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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Gobernar para todos
Miguel Molina
10 de julio de 2025
alcalorpolitico.com
Uno lo puede oír en el discurso político. Gobiernan para ellos, para su partido, un movimiento cuyas tribus no aprenden, y acogieron a muchos que fueron responsables de los males que aquejan al país. Se están convirtiendo en eso contra lo que lucharon no hace muchos años. No gobiernan para todos los mexicanos ni respetan a quienes no piensan como ellos.

Invocando el triunfo de Claudia Sheinbaum, y acatando los deseos del expresidente, han desaparecido instituciones que permitían ver lo que hacía el gobierno, y han acaparado mayorías – que algunos consideran ilegales – en el Poder Legislativo y en el Poder Judicial.

Sus diputados y sus senadores, a la vez arrogantes e ignorantes, han votado a favor de leyes que no leyeron y que no debatieron, y han aprobado engendros que la historia se encargará de absorber. Algunos se marearon de poder en el ladrillo que les tocó, y en eso están, soberbios y arrogantes.


El Poder Judicial no va a cambiar. Cambiarán los modos y las modas, pero no las formas ni los fondos porque a fin de cuentas lo que Natura non da ni la tómbola ni el acordeón prestan. El Mono del huachicol seguirá saliendo libre, y seguirán en la cárcel miles de personas que aguardan juicio o lo que sea. Uno tendrá que juzgar a los jueces tarde o temprano.

Y así. Se denuncian fraudes y no pasa nada. Se denuncian malos manejos de los fondos públicos y no pasa nada. Se denuncian complicidades, corruptelas, abusos, y no pasa nada. Todo se queda en amenazas. En algunos casos no pasa nada porque los involucrados son o fueron funcionarios del gobierno y por lo tanto intocables.

El escándalo mayor del sexenio pasado fue el de Segalmex que dirigía Ignacio Ovalle, bajo cuya autoridad desaparecieron quince mil millones de pesos, pero que a pesar de ser incompetente a la hora de armar su equipo era, en opinion del expresidente, “una gente buena (...) que lo engañan, pero a los que recomienda puro priista de malas mañas, acostumbrados a robar, y los mete y empiezan a hacer negocios”. Con eso bastó para frenar cualquier investigación sobre Ovalle.


Ha habido otros escándalos que ya no vale la pena mencionar: el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles, etcétera. Faltan medicinas, se inauguran por la mañana hospitales que por la tarde no sirven. Pemex está casi en quiebra, la deuda creció, el gobierno regala dinero para apagar problemas, pronto le van a meter la mano – o las dos manos, o muchas manos – a las Afores.

En Veracruz, como en el resto del país, las carreteras siguen como estaban. El estadio Pirata Fuente es una estafa. La gobernadora ha amenazado con denunciar tal o cual cosa, pero no ha cumplido, o las fiscalías no han cumplido. Y los presuntos responsables siguen y seguirán impunes.

Corrupción, mentiras, traiciones, cosas prohibidas en el espíritu y en la letra de la Cuarta Transformación. Los ejemplos sobran. Tal vez lo más preocupante es que Morena se haya llenado de personajes que ayer eran otra cosa, y fueron otra cosa durante mucho tiempo hasta que – libres ya de culpa – se convirtieron al morenato.


Tal vez llegó la hora de que la Cuarta Transformación haga un examen de conciencia y se deshaga de todos las rémoras que arrastra, de fuera y de adentro, si quiere ser un instrumento útil para hacer de México un país diferente. El tiempo – que en política es una vaina importante – corre.

Tal vez llegó la hora de que la Cuarta Transformación se dé cuenta de que gobernar un país no es gobernar para los que piensan como uno sino gobernar para todos, hasta para los que no votaron por ninguna transformación. Las minorías también tienen derecho.

Desde el balcón


Ese día vino la brisa. Era una cosa fresca que bajaba de las montañas hasta el lago, y llenaba las calles de la ciudad con un aliento nuevo. Otro día lloviznó, y uno se mojaba con cierto gusto después de tantos calorones. El miércoles, este miércoles, salió un sol tibio en cuya luz jugaban la brisa y la malta.

Entre tanta pureza, uno piensa en la corrupción. No en la corrupción que lleva diecisiete años sin pagarle a don Justino Reyes, olvidado de todos los gobiernos y de la Cuarta Transformación. No.

Uno piensa qué pasaría si de pronto, sin previo aviso, se hiciera una investigación de los bienes y los fondos de quienes fueron funcionarios del gobierno de Veracruz en los últimos diez años, se descubrirían cosas y casas de las que muchos sabían pero nadie había podido probar antes y durante lo que va del morenato. Salud.

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