2 de octubre de 2025
alcalorpolitico.com
Las recientes declaraciones de Adán Augusto López, líder de la mayoría morenista en el Senado, exsecretario de Gobernación, exgobernador de Tabasco y hermano del expresidente, tienen que entenderse como un intento de desviar la atención pública de los escándalos en que se ha metido tan ilustre personaje.
Según la narrativa de Adán Augusto López, las revelaciones sobre las actividades criminales de quien fue su secretario de Seguridad en el gobierno de Tabasco, y la filtración de sus manejos fiscales, son parte de una campaña de desprestigio de alguien que él conoce:
"Que yo sí sepa quién es y de parte de quién, pues sí lo sé y lo digo", dijo el senador sin decir quién. "Y en su momento yo lo revelaría. En su momento, cuando yo considere políticamente oportuno".
Pero la respuesta a los escándalos que persiguen a López no es quién sino qué, y cómo, y cuándo. Resulta ridículo pensar que un gobernador no sepa en qué enjuagues anda su secretario de Seguridad, y que un secretario de Gobernación no se entere de lo que está pasando en el estado que gobernó.
El senador advirtió que "a cada santo le llega su capillita y todo va a tener su tiempo. Yo fui secretario de Gobernación", para dar a entender que tiene información sobre muchas cosas, aunque al parecer no tuvo ninguna sobre Hernán Bermúdez Requena, a quien acusan de haber tenido vínculos con un grupo de narcotraficantes que también se dedicaban a la extorsión y los secuestros.
Lo otro, la revelación de sus pagos de impuestos, es cosa de saber cuánto y cómo y dónde están las pruebas documentales que registren la naturaleza y la fecha de los servicios prestados, y a quién, y los documentos que avalen el origen de los millones que ganó cuando dejó de ser secretario de Gobernación y todavía no era senador, pero era una de las corcholatas presidenciales de López Obrador.
Primero fueron priistas y después se volvieron militantes del Frente Democrático Nacional, más tarde fueron perredistas y terminaron convertidos en morenistas. Esas serían las cuatro transformaciones.
Si es delito ahora, era delito antes
Alguien – no recuerdo quién ni dónde – señalaba que es ilegal dar a conocer datos que tienen las autoridades financieras, como el Servicio de Administración Tributaria. Tiene razón.
Pero vaya una cosa por otra: durante seis años, el expresidente López Obrador usó su discurso mañanero para revelar datos privados de periodistas, empresarios, y políticos que consideraba como sus enemigos. Si hacer pública información privada es delito ahora, también era delito entonces.
Sigue la burla
Los cuarenta empleados de la empresa Limpieza Especializada Industrial y Hospitalaria (LEIH) en centros de salud y el hospital regional de Río Blanco siguen esperando que les paguen. Les deben las dos quincenas de septiembre que tal vez reciban el tres de octubre, aunque quién sabe.
Por lo pronto, siguen trabajando, expuestos a residuos peligrosos, sin seguridad social, y sin dinero. Siguen trabajando, y ya esperan sin esperanza que alguna autoridad intervenga. En Orizaba ya les pagaron una quincena y les deben dos que tal vez paguen el cinco de octubre, que es domingo. Es una burla, se mire como se mire. Y la empresa sigue cobrando, aunque no pague. Los dueños de LEIH deben estar riéndose. No hay gobierno que los haga cumplir...
Desde el balcón
Uno se asoma a la ventana grande para ver cómo viene el otoño, y concluye que el frío es bonito cuando uno está abrigado y en la copa la malta tiene tonos oscuros bajo el cielo gris.
Hoy no hay pájaros, y sólo quedan el silencio de los insectos, las conversaciones apagadas de los que pasan por el sendero del parque, y las cajas de libros que van llenando la sala. En algún lugar duermen los versos de Neruda: Cuesta mucho/ sacar todas las hojas/ de todos los árboles/ de todos los países. Y ya empezó el trabajo.
Según la narrativa de Adán Augusto López, las revelaciones sobre las actividades criminales de quien fue su secretario de Seguridad en el gobierno de Tabasco, y la filtración de sus manejos fiscales, son parte de una campaña de desprestigio de alguien que él conoce:
"Que yo sí sepa quién es y de parte de quién, pues sí lo sé y lo digo", dijo el senador sin decir quién. "Y en su momento yo lo revelaría. En su momento, cuando yo considere políticamente oportuno".
Pero la respuesta a los escándalos que persiguen a López no es quién sino qué, y cómo, y cuándo. Resulta ridículo pensar que un gobernador no sepa en qué enjuagues anda su secretario de Seguridad, y que un secretario de Gobernación no se entere de lo que está pasando en el estado que gobernó.
El senador advirtió que "a cada santo le llega su capillita y todo va a tener su tiempo. Yo fui secretario de Gobernación", para dar a entender que tiene información sobre muchas cosas, aunque al parecer no tuvo ninguna sobre Hernán Bermúdez Requena, a quien acusan de haber tenido vínculos con un grupo de narcotraficantes que también se dedicaban a la extorsión y los secuestros.
Lo otro, la revelación de sus pagos de impuestos, es cosa de saber cuánto y cómo y dónde están las pruebas documentales que registren la naturaleza y la fecha de los servicios prestados, y a quién, y los documentos que avalen el origen de los millones que ganó cuando dejó de ser secretario de Gobernación y todavía no era senador, pero era una de las corcholatas presidenciales de López Obrador.
Primero fueron priistas y después se volvieron militantes del Frente Democrático Nacional, más tarde fueron perredistas y terminaron convertidos en morenistas. Esas serían las cuatro transformaciones.
Si es delito ahora, era delito antes
Alguien – no recuerdo quién ni dónde – señalaba que es ilegal dar a conocer datos que tienen las autoridades financieras, como el Servicio de Administración Tributaria. Tiene razón.
Pero vaya una cosa por otra: durante seis años, el expresidente López Obrador usó su discurso mañanero para revelar datos privados de periodistas, empresarios, y políticos que consideraba como sus enemigos. Si hacer pública información privada es delito ahora, también era delito entonces.
Sigue la burla
Los cuarenta empleados de la empresa Limpieza Especializada Industrial y Hospitalaria (LEIH) en centros de salud y el hospital regional de Río Blanco siguen esperando que les paguen. Les deben las dos quincenas de septiembre que tal vez reciban el tres de octubre, aunque quién sabe.
Por lo pronto, siguen trabajando, expuestos a residuos peligrosos, sin seguridad social, y sin dinero. Siguen trabajando, y ya esperan sin esperanza que alguna autoridad intervenga. En Orizaba ya les pagaron una quincena y les deben dos que tal vez paguen el cinco de octubre, que es domingo. Es una burla, se mire como se mire. Y la empresa sigue cobrando, aunque no pague. Los dueños de LEIH deben estar riéndose. No hay gobierno que los haga cumplir...
Desde el balcón
Uno se asoma a la ventana grande para ver cómo viene el otoño, y concluye que el frío es bonito cuando uno está abrigado y en la copa la malta tiene tonos oscuros bajo el cielo gris.
Hoy no hay pájaros, y sólo quedan el silencio de los insectos, las conversaciones apagadas de los que pasan por el sendero del parque, y las cajas de libros que van llenando la sala. En algún lugar duermen los versos de Neruda: Cuesta mucho/ sacar todas las hojas/ de todos los árboles/ de todos los países. Y ya empezó el trabajo.