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Sección: Estado de Veracruz

Las próximas elecciones apuntan hacia el resurgimiento veracruzano (II)

- La oposición se potencia con el activismo local de partidos y grupos con probado liderazgo regional

- La suma de votos para senadores y diputados darán margen de maniobra al gobierno de Pepe Yunes

- Acuerdo cada vez más evidente, entre MC y Morena no logrará dispersar el voto opositor real

Víctor A. Arredondo 09/05/2024

alcalorpolitico.com

Frente a la seria amenaza de que nuestro país regrese a las peores prácticas políticas del siglo pasado, la ciudadanía mexicana despertó para oponerse a un absurdo retroceso democrático en pleno siglo XXI. Que quede claro, de seguir la tendencia marcada por AMLO, se trataría de una regresión caracterizada por la obsesión hacia el unipartidismo, el autoritarismo respaldado en el ejército, el presidencialismo vertical y concentrador del poder, la represión-extorsión a la oposición o de formas distintas de pensar, la supresión de poderes soberanos e instituciones y organismos autónomos, la polarización social como estrategia electoral, así como la alianza coyuntural de Morena con políticos impresentables y grupos transgresores de la ley. Esto significaría llevar a nuestra nación a la debacle social y a un ejercicio sectario y abusivo del poder que no tiene empacho en usar cualquier medio para mantener el control político en el país o usarlo como empresa económica rentable.

En el caso de Veracruz, el evidente fracaso del gobierno actual se refleja en el hecho de que la propaganda central de la coalición de Morena -con tres partidos de mínima presencia electoral- se limita a los programas sociales. Ante la falta de logros, la promoción del voto de esa coalición oficial ha necesitado recurrir a un mensaje amenazante: “si no votas por nosotros, perderás la continuación del beneficio monetario que ofrecen los programas sociales”. Sin embargo, a la gente le ha quedado claro que no sólo se mantendrán, ya que están garantizados constitucionalmente, sino que habrán de administrarse de manera transparente, con reglamentos claros, listas públicas de beneficiarios e incorporando otras acciones de soporte para la superación integral de la población.

Como ya se ha comentado en otra serie de artículos publicados en Al Calor Político (Discurso político, gestión pública y resultados gubernamentales), la mera repartición de dinero sin las indispensables acciones de empoderamiento de la gente mediante servicios educativos, de salud y alimentación de alta calidad para todos, mantiene la marginación social, la dependencia improductiva, la pérdida de autoestima y autoeficacia, así como el conformismo que frena el desarrollo de ciudadanos plenos. Por el contrario, los programas sociales deben incentivar la aspiración social hacia una convivencia sana, armónica, productiva, inspiradora, creativa y no sólo a una mejora monetaria, sobre todo cuando se debilita con el alza continua de los costos de servicios básicos. La drástica reducción actual de la inversión pública en educación, salud, producción alimentaria e infraestructura física, salvo en las onerosas mega obras conocidas de este sexenio, se ha utilizado para financiar los nuevos programas de becas y apoyos monetarios, cuyos beneficios se pierden porque los costos de esos servicios se han trasladado al bolsillo de la gente. Es conocido que, en Veracruz como en el resto del país, la población enfrenta, en lugar de la gratuidad de los servicios básicos, costos escolares más altos, igual que en hospitales y clínicas, en materiales de tratamiento y medicinas, en alimentos y en viviendas, en energía eléctrica, en el pago de prediales, así como condiciones decadentes en nuestras vías de comunicación, de acceso al agua, de apoyo al campo, de urbanización y de seguridad pública.



La escasa oferta política y exiguos resultados del partido en el poder, contrasta con la crítica bien sustentada de la oposición real sobre las evidentes fallas del actual gobierno; pero, sobre todo en su visión clara sobre lo que Veracruz necesita. Ese contraste abismal se debe a que los cuadros políticos y de administración pública de la oposición real son visiblemente superiores. La proclividad de AMLO y de sus más fieles seguidores de recurrir a la “lealtad hacia el líder para la asignación de encargos públicos”, dejaba claro que la desobediencia y la eficacia innovadora se castigarían con la expulsión de ese paraíso llamado poder público. Al no seleccionar a los servidores públicos con base en su destacada trayectoria y experiencia en la entrega de resultados, quedó desnudada la incompetencia de Morena, así como su deficiente convocatoria social por la falta de premisas sólidas, convincentes, más allá del trillado mensaje del “combate al conservadurismo neo-liberal”.

Si en algo se distinguen los conservadores es que no creen en la liberación del pueblo a partir de una sólida educación y cultura que les permita vencer la ignorancia y tomar el control de sus vidas para asegurar un destino promisorio. Morena no tiene nada que presumir al respecto, su despecho por ambos rubros al dejarlos en el abandono, así como su inclinación por el autoritarismo, ubica a ese partido en el oscuro rincón histórico del conservadurismo nacional, por más que se autonombren liberales. Y si alguien en ese partido piensa que sus cuestionables libros de texto son un factor de superación, conviene que se pongan a estudiar, porque la promoción del resentimiento social en la niñez y la juventud no conduce más que a la frustración y al desarrollo de complejos de inferioridad. Nuestros niños y jóvenes, en particular las mujeres, necesitan herramientas, conocimientos y una formación sólida en valores que despierten su máximo potencial para que se conviertan en dueños de su propio destino, bajo un referente social de armonía y solidaridad comunitaria.

El agrupamiento ciudadano que se suma cada día al proyecto de Pepe Yunes y de las distintas candidaturas a senadores y diputados de la oposición real en las distintas regiones veracruzanas, es resultado del auténtico convencimiento de que se trata de la mejor opción política y de gobierno para nuestro estado. El llamado al voto basado en la amenaza del cierre de los programas sociales ha perdido terreno conforme la población se convence de que lo que realmente está en juego en las próximas elecciones del 2 de junio, es el rumbo y liderazgo de Veracruz.



Y cuando se habla de la oposición real, queda claro que Movimiento Ciudadano está jugando un papel reprochable. Por un lado, aparentó denunciar las fallas del gobierno de AMLO, al mismo tiempo que se prestó para apoyar la maniobra electoral que le conviene a Morena, la de dispersar y aminorar el voto acumulado de la oposición. Y no es creíble su excusa y la de Morena de que con el “PRIAN” no van ni a la esquina, porque una significativa proporción de sus miembros y directivos proviene de esos dos partidos y del PRD. Nadie cree la premisa infantil, pseudo-religiosa, de que los “malos políticos” de esos tres partidos se redimen una vez que se arrepienten de su origen partidista y que, al adoptar las “doctrinas” de MC y Morena, que no parecen mostrar fundamentos sólidos ni congruencia, se convierten milagrosamente en “buenos políticos”. No es de extrañar que miembros de ambos partidos que utilizan el pensamiento crítico se sigan sumando, en Veracruz, al proyecto de Pepe Yunes. Los deslindes de ese tipo, además de entendibles, dejan ver que ya no es tan fácil darle atole con el dedo a la nueva clase política ni a la ciudadanía, porque muy a pesar del oficialismo, está más informada de lo que suponen y quisieran.


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Artículos de esta serie:
Las próximas elecciones apuntan hacia el resurgimiento veracruzano (I)
Las próximas elecciones apuntan hacia el resurgimiento veracruzano (II)
Las próximas elecciones apuntan hacia el resurgimiento veracruzano (III)
Las próximas elecciones apuntan hacia el resurgimiento veracruzano (IV)
Las próximas elecciones apuntan hacia el resurgimiento veracruzano (V)