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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Los libros del diablo arden más lento
Miguel Molina
25 de agosto de 2023
alcalorpolitico.com
El pueblo bueno habló. Al menos una parte del pueblo bueno, en este caso la comunidad chiapaneca tzotzil de San Antonio – en San Cristóbal de las Casas –que prendió fuego a cajas de libros de texto gratuitos porque "son del diablo", "enseñan el comunismo, el homosexualismo y el lesbianismo".

Uno de los padres – molesto por lo que piensa o supone que tienen los libros –explicó que no se queman tan rápido por su naturaleza satánica. Y esperó a que las llamas se extinguieran. Otro declaró que los padres de familia ya vieron y ya los leyeron "y no les convienen, no quieren" que sus hijos usen los textos en la escuela.

El diario español El País reseña que quienes estaban junto a la hoguera gritaban que querían "los libros anteriores, no basura" que habla sobre diferentes tipos de familias y relaciones de parejas del mismo sexo. No se diga más.


El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró en una de sus mañaneras que la quema de libros no es más que politiquería generada por grupos conservadores, y advirtió que las comunidades "no deberían prestarse a ser manipulados por los dirigentes, gerentes, empresarios, traficantes de influencias del bloque conservador".

Lo que no dijo fue que la influencia de la iglesia evangélica en San Antonio – en la forma de la Red Unida de Apóstoles de Chiapas – es mayor que la que podrían tener los empresarios, los gerentes, los dirigentes, y que todo apunta a que la idea de quemar los libros vino de los templos y no de las oficinas, aunque los representantes de la organización religiosa explicaron que la destrucción de los ejemplares se debe a los usos y costumbres de las comunidades indígenas.

Lo que uno recuerda es que el candidato López Obrador pidió el apoyo de las iglesias – de las evangélicas en el caso de Chiapas – y que jugó con la idea de que la comunidad religiosa operara centros a donde llegarían los apoyos para programas del gobierno federal, como el Banco del Bienestar, entre otros.


Y lo que uno entiende es que el presidente – en su calidad de jefe de partido – no puede romper con sus aliados antes de las elecciones presidenciales, aunque condenen los nuevos libros de texto, como hicieron otros hace sesenta años. Lo mismo pasa con los empresarios y los ricos de México, que hicieron sus fortunas gracias al sistema que había y las mantienen en el que hay.

Lo que da risa, aunque no sea chistoso, es que todavía haya quien piense que el comunismo, el homosexualismo y el lesbianismo (sic), se aprenden en los libros. Sería interesante saber en qué parte de los textos están las enseñanzas que afligen tanto a la comunidad de San Antonio.

Ahora más que nunca, leer evitará que uno haga tonterías, o que convenza a otros de hacerlas.


La ley sigue siendo la ley

Dice bien la Corazonada de alcalorpolítico.com en respuesta a las acusaciones del gobernador ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, quien lleva meses sosteniendo que los jueces federales son corruptos y dejan en libertad a personas que tendrían que estar en la cárcel.

El gobernador no está solo en sus señalamientos. Lo acompañan en persona o en espíritu Margarita Corro (presidenta del Congreso local), Lisbeth Jiménez Aguirre (presidenta del Tribunal Superior de Justicia) y Verónica Hernández Giadáns (Fiscal General del estado).


Dice la Corazonada: Si la Fiscalía General del Estado de Veracruz tiene argumentos legales contra los jueces federales que liberan a presuntos delincuentes por componendas de corrupción, puede exhibirlos.

La Fiscalía sólo tiene que estudiar los resolutivos de los expedientes en cuestión, detectar argumentos no legales o no apegados a la Constitución, y denunciarlos antes la instancia que corresponda.

No tiene que investigar el esquema de la corrupción. Tiene que encontrar los criterios torcidos en los expedientes, los argumentos inválidos, las aplicaciones defectuosas y las interpretaciones mal intencionadas de las leyes.


Pero no. Es tan fácil y es tan difícil...

Desde el balcón

Esto que uno siente bajo el solazo de un cielo sin nubes es la canícula, cuando todo lo que brilla en el cielo del norte es el calor del Sol y de Sirio, que aparecen juntos por estas fechas, aunque el calorón podría deberse a cualquier otra cosa.


El optimismo optaría por Gin&Tonic, pero es jueves de vivir la vida loca: uno se sirve un exótico trago de agua de la llave, le pone un cubo de hielo – uno –, y queda una vaina suave y fría que alegra la garganta y sus alrededores. Del otro lado del ventanal hay una lluvia de hojas amarillas.

Entre sorbo y sorbo de agua uno se pregunta por qué, para qué desaparecieron posgrados universitarios aquí y allá, aunque más aquí, que es allá, en Veracruz. Uno daría quién sabe qué por saber qué se dijo y quién lo dijo a la hora de determinar los recortes a la investigación superior. Agua. Quién lo hubiera pensado.