Las revueltas políticas pasaron, como siempre, de las calles a los escritorios de los políticos. De lo que en principio se vislumbraba como una posible guerra civil a lo que ahora muchos analistas califican de una remota pero posible conflagración mundial. De la revolución en las calles a los discursos desde las oficinas.
 
El pasado domingo 16 de marzo, los crimeos sometieron a referéndum el futuro de dicho territorio. Los resultados: más del 95% de los votantes se inclinaron por la anexión a Rusia. La comunidad internacional observa con cierta impotencia cómo la República Autónoma de Crimea se va separando de Ucrania. Muchos analistas internacionales se estaban preparando para lo inevitable: ver a Crimea bajo dominio ruso por un buen tiempo, ya sea por años e inclusive décadas.
 
Para el día 21 de marzo se tiene previsto que Vladimir Putin firme una ley que anexiona no sólo de hecho sino de derecho[i] a toda la península de Crimea. Mientras tanto, la Unión Europea (UE) firmó con el gobierno interino de Ucrania la parte política del acuerdo de asociación[ii]. Asimismo la UE continúa con las sanciones –prohibiciones de viaje y bloqueos de cuentas bancarias- al círculo cercano del mandatario ruso.
 

El intento de mediación de Alemania, Polonia y Francia en Kiev, en febrero de este año, terminaron deteriorando las relaciones con Rusia por su falta de cálculo ante las potenciales implicaciones en las negociaciones con el ex presidente Yanukovich. Ellos habrían debido reflexionar sobre el efecto que un golpe de Estado tendría sobre Crimea –y también en este de Ucrania-. Ellos no incluyeron a Rusia en las negociaciones lo que evitó llegar a un acuerdo desde el inicio. Los ‘negociadores’ se confiaron demasiado. Días después de la firma del ‘pacto’, el señor Yanukovich huyó a Rusia e inmediatamente fue destituido por el parlamento ucraniano. Acto seguido, en el seno del parlamento de la República Autónoma de Crimea se comenzaron a fraguar ideas sobre independencia.
 
Sin duda alguna, los roles que juegan la Unión Europea y sus estados miembros son muy importantes pues los problemas de Ucrania sólo se resolverán en gran parte por lo que haga o deje de hacer Bruselas. Por ello es menester entender qué han hecho particularmente los estados miembros de la UE así como las acciones realizadas en el seno de la UE aunado a la participación de sus ‘aliados’.
 
Alemania
 

Desde el principio del conflicto, la canciller alemana, Angela Merkel, ha alentado a todas las partes involucradas –Rusia incluida- a seguir con la negociación para suavizar los problemas. Por otro lado, se ha manifestado a favor de una transferencia rápida de las primeras ayudas de la Unión Europea a Ucrania[iii]. Pero el gobierno alemán juega con una navaja de doble filo.  Para ellos lo más importante es tenderle la mano a Ucrania y no criticar la composición del gobierno provisional ucraniano[iv].
 
La posición alemana se presenta como una de las más mesuradas pues ante la cancelación de la cumbre del G-8 en Sochi en junio de este año, Alemania sigue promoviendo los contactos con Rusia. "No hay novedades en lo relativo al G8", explicó Merkel. "Más allá de eso no se tomó ninguna decisión", explicó. De acuerdo con el diario alemán Deutsche Welle, la visión de la canciller contrasta con la del ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, según el cual Rusia fue suspendida del grupo de las principales naciones industrializadas del mundo[v].
 
Las sanciones a Rusia perjudicarían a Alemania
 

La clase empresarial e industrial en Alemania se encuentran alertas ante las posibles amenazas que supondría imponer sanciones económicas a Rusia. Moscú plantearía una ley de expropiación.
 
De acuerdo con Observatory of Economic Complexity[vi], 61.23% de las exportaciones rusas se destinan a Europa[vii], Alemania representa el 6.28% del total de las exportaciones rusas. Del mencionado 6.28% que Rusia exporta a Alemania, más del 60% representa petróleo crudo. Por otro lado, las exportaciones alemanas a Rusia representan un 3.22% en donde más del 55% de sus exportaciones representan máquinas y equipos para el transporte, es decir, productos con valor agregado. Las relaciones  comerciales y el flujo de capitales entre Alemania y Rusia es sensible y con esa misma sensibilidad el gobierno alemán está actuando.
 
