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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Hablar sobre las elecciones
Miguel Molina
12 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
Esta semana aprendimos que hay tres Méxicos que son cuatro. Fue un martes lleno de lloviznas y aguaceros. Pero ni el agua ni las pocas tentaciones del verano londinense impidieron que se reunieran unas cien personas que querían hablar sobre las elecciones presidenciales de México desde la perspectiva que permite la distancia.
 
Nosotros fuimos. Si uno camina de la estación del metro Hyde Park Corner hacia la residencia del embajador mexicano y cruza la calle, llega a Canning House, un edificio de estilo georgiano en el centro de Belgravia.
 
En esa zona viven - entre otros el embajador de México- el magnate Roman Abramovich, la ex primera ministra Margaret Thatcher, la actriz Joan Collins, el compositor Andrew Lloyd Webber y la modelo Elle MacPherson, pero uno sabe que no los va a encontrar porque ellos no caminan bajo la lluvia y porque tal vez no les interesa mucho lo que pase en México...
 
Pero al final de la lluvia están Denise Holt, embajadora británica en México entre 2002 y 2005; el profesor Kevin Middlebrook, del Instituto de las Américas; Rodrigo Aguilera, editor para América Latina en la Unidad de Inteligencia de The Economist, y Lord (David) Brennan, el presidente de Canning House, una institución que lleva más de medio siglo promoviendo el entendimiento entre la cultura británica y las de América Latina y la Península Ibérica.
 
Rodrigo Aguilera, editor para América Latina en la Unidad de Inteligencia de The Economist, dijo que hay tres Méxicos. El primero es un México anticuado, bajo la influencia de los sindicatos y otros actores del poder. El segundo México funciona según los intereses creados de sectores protegidos de la competencia extranjera. El tercer México floreció con el Tratado de Libre Comercio.
 
Pero Aguilera ve un cuarto México, un país en el que microempresas, y pequeñas y medianas de baja productividad operan de manera informal. Todos sabemos qué es eso.
 
Y uno sabe que en uno de esos Méxicos se tiene que producir un acuerdo que permita al país seguir funcionando. Por lo pronto la embajadora Holt advierte que los mercados no se han alterado en las últimas dos semanas pese a las protestas.
 
La diplomática - que no habló a nombre del gobierno - coincide con sus colegas: se necesitan reformas, y un eventual gobierno de Peña Nieto tendrá que hacer una alianza PAN/PRI en el Congreso para concretar las reformas constitucionales prometidas y necesarias porque las reformas son difíciles, no importa quién este en el poder.
 
Pero aunque que muchos ven la victoria del PRI como algo natural - dice la señora Holt - la inquietud va a seguir durante algún tiempo.
 
Tal vez sea porque, como apunta el profesor Kevin Middlebrook, del Instituto de las Américas, las campañas despertaron poco entusiasmo, y siempre gana quien está mejor organizado.
 
Según el análisis del profesor Middlebrook, Andrés Manuel López Obrador recibió más votos de los que le daban las encuestas pese a que el Partido de la Revolución Democrática sea una organización fraccionada; la campaña de Josefina Vázquez Mota fue tan gris y desordenada que llevó al Partido Acción Nacional un estado de confusión y de acusaciones mutuas.
 
Un eventual gobierno de Peña Nieto - dijo el profesor Middlebrook - tiene ante sí los retos de la violencia del narcotráfico y el cumplimiento de las promesas que hizo durante la campaña, además de garantizar que su triunfo no representa un retorno del viejo PRI. No es poca cosa.
 
Y Rodrigo Aguilera dice que hay otros retos. En el sector energético, el próximo presidente tendría que seguir el ejemplo de la brasileña Petrobras, que logró incorporar sin muchos problemas la inversión privada a una empresa estatal para hacerla eficiente.
 
En el terreno laboral, el próximo gobierno tendría que flexibilizar el mercado de trabajo y respetar al mismo tiempo los derechos de los sindicatos, establecer tribunales independientes que solucionaran los conflictos de competitividad, fortalecer la red nacional bancaria de desarrollo (es decir, ofrecer créditos a empresas de todo tipo) y promover una reforma fiscal para hacer frente a los problemas financieros del país, enumera el editor de The Economist.
 
Pero no se ha intentado hacer una reforma educativa - que también es algo necesario - y ha habido poco avance en la reforma política. No se ha acabado con la corrupción. No es muy probable que se reforme el mercado laboral, y la estrategia del PRI contra la violencia del narcotráfico no es muy diferente de la del PAN. Los números de Aguilera ilustran el tamaño del problema.
 
Y cuando llegan las preguntas, Aguilera piensa uno de los problemas más serios será abrir a la inversión privada empresas paraestatales como PEMEX, porque muchos se oponen porque temen que pase lo que pasó con TELMEX...
 
En todo caso, señala la embajadora Holt, quien antes de retirarse del servicio exterior fue embajadora en España y en Andorra, lo importante es que el próximo presidente tenga claro qué es lo que quiere hacer y cuál va a ser su legado.
 
Los asistentes - en su mayoría estudiantes mexicanos, aunque también hay estudiantes británicos y al menos dos periodistas - tienen mucho que decir, aunque a la hora de hablar no son muy lógicos ni concisos.
 
Uno siente la indignación de los otros, su impotencia, sus ganas de hacer algo y no saber qué hacer... Muchos son integrantes del movimiento #Yosoy132. Alguien menciona la Primavera Árabe. Pero eso es definitivamente otra cosa. Y el tiempo se acaba.
 
Lord Brennan toma el micrófono y explica que la Primavera Árabe se debió a que los pueblos de la zona estaban en una posición extrema y hubo factores que contribuyeron a detonar la situación. No es el caso de México.
 
Y sostiene que más vale pedir perdón que pedir permiso cuando dice que hay que tener presente que la gente no vota por alguien sino contra alguien, aunque no dice contra quién votó la gente en estas elecciones.
 
A los muchachos agitados y molestos les dice que lo que necesita la izquierda - de hecho cualquier partido - es suficientes acciones públicas para convencer a los que no son ni de izquierda ni de derecha.
 
Como señala Lord Brennan, muchos de los presentes eran niños la última vez que el PRI estuvo en el poder, y todos sabemos que la realidad terminará por imponerse, aunque nos resistamos a darnos cuenta. Pero siempre queda la esperanza de que sólo quien sueña puede cambiar a un país.
 
Se dijo eso y más. Y sigue lloviendo cuando salimos. Y seguimos hablando sobre las elecciones.
 
POSDATA: Javier Hernández Candanedo todavía era presidente electo cuando le pedí que ayudara a los misantecos a vivir una vida sin ruido. Su respuesta me pareció seria cuando me dijo que haría lo que estuviera en sus manos para acabar con la bulla que envuelve al pueblo.
 
Ha pasado casi año y medio, y Misantla sigue llena de ruido. Quiero provechar estas líneas para recordarle al alcalde que es obligación suya ver que quienes hacen ruido dejen de hacerlo. La ley lo hace responsable. Y muchos misantecos también.