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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Lo que hay ahora ya no sirve
Miguel Molina
7 de febrero de 2025
alcalorpolitico.com
Sigo leyendo comentarios sobre la oposición en México. Veo que se habla de coaliciones posibles e imposibles, de acuerdos, de frentes, de personajes más y menos importantes que cambian de partido como si nada, y de partidos que proponen alianzas que en otro tiempo habrían sido vergonzosas.

Pero en México no hay oposición. Se acabaron los partidos que iban por el monte solos, para decirlo en términos lorquianos. Hemos visto coaliciones contra natura, sin más propósito que llegar al poder para hacer quién sabe qué cosas. Hemos visto organizaciones que se asumen de izquierda aliadas a organizaciones que son históricamente de derecha. Hemos visto muchas cosas.

Lo más reciente fue el intento del PRI de hacer frente común con el PAN – y con el PRD si ese partido existiera todavía – para presentar candidatos comunes en las elecciones de alcaldes en Veracruz, porque el poder, grande o pequeño, es más importante que las ideologías.


Por el momento, Morena – que heredó las costumbres y las mañas y muchos de los militantes del PRI y de otros partidos que han desaparecido en la noche de los tiempos políticos – no tiene rival, y está haciendo lo que quiere con el argumento de que el voto popular le dio licencia para hacer lo que quiera, que en este caso es desmantelar las instituciones para sustituirlas por otras creadas mediante encuestas y manos alzadas.

Y los veracruzanos, como el resto de los mexicanos, no tienen opción. Los grupos que llevan años manejando el poder en los municipios siguen haciendo lo que les conviene. Los hijos heredan el poder de sus padres, los maridos heredan el poder de sus esposas o a sus esposas, los hermanos se pasan las alcaldías entre sí o por interpósita persona...

Hay quienes creen que la primera iniciativa de ley que pasa la presidenta Sheinbaum va a acabar con eso. Ilusos. La costumbre del poder es más fuerte que las leyes, sobre todo en este país que tiene cada vez menos leyes porque así lo decidió el voto popular, según quienes tienen el poder por ahora.


Los demás partidos, partiditos, la mapachada que decía el clásico, tendrán que reinventarse y morir. Algo vendrá después. Lo que hay ahora ya no sirve.

Un candidato

Un mediodía me encontré a un candidato en la entrada del supermercado. Estaba ahí, solo, sin más que un rollo de volantes que repartía a quien los aceptaba, y un gafete que lo identificaba como candidato al consejo municipal de Ginebra. Le dije que no soy suizo y entré a comprar la cena: una pechuga de pato, cuatro cabezas de pak choi, un brote de gengibre, y dos botellas de vino.


Entre el pasillo de las leches y los yogures y los quesos y la sección de los panes y los postres pensé en los candidatos – y las candidatas (los perezosos lingüísticos, pobres, dirían las y los candidatos) – a puestos municipales en Veracruz y en México, que presumen de sus cercanías con personajes más importantes que ellos – y ellas – y regalan chingaderitas que se vuelven basura en pocas horas.

Cuando llegué a la sección de vinos se me había olvidado que en Veracruz, como en México, los candidatos – y las candidatas – son aficionados a organizar mítines a los que va gente que no tiene idea de lo que está pasando pero grita y echa porras como si supiera. Puse dos botellas de vino del Duero en la canasta.

Pagué, salí a tiempo para tomar el autobús que iba a mi barrio. El candidato seguía ahí.


Desde el balcón

Es otro balcón, pero se siente igual que el balcón de siempre. La malta es la misma, pero los árboles no, ni la gente que va o viene o está, y el aire tiene una frescura como si uno estuviera en otra parte. Es que uno está en otra parte.