9 de octubre de 2025
alcalorpolitico.com
A ver. El último informe que vi completo fue el de Miguel de la Madrid, cuando Porfirio Muñoz Ledo acabó con la tradición del informe presidencial con cinco palabras: Con su permiso, señor Presidente. Y ahí terminó la fiesta.
No vi el informe de Claudia Sheinbaum, pero supe que el Zócalo se llenó con los contingentes de sindicatos que antes eran aliados del PRI – el Nacional de los Trabajadores de la Educación, el de la Confederación Revolucionaria (sic) de Obreros y Campesinos, de la Confederación de Trabajadores de México, de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, del Sindicato Mexicano de Electricistas, entre otros – y de mexicanos y mexicanas de aquí y de allá.
Ah, y también estuvo presente AMLO, aunque no haya estado ahí de cuerpo entero: su imagen estaba en los llaveros, en las gorras y las playeras, en las camisetas y los calcetines y las calcomanías y los paliacates y los ceniceros que ofrecían los ambulantes a quien se dejara, y su nombre estaba en las porras que entonaban quienes fueron a celebrar el primer día de la presidenta, como si fuera un dios chiquito.
Dicen que la del domingo fue una fiesta grande, como las de antes, aunque ahora – dice Sheinbaum – ya no hay corporativismo ni hubo acarreos, pese a que los que fueron al festejo del domingo hayan sido los mismos que iban cuando el PRI era gobierno, y fueron como iban a las concentraciones de aquellos tiempos.
Fue el día de la presidenta. Como antes.
Las deudas grandes del gobierno estatal
Parece que el gobierno de Veracruz no se ha dado cuenta, o no se quiere dar cuenta, o se da cuenta pero no sabe qué hacer con las deudas grandes que tiene con los jubilados, y eso se ve en lo poco y en lo mucho.
En lo poco, está el caso de la profesora jubilada Margarita Francisca Guevara Marín, de Zongolica, que se cansó de esperar a que le paguen lo que le debe el Fondo de Beneficios Complementarios desde hace cinco años, y se fue al Palacio de Gobierno a exigir su dinero.
Dice la maestra que el Seguro Social de los Trabajadores de la Educación del Estado de Veracruz – con todas sus mayúsculas – y el Sindicato de Trabajadores del Estado de Veracruz – también con todas sus mayúsculas – alegan que el sindicato no entregó sus papeles en tiempo y forma, aunque le descontaron puntualmente sus cuotas durante veintiocho años.
Habrá quien diga que no es mucho: son sesenta y cinco mil pesos, que para casi cualquier funcionario de gobierno se van en viáticos de unos cuantos días. Pero para la profesora Guevara es una suma importante. Y es suya por derecho, aunque no le hagan caso.
En lo mucho, está el caso de los mil novecientos millones de pesos del seguro institucional de novecientos maestros jubilados y pensionados que la Secretaría de Finanzas y Planeación malversó en pasadas administraciones estatales, como reconoció el secretario de Gobierno Ricardo Ahued Bardahuil.
"Es un problema de varias administraciones", declaró el funcionario, sin pensar que el problema no es de otras administraciones sino del gobierno de Veracruz, que es la institución responsable. En todo caso, las autoridades están obligadas a llamar a cuentas a quienes cometieron esos desvíos, y a quienes los autorizaron.
Pero tampoco en este caso va a pasar nada, porque hacer justicia implicaría actuar contra funcionarios de los gobiernos de Javier Duarte, de Miguel Ángel Yunes y de Cuitláhuac García. "Son señalamientos delicados", según Ahued.
Y para dar tranquilidad a todos, la gobernadora Rocío Nahle anunció la creación del Fideicomiso Veracruzano de Seguridad Social Institucional, que "garantiza la continuidad de la seguridad social institucional, más allá de los períodos de gestión, asegurando una administración eficiente, justa y humana de los recursos públicos".
Puede ser. Pero ese perro ya mordió a muchos. Y, más allá de los que se les debe a los jubilados, está el asuntico de los veintidós mil millones de pesos que desaparecieron de las arcas estatales sin justificación, como denunció la auditora general del Órgano de Fiscalización Superior, Delia González Cobos.
Y no hay detenidos. Hasta donde se sabe, la Fiscalía no investiga. La raíz del árbol de la corrupción es la impunidad. No cabe duda. La otra deuda del gobierno de Veracruz con los jubilados – y con los veracruzanos – es moral. Tampoco cabe duda.
Desde el balcón
Esta vez no hay balcón, aunque hay una ventana que da a un edificio de oficinas en Croydon, y junto a la ventana hay una mesita donde reposa un vaso con malta. Más allá está Londres, y en Londres están todavía los recuerdos.
Uno llegó una mañana de marzo de hace casi treinta años, cansado y con las horas al revés, y en la bolsa un contrato para ser productor del Servicio Mundial de la BBC durante doce meses, que se volvieron ciento cincuenta meses o más. Y aquí está uno después de todo ese tiempo, a salvo de casi todo, aprendiendo a volver a ver, casi como entonces. La malta es a veces buena compañera...
