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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Nos deben la confianza en las instituciones
Miguel Molina
9 de diciembre de 2022
alcalorpolitico.com

Miguel Molina

Hace seis años hubo una marcha sin precedentes. Miles y miles de estudiantes, profesores, empleados, salieron a las calles, bajo la lluvia de marzo, a exigir que el gobierno del estado le pagara a la Universidad Veracruzana lo que le debía por participaciones estatales y federales, y que pagara a la federación los impuestos que había descontado a empleados y profesores.

Era gobernador Javier Duarte de Ochoa, y el saqueo de las arcas públicas ya era evidente para entonces. Ese día, la rectora Sara Ladrón de Guevara le exigió a Duarte que cumpliera los compromisos económicos pendientes, y le recordó al gobernador, y al estado y a quien estuviera oyendo, que la deuda del sistema no es solamente financiera: Nos deben el derecho a soñar, dijo la rectora. Nos deben la esperanza en un mejor futuro. Nos deben la confianza en las instituciones.


Las palabras de la doctora Ladrón de Guevara tienen hoy un eco revelador. El gobierno está enfrentado con las instituciones del Estado mexicano, a grado tal que hace menos de un mes el presidente López Obrador ordenó a funcionarios de la secretaría de Seguridad desobedecer a los jueces cuando se pretenda liberar a detenidos los sábados, y lleva ya tiempo denigrando al Instituto Nacional Electoral y a la Suprema Corte de Justicia. La Universidad – que es todas las universidades – no se ha salvado de los calificativos presidenciales.

Y como en política la imitación es halago, el gobierno de Veracruz puso manos a la obra para evadir una responsabilidad financiera y faltarle al respeto a la universidad. La creatividad contable y el descuido legislativo – o la complicidad política – recortaron cuarenta millones de pesos del presupuesto de la UV, y el gobierno estatal sostiene que la Constitución no es clara, aunque el artículo diez sea preciso: en el caso de la Universidad Veracruzana, el presupuesto asignado no podrá ser menor al cuatro por ciento del total del presupuesto general del Estado ... y en ningún caso ... será inferior al otorgado en el ejercicio inmediato anterior.

Es difícil que veamos otra marcha no por los millones faltantes sino por la dignidad universitaria, que merece respeto, sobre todo en los tiempos que corren: cualquier universidad puede convertirse en un centro de formación neoliberal y caer de la gracia de quienes disponen del presupuesto.


De todos modos, nos deben – aun a mí, que soy desertor de mi Alma Mater Dolorosa pero hago mías las palabras de la doctora Ladrón de Guevara – la seguridad del cumplimiento de nuestras metas. Nos deben la certeza de nuestros trabajos. Nos deben los sueños de nuestros jóvenes. Nos deben los valores éticos de fraternidad y compromiso. Entre otras cosas.

Habrá que marchar como se pueda, donde se pueda, aunque sea uno solo en una calle del otro lado del mundo...

Desde el balcón


Suena la campana de las cuatro, lejana y fría, en una escuela de por aquí. Y uno se pone a pescar recuerdos con el cebo del paisaje porque Guadalupe Escobar Ladrón de Guevara, maestra y amiga, murió un domingo que nadie imaginaba, después de haber vivido tanto tiempo deslumbrada por los lúcidos delirios quijotescos y los versos todavía balbuceantes del Arcipreste.

Hizo que muchos – uno entre ellos – descubrieran la luz que habita las palabras de otros siglos, y las formas de decir y la gracia que hay en la poesía recién nacida. Gracias por todo, Guadalupe. Uno alza una copa en tu memoria.