12 de diciembre de 2025
alcalorpolitico.com
El sábado pasado, pocos días antes de la renuncia de Verónica Hernández Giadáns, Fiscala General del Estado, tres delincuentes entraron por la fuerza a la casa del periodista Melitón Morales y se llevaron lo que pudieron y destrozaron lo que les fue saliendo al paso antes darse a la fuga en plena luz del día.
Hay que preocuparse. Melitón fue víctima dos veces. La primera cuando los ladrones se metieron a su casa, y la segunda cuando fue a presentar la denuncia del caso y la Fiscalía consideró que se trataba de un allanamiento y no de un acto destinado a intimidarlo a él y, sin duda, a otros periodistas.
Pero eso pasó cuando Hernández Giadáns era Fiscala. La señora no tuvo logros memorables durante los cinco años que estuvo en el puesto. Tal vez uno de los momentos irrepetibles de su gestión fue cuando se presentó en una conferencia de prensa con una pistola al cinto, pero eso ya es lo de menos.
De lo que se trata ahora es de lo que va a hacer la nueva fiscalía en los casos de Melitón y de muchos otros que han sido víctimas de la violencia. Es claro que hubo investigaciones o expedientes tan defectuosos que no sirvieron de nada. Si todo es como dicen, veremos cambios pronto. Cambios en serio. Pero quién sabe.
La nueva fiscalía tiene mucho que hacer para no parecerse a la antigua fiscalía, o a las fiscalías que fueron, que sin vergüenza alguna eran armas a modo para venganzas políticas y para escarmiento de críticos, pero era poca la justicia que procuraban.
La violencia – en Xalapa, en Veracruz, en México – es cada vez mayor, y los delincuentes son cada vez más osados y siguen impunes pese al discurso oficial, que al fin y al cabo está hecho sólo de palabras y de buenas intenciones. Habría que ver la reacción de las autoridades si el robo y la destrucción que sufrió la familia Morales hubieran sido en la casa de algún alto funcionario.
Desde este espacio envío mi solidaridad a Melitón y a su familia. No están solos en esta hora mala, aunque estén dejados de la mano oficial.
Notiver
Notiver cumple años, y es cosa de festejarse, porque el oficio de informar, de contar la historia de los días y las cosas, no es asunto fácil aunque lo parezca. Así que desde lejos me uno a la celebración del equipo – reporteros, técnicos, administrativos, repartidores, voceros, todos – que bajo la mirada y la dirección de Alfonso Salces ha dado cuenta de más de medio siglo de las vidas de todos. Felicidades.
Desde el balcón
Uno sale al balcón por última vez, armado con una copa de malta, y se despide de los árboles, de la vereda del parque, del estruendo de los insectos en el bosque cercano, de la montaña, del alto cielo gris que trajo el frío...
Habrá otro balcón, otros balcones. Pero este ya no. En algún lugar más allá de las nubes que anuncian el invierno, tiritan, azules, los astros, a lo lejos. Es hora de irse a otro país y vivir la vida en otro idioma. Estos apuntes del diario de un reportero volverán en enero, desde otra parte. Hasta entonces. Felices fiestas.
Hay que preocuparse. Melitón fue víctima dos veces. La primera cuando los ladrones se metieron a su casa, y la segunda cuando fue a presentar la denuncia del caso y la Fiscalía consideró que se trataba de un allanamiento y no de un acto destinado a intimidarlo a él y, sin duda, a otros periodistas.
Pero eso pasó cuando Hernández Giadáns era Fiscala. La señora no tuvo logros memorables durante los cinco años que estuvo en el puesto. Tal vez uno de los momentos irrepetibles de su gestión fue cuando se presentó en una conferencia de prensa con una pistola al cinto, pero eso ya es lo de menos.
De lo que se trata ahora es de lo que va a hacer la nueva fiscalía en los casos de Melitón y de muchos otros que han sido víctimas de la violencia. Es claro que hubo investigaciones o expedientes tan defectuosos que no sirvieron de nada. Si todo es como dicen, veremos cambios pronto. Cambios en serio. Pero quién sabe.
La nueva fiscalía tiene mucho que hacer para no parecerse a la antigua fiscalía, o a las fiscalías que fueron, que sin vergüenza alguna eran armas a modo para venganzas políticas y para escarmiento de críticos, pero era poca la justicia que procuraban.
La violencia – en Xalapa, en Veracruz, en México – es cada vez mayor, y los delincuentes son cada vez más osados y siguen impunes pese al discurso oficial, que al fin y al cabo está hecho sólo de palabras y de buenas intenciones. Habría que ver la reacción de las autoridades si el robo y la destrucción que sufrió la familia Morales hubieran sido en la casa de algún alto funcionario.
Desde este espacio envío mi solidaridad a Melitón y a su familia. No están solos en esta hora mala, aunque estén dejados de la mano oficial.
Notiver
Notiver cumple años, y es cosa de festejarse, porque el oficio de informar, de contar la historia de los días y las cosas, no es asunto fácil aunque lo parezca. Así que desde lejos me uno a la celebración del equipo – reporteros, técnicos, administrativos, repartidores, voceros, todos – que bajo la mirada y la dirección de Alfonso Salces ha dado cuenta de más de medio siglo de las vidas de todos. Felicidades.
Desde el balcón
Uno sale al balcón por última vez, armado con una copa de malta, y se despide de los árboles, de la vereda del parque, del estruendo de los insectos en el bosque cercano, de la montaña, del alto cielo gris que trajo el frío...
Habrá otro balcón, otros balcones. Pero este ya no. En algún lugar más allá de las nubes que anuncian el invierno, tiritan, azules, los astros, a lo lejos. Es hora de irse a otro país y vivir la vida en otro idioma. Estos apuntes del diario de un reportero volverán en enero, desde otra parte. Hasta entonces. Felices fiestas.