No vi el informe de Claudia Sheinbaum, pero supe que el Zócalo se llenó con los contingentes de sindicatos que antes eran aliados del PRI – el Nacional de los Trabajadores de la Educación, el de la Confederación Revolucionaria (sic) de Obreros y Campesinos, de la Confederación de Trabajadores de México, de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, del Sindicato Mexicano de Electricistas, entre otros – y de mexicanos y mexicanas de aquí y de allá.
Ah, y también estuvo presente AMLO, aunque no haya estado ahí de cuerpo entero: su imagen estaba en los llaveros, en las gorras y las playeras, en las camisetas y los calcetines y las calcomanías y los paliacates y los ceniceros que ofrecían los ambulantes a quien se dejara, y su nombre estaba en las porras que entonaban quienes fueron a celebrar el primer día de la presidenta, como si fuera un dios chiquito.
Dicen que la del domingo fue una fiesta grande, como las de antes, aunque ahora – dice Sheinbaum – ya no hay corporativismo ni hubo acarreos, pese a que los que fueron al festejo del domingo hayan sido los mismos que iban cuando el PRI era gobierno, y fueron como iban a las concentraciones de aquellos tiempos.
Fue el día de la presidenta. Como antes.
Las deudas grandes del gobierno estatal
Parece que el gobierno de Veracruz no se ha dado cuenta, o no se quiere dar cuenta, o se da cuenta pero no sabe qué hacer con las deudas grandes que tiene con los jubilados, y eso se ve en lo poco y en lo mucho.
En lo poco, está el caso de la profesora jubilada Margarita Francisca Guevara Marín, de Zongolica, que se cansó de esperar a que le paguen lo que le debe el Fondo de Beneficios Complementarios desde hace cinco años, y se fue al Palacio de Gobierno a exigir su dinero.
Dice la maestra que el Seguro Social de los Trabajadores de la Educación del Estado de Veracruz – con todas sus mayúsculas – y el Sindicato de Trabajadores del Estado de Veracruz – también con todas sus mayúsculas – alegan que el sindicato no entregó sus papeles en tiempo y forma, aunque le descontaron puntualmente sus cuotas durante veintiocho años.
Habrá quien diga que no es mucho: son sesenta y cinco mil pesos, que para casi cualquier funcionario de gobierno se van en viáticos de unos cuantos días. Pero para la profesora Guevara es una suma importante. Y es suya por derecho, aunque no le hagan caso.
En lo mucho, está el caso de los mil novecientos millones de pesos del seguro institucional de novecientos maestros jubilados y pensionados que la Secretaría de Finanzas y Planeación malversó en pasadas administraciones estatales, como reconoció el secretario de Gobierno Ricardo Ahued Bardahuil.
"Es un problema de varias administraciones", declaró el funcionario, sin pensar que el problema no es de otras administraciones sino del gobierno de Veracruz, que es la institución responsable. En todo caso, las autoridades están obligadas a llamar a cuentas a quienes cometieron esos desvíos, y a quienes los autorizaron.
Pero tampoco en este caso va a pasar nada, porque hacer justicia implicaría actuar contra funcionarios de los gobiernos de Javier Duarte, de Miguel Ángel Yunes y de Cuitláhuac García. "Son señalamientos delicados", según Ahued.
Y para dar tranquilidad a todos, la gobernadora Rocío Nahle anunció la creación del Fideicomiso Veracruzano de Seguridad Social Institucional, que "garantiza la continuidad de la seguridad social institucional, más allá de los períodos de gestión, asegurando una administración eficiente, justa y humana de los recursos públicos".
Puede ser. Pero ese perro ya mordió a muchos. Y, más allá de los que se les debe a los jubilados, está el asuntico de los veintidós mil millones de pesos que desaparecieron de las arcas estatales sin justificación, como denunció la auditora general del Órgano de Fiscalización Superior, Delia González Cobos.
Y no hay detenidos. Hasta donde se sabe, la Fiscalía no investiga. La raíz del árbol de la corrupción es la impunidad. No cabe duda. La otra deuda del gobierno de Veracruz con los jubilados – y con los veracruzanos – es moral. Tampoco cabe duda.
Desde el balcón
Esta vez no hay balcón, aunque hay una ventana que da a un edificio de oficinas en Croydon, y junto a la ventana hay una mesita donde reposa un vaso con malta. Más allá está Londres, y en Londres están todavía los recuerdos.
Uno llegó una mañana de marzo de hace casi treinta años, cansado y con las horas al revés, y en la bolsa un contrato para ser productor del Servicio Mundial de la BBC durante doce meses, que se volvieron ciento cincuenta meses o más. Y aquí está uno después de todo ese tiempo, a salvo de casi todo, aprendiendo a volver a ver, casi como entonces. La malta es a veces buena compañera...