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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Una vaina de todos
Miguel Molina
15 de diciembre de 2022
alcalorpolitico.com
Se va diciembre y yo ya no sé qué pensar. Han pasado cuatro años de un gobierno que iba a cambiar la vida de México, que terminaría con la impunidad y combatiría la corrupción, que abandonaría las prácticas políticas de los últimos cien años, y que ofrecía una cartilla moral "como primer paso para iniciar una reflexión nacional sobre los principios y valores que pueden contribuir a que en nuestras comunidades, en nuestro país, haya una convivencia armónica y respeto a la pluraridad y a la diversidad".

Muchos pensamos que así sería. Había razones para que la vida fuera otra cosa, una vaina de todos. También había razones para pensar que no sería un asunto fácil, porque el sistema era producto de años y años de abusos y vicios y silencios comprados. Y había esperanzas de que alguien podría encontrar diez hombres justos – o mujeres justas – para mejor servicio de la nación.

Quién sabe. Hasta ahora no se ha visto claro. He buscado sin encontrar los cambios profundos, la transformación que ha provocado el gobierno de Morena – es un decir – en México. Mucho del discurso político se resuelve ahora con memes y ocurrencias en las redes sociales, pero no hay mucho más.


Hay quienes señalan que los apoyos a los ancianos y a los jóvenes desocupados muestran la bondad del nuevo sistema – que algunos ven como ejemplo del que da de comer pescado en vez de enseñar a pescar – y que las obras del gobierno federal van a sacar adelante al país. Allá ellos. No hay ninguna garantía de que esos programas de reparto de dinero van a sobrevivir al próximo gobierno, sea de Morena o de cualquier otra sigla.

El caso es que estamos divididos. Unos son conservadores y otros son ¿revolucionarios? Unos son chairos y otros son fifís. Unos son nosotros y todos los demás son ellos. Unos son patriotas y otros son traidores. No se sabe a dónde va a llegar todo esto.

No es tan fácil saber a dónde va a llegar todo esto, aunque los números digan otras cosas. Si el gobierno presumió del millón y medio de asistentes al desfile de apoyo al presidente, cualquiera podría recordar que hubo treinta millones que votaron por López Obrador y ochenta millones que no.


Pero no sólo es cuestión de números. Si le va mal al gobierno – tema de regocijo para algunos – el país sufre: la economía se contrae, crece el desempleo, aumenta la pobreza, hay hambre y enfermedades, y el pueblo bueno paga las consecuencias. Y nada cambia. Uno ya no sabe qué pensar.

Puro choro

Cuando Lorenzo Córdova fue a las plenarias del PAN y del PRD en su calidad de consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, el presidente López Obrador criticó su asistencia porque "debería ser una autoridad imparcial y (debería) cuidar las formas". Es puro choro que es independiente, declaró el mandatario. Y los morenistas se le fueron encima. Córdova respondió que su trabajo es dialogar con todos los partidos, y ya.


El fin de semana, Tania Celina Vázquez Muñoz, magistrada presidenta del Tribunal Electoral de Veracruz recientemente nombrada, se fue a un evento de la asociación Unidos Todos, cuyos miembros son "un grupo de amigos convencidos de que la Cuarta Transformación de México es el camino correcto".

Muchos se quejaron, porque la responsabilidad de la señora implica que se mantenga al margen de actividades partidistas. Y no faltó el inocente – en este caso Esteban Ramírez Zepeta, dirigente de Morena en Veracruz – que aseguró que el acto del primo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, y subsecretario de Finanzas (con templete, presidium, manta grande) no fue un acto político sino una posada. Puro choro, diría el clásico.

Desde el balcón


Nadie es perfecto. Lo que se puede hacer desde este balcón de tantas cosas es festejar los cuarenta y ocho años de Notiver como punto de referencia informativa en el puerto de Veracruz, y alzar una copa de malta a la salud de tantos colegas que trabajan para que todos sepamos. Un abrazo para todos, Alfonso Salces, y el deseo de que pasen otros cuarenta y ocho y más años...

Pero en el frío, de vez en cuando, se cuela el deseo de estar en los portales de Veracruz, viendo a la gente que va y viene a esa hora que ya no es de día pero tampoco es de noche, mientras la cerveza se calienta en la botella y pasa el tiempo entre una algarabía de tordos y marimbas. Ni modo. Es un deseo.