, los polÃticos de Morena ven que la presidenta Claudia Sheinbaum trae corto y a golpes mediáticos al presidente de la Junta de Coordinación PolÃtica del Senado, Adán Augusto López, pero no puede hacer que renuncie.
Y acá nos enteramos que la gobernadora RocÃo Nahle le salió respondona a la Presidenta, pero hasta ahora no ha podido hacer nada efectivo en contra de quien quisiera lejos de Morena -ya lo habrÃa expulsado si fuera decisión suya-, el senador Manuel Huerta.
Aquà también se da el hecho de que, por primera vez en la historia, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia y por lo tanto representante del Poder Judicial, Rosalba Hernández, no es quien manda, sino que el poder lo sigue teniendo la expresidenta del TSJ, Lisbeth Aurelia Jiménez, porque asà lo autorizó y quiso la Gobernadora y la magistrada Hernández no puede o no quiere asumir las funciones que le corresponden.
Por cierto, ¿el exsecretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros ya ve débil a Nahle a menos de un año de su gobierno?
La pregunta surge porque Patrocinio estaba en una especie de exilio, luego de que le disputó a la ahora Gobernadora -sin posibilidad alguna de ganar- la candidatura interna a la gubernatura y tuvo que irse del Estado.
De mi cuenta corre que se vaya de Veracruz, trascendió que advirtió Nahle al reunirse con los otros aspirantes locales a la candidatura de Morena, que sin mucho chistar se alinearon con la en ese entonces todavÃa secretaria de EnergÃa. Hay que recordar que Cisneros fue hechura de Nahle, pero un dÃa decidió rebasarla y hacerla a un lado.
Y Patrocinio se fue... pero ha estado regresando, cada vez con mayor desparpajo. ¿La percibe débil o vulnerable ante los múltiples problemas que enfrenta, agravados por la desgracia de las inundaciones, y que la hacen estar enojada ahora no solo en el ámbito privado sino en el público?
Lo que no ha cambiado es el comportamiento y justificación de los polÃticos.
Ante el temor por lo que representa un proceso de votación para decidir si un gobernante -a la mitad de su periodo para el que fue electo- se va o permanece en el cargo, Nahle recurre a patrañas.
Acusa a enemigos que no precisa quiénes son -¿es más fuego amigo que enemigo?-, solo los llama carroñeros.
Dice enojada que fue electa para ser gobernadora hasta 2030, o sea, descalifica la revocación de mandato, por lo que como casi todos los polÃticos de México padece a conveniencia de desmemoria.
Se le olvida que en abril de 2022 fue a Coatzacoalcos y, acompañada del alcalde Amado Cruz y de las entonces diputadas Eusebia Cortés y Tania Cruz, gustosa votó para que López Obrador continuará como presidente, porque consideró ese proceso como democrático.
Hoy, porque tal vez se siente insegura, porque ha visto las encuestas que la han colocado en los últimos lugares de los gobernadores, porque se ha dedicado a crear enemigos en todas partes y de todos los niveles o vaya usted a saber la verdadera razón, no quiere verse sometida a la evaluación de los veracruzanos.
¡Lo que hace tres años era democracia hoy es asunto de carroñeros!
¿Cómo la ve, qué le parece lector?
Y para seguir teniéndolo -no con la misma fuerza, pero sà una buena parte- le conviene que el poder esté fragmentado.
Y como generalmente se hace lo que se ve que sucede en la parte alta del mando, pues observamos que ahora es ejercido en forma diferente.
Por ejemplo, los polÃticos de Morena ven que la presidenta Claudia Sheinbaum trae corto y a golpes mediáticos al presidente de la Junta de Coordinación PolÃtica del Senado, Adán Augusto López, pero no puede hacer que renuncie.
Y acá nos enteramos que la gobernadora RocÃo Nahle le salió respondona a la Presidenta, pero hasta ahora no ha podido hacer nada efectivo en contra de quien quisiera lejos de Morena -ya lo habrÃa expulsado si fuera decisión suya-, el senador Manuel Huerta.
Aquà también se da el hecho de que, por primera vez en la historia, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia y por lo tanto representante del Poder Judicial, Rosalba Hernández, no es quien manda, sino que el poder lo sigue teniendo la expresidenta del TSJ, Lisbeth Aurelia Jiménez, porque asà lo autorizó y quiso la Gobernadora y la magistrada Hernández no puede o no quiere asumir las funciones que le corresponden.
Por cierto, ¿el exsecretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros ya ve débil a Nahle a menos de un año de su gobierno?
La pregunta surge porque Patrocinio estaba en una especie de exilio, luego de que le disputó a la ahora Gobernadora -sin posibilidad alguna de ganar- la candidatura interna a la gubernatura y tuvo que irse del Estado.
De mi cuenta corre que se vaya de Veracruz, trascendió que advirtió Nahle al reunirse con los otros aspirantes locales a la candidatura de Morena, que sin mucho chistar se alinearon con la en ese entonces todavÃa secretaria de EnergÃa. Hay que recordar que Cisneros fue hechura de Nahle, pero un dÃa decidió rebasarla y hacerla a un lado.
Y Patrocinio se fue... pero ha estado regresando, cada vez con mayor desparpajo. ¿La percibe débil o vulnerable ante los múltiples problemas que enfrenta, agravados por la desgracia de las inundaciones, y que la hacen estar enojada ahora no solo en el ámbito privado sino en el público?
Lo que no ha cambiado es el comportamiento y justificación de los polÃticos.
Ante el temor por lo que representa un proceso de votación para decidir si un gobernante -a la mitad de su periodo para el que fue electo- se va o permanece en el cargo, Nahle recurre a patrañas.
Acusa a enemigos que no precisa quiénes son -¿es más fuego amigo que enemigo?-, solo los llama carroñeros.
Dice enojada que fue electa para ser gobernadora hasta 2030, o sea, descalifica la revocación de mandato, por lo que como casi todos los polÃticos de México padece a conveniencia de desmemoria.
Se le olvida que en abril de 2022 fue a Coatzacoalcos y, acompañada del alcalde Amado Cruz y de las entonces diputadas Eusebia Cortés y Tania Cruz, gustosa votó para que López Obrador continuará como presidente, porque consideró ese proceso como democrático.
Hoy, porque tal vez se siente insegura, porque ha visto las encuestas que la han colocado en los últimos lugares de los gobernadores, porque se ha dedicado a crear enemigos en todas partes y de todos los niveles o vaya usted a saber la verdadera razón, no quiere verse sometida a la evaluación de los veracruzanos.
¡Lo que hace tres años era democracia hoy es asunto de carroñeros!
¿Cómo la ve, qué le parece lector?