Francia
 

Por otro lado Francia ha mantenido un papel que muchos califican de ‘agresivo’. El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, aseguró en esta semana que será necesario recurrir a la fuerza contra Rusia "si se superan ciertos límites" en la crisis de Ucrania. Deutsche Welle también menciona que el ministro francés abundó: "Por un lado aumentaríamos más las sanciones, lo que puede afectar a la economía, el corazón de la maquinaria rusa. En segundo lugar, si se superan ciertos límites, habría reacciones incluidas de fuerza. Ucrania ha decidido ya la movilización de gente, no podemos permitir ciertas cosas". Vale le pena reflexionar si realmente Francia estaría dispuesta a ir las armas por un vecino que se encuentra muy lejos de su competencia. Es destacable también en el contexto interior de Francia; Hollande se encuentra en los índices más bajos de popularidad desde que inició su mandato. Los franceses se encuentran más preocupados por la situación económica que ellos están padeciendo.
 
Asimismo en esta semana la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, realizó una visita de Estado en Francia en donde reunió con el presidente Hollande. Allí, la mandataria argentina hizo un llamado en que mencionaba que “si carece de valor el que ha hecho Crimea a escasos kilómetros de Rusia, mucho menos puede tener valor uno de una colonia de ultramar a más de 13.000 kilómetros de distancia (…) No se puede estar de acuerdo con la integridad territorial en Crimea y estar en desacuerdo con la integridad territorial en las Malvinas en la Argentina". Como este ejemplo han rebozado muchos más que los miembros de la comunidad internacional han esbozado de acuerdo a sus intereses[viii].
 
Reino Unido
 

Hace un par de semanas el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, realizó un discurso ante el parlamento de dicho país cuyo argumento principal se basó en las posibles sanciones que emitirá el Reino Unido en conjunto con los Estados miembro de la Unión Europea en caso de que los rusos se nieguen a retirar las tropas de las calles en la península de Crimea. Bueno, no sólo no se han retirado de las calles, Crimea y Sebastopol son ya territorios de la Federación Rusa.
 
El ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague ha prometido que “si a Rusia no se le puede convencer de que respete la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, entonces habrá otras consecuencias”. Estas ‘otras consecuencias’ pueden tomar diversas aristas, la primera sería el apoyo militar a Ucrania –algo que realmente muy pocos estarían dispuestos a hacer-, la segunda sería el apoyo a las medidas que se están tomando en las instituciones europeas –principalmente aislar políticamente a Rusia y golpearla económicamente-.
 
¿Y la Unión Europea?
 

A inicios de noviembre del año pasado[ix] el eurodiputado conservador polaco Pawel Robert Kowal fue entrevistado por el servicio de prensa del Parlamento Europeo, allí fue cuestionado sobre las futuras relaciones de Ucrania con Rusia en caso de que se firmara una acuerdo con la UE; su respuesta fue la siguiente: “El acuerdo apenas alterará las relaciones de Ucrania con Rusia. Abrirá nuevos canales comerciales para los rusos que hacen negocios allí, y les permitirá sentirse bienvenidos en la casa común de la UE. Siendo pragmática, Rusia propondrá nuevas relaciones económicas favorables a Ucrania cuando haya firmado el acuerdo”.
 
El acuerdo no fue firmado, una serie de protestas en la plaza Maidán se volvieron violentas, Yanukovich hizo uso de la fuerza pública para reprimir a los manifestantes a quienes tachó de ‘terroristas’. Para febrero  el presidente huyó a Rusia y el parlamento ucraniano lo destituyó, un nuevo gobierno interino ‘proeuropea’ tomó el poder, en la República Autónoma de Crimea comenzaron a manifestarse en contra del nuevo gobierno y surgió la idea de separarse de Ucrania, Rusia tomó el control de la península. Para marzo toda la península de Crimea se había integrado a Rusia.
 
