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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Le pregunté a Gutiérrez Barrios
Miguel Molina
7 de agosto de 2025
alcalorpolitico.com
Le pregunté a don Fernando Gutiérrez Barrios por qué no ofrecía conferencias de prensa con frecuencia. Es para no devaluar la palabra del gobernador, me dijo. Si yo hiciera declaraciones todos los días, llegaría el momento en que la gente se acostumbraría a oírme y le daría menos importancia a lo que yo dijera.

No me había dado cuenta. Tenía razón. Después – sobre todo en Gran Bretaña – comprobé que el hombre tenía razón: cuando quien manda aparece en la televisión, el país se detiene un momento para oír qué dice la cabeza del Estado.

Y años después pude ver la excepción que confirmaba la regla. Sobreviví a una mañanera. Todavía reposando en la cama, encendí la televisión y vi al que era presidente de México, y lo oí hablar y hablar y hablar sobre cosas que no valían la pena.


Después vino el abuso. Los periodistas somos – seguimos siendo, porque cuando el hombre se fue dejó a quien le cuidara el vocabulario – neoliberales, corruptos y corruptazos, hipócritas, racistas, clasistas, aspiracionistas, déspotas, rateros, deshonestos... Hay quien registró más de ochenta insultos a los medios y a quienes trabajamos en ellos.

En general, para el señor que se fue a su rancho, los medios son fantoches, hampa del amarillismo, chayoteros, pasquines, prensa fifí, amarillistas, mercenarios que muerden la mano que les quitó el bozal (sic). Nada era bueno si no hablaba bien de lo que hacía. Eso no era, ni puede ser sano. Si quien tiene el poder descalifica a los medios usando los micrófonos del gobierno comete un abuso. Pero de abusos está llena nuestra historia.

Podría ser la voz del expresidente
Cuando oí que la gobernadora de Veracruz hablaba de los miserables que llevaban a niveles de escándalo el asesinato de la maestra Irma Hernández en Álamo, entendí a quién se dirigía el mensaje. Es claro. Podría ser la voz del expresidente descalificando a quienes no piensan igual.


Y ahí está el error. Quien gobierna no manda a los ciudadanos. Puede dar órdenes a las instituciones – no todas, aunque ya no falta mucho para que eso pase –, pero no es señor, ni señora, de quienes votaron a su favor, ni mucho menos de quienes votaron en su contra. Quien gobierna es servidor público, para todos.

Se puede entender el tipo de presiones que tiene sobre sí quien gobierna un estado, y la frustración de quien no puede ofrecer seguridad. Pero es parte del trabajo. Censurar – de palabra o de obra – a quienes no están de acuerdo no resuelve nada. Los muertos recientes no son obra ni invención de los medios, cuyo deber es contar la historia de lo inmediato.

La descalificación descalifica a quien la emite, sobre todo si se usa para desviar la atención. Repito: Los muertos recientes no son obra ni invención de los medios, cuyo deber es contar la historia de lo inmediato. Les guste o no les guste.


Desde el balcón
Antes de venir a este balcón estaba en otro, con una malta en la mano, como ahora. Una pareja se detuvo una tarde a ver la estatua de un obispo, y luego a ver el balcón donde estaba uno. Para dónde quedaba el Camino de Santiago. No sé, pero sigan las marcas en la ruta. Y se fueron, y uno se quedó pensando.

Al otro día uno fue a consultar al señor serio que controla la entrada a la Catedral, y desde entonces puede decirles a los peregrinos que van a Santiago que den vuelta a la izquierda y luego a la derecha y llegarán a la Catedral, y ahí pregunten. Como guía turística no es mucho, pero es lo que hay.


Los peregrinos van en busca de muchas cosas, pero sobre todo de la paz interior y de un sentido a su existencia: el peregrinaje es una forma de encontrarse a sí mismos, reflexionar sobre sus vidas, y superar desafíos personales. Uno aprende a vivir con lo mínimo y a valorar las cosas pequeñas. Eso sabe uno porque le han dicho.

Y un día de no hace mucho, uno leyó que el líder de la Cámara de Diputados de México estaba en España para festejar cuarenta años de casado, y para llevar a su esposa "a visitar" el Camino de Santiago, y pensó en alguien que visita la autopista México Pachuca...

Uno no sabe qué parte de los diez caminos oficiales que llevan a Santiago de Compostela habrá visitado el diputado Ricardo Monreal, y toma un sorbo de malta, y en el fondo espera que la visita le haya servido al señor para encontrarse a sí mismo y para reflexionar sobre su vida política y de la otra, porque así son estas cosas. Y bebe otro trago por si las dudas.

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