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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
No le respondieron a Monreal
Miguel Molina
25 de noviembre de 2021
alcalorpolitico.com
Otra vez, todavía, los ultrajes a la autoridad siguen siendo noticia. Lo más reciente fue que el senador Ricardo Monreal – ni más ni menos que coordinador de Morena en la Cámara Alta – denunció que en Veracruz se violan los derechos humanos con el pretexto de que hay personas que se oponen a ser detenidas, con razón o sin ella. "Es una arbitrariedad", dijo Monreal.
 
No respondieron a su declaración. Cuando mucho le dijeron que no se meta en asuntos que no son de su estado. La reacción del gobierno de Veracruz daría risa pero da tristeza. "Yo creo que más que voltear a Veracruz debe voltear a Zacatecas, que es su tierra natal, que es donde hay muchísimas violaciones en todos los sentidos y muchísima violencia", declaró el secretario de Gobierno Eric Cisneros Burgos. ¿Y los ultrajes de la autoridad en Veracruz?
 
El gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, pronunció algunas generalidades y anunció que se revisarían casos como el de los seis jóvenes que fueron detenidos en septiembre y encarcelados en Xalapa por ultrajes a la autoridad, como si el Ejecutivo tuviera que ver en asuntos judiciales. "Se garantiza el derecho de los presuntos responsables a presentar sus pruebas", dijo el ingeniero García Jiménez, ignorando que lo que se tiene que probar es la culpabilidad y no la inocencia.
 

Otra cosa que las autoridades veracruzanas parecen ignorar – o no les importa – es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con todas sus mayúsculas, declaró que el delito de ultrajes a la autoridad violenta el espíritu de la ley y por tanto era ilegal en el caso de la reforma legal que aprobó el Congreso de la Ciudad de México en marzo de hace cinco años.
 
El meollo del asunto de los ultrajes a la autoridad es que toda persona "debe tener la certeza de cuál es el comportamiento prohibido y cuál es el permitido", y no se vale si eso sólo se puede determinar – o interpretar – después de que interviene la autoridad, según los ministros de entonces, que analizaron el tema sin demora y sin prejuicio, y se pronunciarán sobre la ley veracruzana tarde o temprano.
 
Y entonces vino Monreal y dijo lo que dijo. La mejor respuesta que le dieron es que se va a investigar lo que pasó hace dos meses. Nadie dijo nada que contradijera o explicara al senador lo que está pasando en el estado. Pero quién sabe. La propia Comisión Estatal de Derechos Humanos (quien con otros organismos y organizaciones recurrió a la Suprema Corte para que confirmara que lo que fue ilegal en el Estado de México es ilegal en el de Veracruz) no ha actuado en ninguno de los casos que alarmaron al senador Monreal.
 

No hay caso alguno
 
No hacen falta detalles. Seis muchachos fueron detenidos por ultrajes a la autoridad, que fue la que decidió que se habían cometido ultrajes, aunque ninguna de sus ofensas aparece en los videos del episodio. Hay otros casos. Pero para la Comisión Estatal de Derechos Humanos no hay caso alguno. "Es que no han presentado ninguna queja", dice Namiko Matzumoto, presidenta de la comisión.
 
En la medida en la que las personas que consideren que se han vulnerado sus derechos humanos acudan a la Comisión, "en ese momento tendrán la inmediata respuesta oficial... No es el caso, no tenemos queja", dijo en conferencia de prensa, como si su responsabilidad estuviera reducida a sentarse y esperar que alguien venga a querellarse.
 

Pero no es así. La ley obliga a la comisión a investigar incidentes que violen los derechos humanos, como lo explica el artículo siete de la Ley de Derechos Humanos del estado:
 
(Son atribuciones de la Comisión) Iniciar de oficio la investigación de actos u omisiones graves, o de lesa humanidad, presumiblemente violatorios de los derechos humanos, de los que tenga conocimiento por cualquier medio (...), etcétera.
 
Nadie les dijo. Tal vez nadie se había dado cuenta.
 

Desde el balcón
 
Los árboles se están quedando sin hojas y el crepúsculo es frío. Uno se detiene un momento a pensar en la palabra crepúsculo (luscofusco en gallego), y no llega a ninguna parte. El vecino toca el piano con menos ánimo que otras veces, como si no supiera qué quiere tocar, y de pronto calla. Uno siente que está donde debe estar, y mira el cielo gris y siente la brisa. De aquí soy, piensa uno.
 
Uno es de todas partes, aunque no todos piensen lo mismo. Pero sobre todo uno es de donde está, porque uno no es de donde quiere sino de donde puede. Toma un sorbito de malta y piensa en quienes argumentan que fulano o zutano o Gutiérrez Luna hagan campaña en Veracruz porque toda su carrera política la hizo en otra parte.
 

Uno toma otro sorbito porque recuerda a Rafael Hernández Ochoa (que sin embargo fue diputado federal por Misantla antes de ser gobernador), a Agustín Acosta Lagunes, a Patricio Chirinos Calero, a Fernando Gutiérrez Barrios, que hicieron su carrera política en México y terminaron gobernando el rinconcito de patria donde ahora hacen su nido las olas del mal. Y toma otro sorbito de malta para olvidar, o para no seguir pensando. Y luego otro.