Sin duda la opinión de un parlamentario europeo no representa la complejidad de opiniones en el Parlamento europeo y mucho menos en toda la Unión pero realmente cabe preguntarse si la UE había previsto todos estos escenarios.
 

En la resolución del parlamento europeo del 6 de febrero del presente año[x] ‘aplaudía’ el espíritu democrático del pueblo ucraniano que se estaba manifestando y condenaba al gobierno ucraniano por los actos de represión. Por otro lado instaba a Rusia a dejar que sus vecinos eligieran libremente su forma de gobierno y permitiera un acercamiento con la UE. Asimismo en su resolución del 27 de febrero instaban a la Unión Europea a hablar con una sola voz. De acuerdo a los visto anteriormente, esta resolución no se ha podido llevar a cabo porque dentro de la Unión ha habido divisiones. Las diferencias en la retórica alemana, británica y francesa son un claro ejemplo de ello. En su resolución del 13 de marzo, el Parlamento propone que agoten todas las vías diplomáticas y políticas posibles y también respalda la decisión que adoptó el Consejo Europeo[xi] sobre las sanciones políticas a Rusia. Increíblemente también “instan a los Estados miembros a que no hagan participar a sus empresas públicas en proyectos con empresas rusas que aumenten la vulnerabilidad europea”.
 
A comienzos de marzo el Alto Representante para Asuntos Exteriores de la UE[xii] propuso interrumpir las negociaciones con la Federación Rusa para la simplificación de la obtención de visado y deliberar sobre el rechazo de los visados de corta duración.
 
En una reunión extraordinaria, el 6 de marzo, el Consejo Europeo se reunió para tratar asuntos sobre Ucrania en la cual manifestaron que el referéndum que estaba por celebrarse en Crimea simplemente era ilegal por ir en contra de la Constitución de Ucrania. También condenaron la violación por parte de Rusia de la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Las sanciones no fueron el tema central de esta reunión. Para el día 21 de marzo se espera que la retórica cambie. Una vez anexada Crimea bajo el sistema normativo ruso, se espera que el Consejo rechace totalmente dicha anexión.
 

En el marco del G-7[xiii], los líderes de estos siete países realizaron un llamado a Rusia para que cesaren los esfuerzos para cambiar el estatus de Crimea. A este llamado también se suscribió la tanto la Comisión Europea como el Consejo de la Unión Europea[xiv]. Desde el principio el G-7 manifestó que no reconocería ningún resultado del referéndum.
 
¿Qué hacer? Posibles escenarios
 
Para llevar las negociaciones a buen puerto es menester conocer a profundidad las necesidades e intereses de todas las partes involucradas en el conflicto. Desgraciadamente hay discursos que son irretroactivos, también hay hechos irreversibles.
 

Quien ha presentado la actitud más prudente ha sido Alemania, son conscientes de la profunda relación que existe entre Rusia y varios países miembros de la Unión Europea. Todo el mundo conoce el as bajo la manga de los rusos: sus recursos energéticos. Rusia es el principal abastecedor de petróleo y gas natural; de acuerdo con datos de Eurostat, Rusia abastece con más del 30% a Europa. Es prioritario mantener los canales de conversación con los altos dirigentes rusos.
 
Pero la UE no puede quedarse con los brazos cerrados pero saben perfectamente que las sanciones que impongan no surtirán efecto en el corto plazo. La anexión de Crimea por parte de Rusia parece definitiva. Estabilizar la política y economía ucraniana es vital para todas las partes. Asimismo es prioritario entablar negociaciones con Rusia para que conflicto no vaya en escalada.
 
No puede ser posible que haya 28 voces diferentes sobre el problema ucraniano, es menester dotar de mayor poder a la Alta Representante que sea ésta quien negocie con los rusos.
 

Tengan por seguro que el poderoso ‘oso ruso’[xv] no dará su pata a torcer. Sus mandíbulas no serán cerradas hasta saciar su hambre.  Lo último que puede percibirse es que la UE vaya a la guerra por Ucrania al menos que alguien cometa otro error. En 2014 se cumple el 100° aniversario del inicio de la Primera Guerra Mundial, los europeos ya están cansados de las guerras, definitivamente las hostilidades no son una buena opción.