icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Escuelas dignas: 'Ahí te dejo estos dos pesos…'
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
6 de abril de 2017
alcalorpolitico.com
Pese a los repetidos anuncios hechos por el secretario de educación respecto a las grandes expectativas que se tienen con la llamada reforma educativa de este régimen, la realidad (la realidad alterna diría Trump) desmiente día con día tales desplantes de optimismo.
 
Según la SEP, uno de los ejes del nuevo modelo educativo es el llamado «escuelas al centro del sistema», dando a entender que, antes que las oficinas de los burócratas, que las delegaciones, las supervisiones escolares y demás instancias de la administración educativa, la escuela será el centro de la atención (y, por lo tanto, también de las erogaciones económicas).
 
Según la Ley General de la Infraestructura Física Educativa (2008), el gobierno federal, a través del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED), atenderá el enorme rezago señalado por el informe de la OCDE, según el cual «los inmuebles escolares del nivel básico presentaban (presentan) severo deterioro, derivado de que la responsabilidad de la reparación, mantenimiento y acondicionamiento de las escuelas se dejó a los padres de familia». De acuerdo con lo dicho ahora por el secretario de educación, con su reforma las escuelas se convertirán en «verdaderas comunidades de aprendizaje», lo que, en sus palabras, es parte de la revolución que no se ha hecho en casi cien años…
 

No se necesita que surjan críticos desde trincheras ajenas o malintencionadas para desmentir los optimistas desplantes del secretario de educación. Ha sido la misma Auditoría Superior de la Federación, por medio de la Auditoría de Desempeño: 15-1-11MDE-07-0191 191-DS, practicada al Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa en 2015 y emitida en diciembre de 2016, la que da a conocer los datos de esta cruel realidad. (http://informe.asf.gob.mx/Documentos/Auditorias/2015_0191_a.pdf).
 
En dicha auditoría se informa que «En el periodo 2013 a 2015, el INIFED realizó el diagnóstico de la infraestructura física y el equipamiento de 143,668 inmuebles educativos, en el que se identificó que el 19.8% (26,727 inmuebles) no contó con acceso a la red de agua potable; el 10.0% (14,374) no contó con el servicio sanitario; el 76.3% (109,683 inmuebles) no dispuso del servicio de telefonía; el 68.8% (98,878) no tuvo acceso al servicio de internet; el 39.9% (57,320) requirió de alguna obra de construcción, mantenimiento y rehabilitación, y el 54.2% (77,897 inmuebles) presentó carencia de mobiliario y equipo» (Pág.4).
 
Triste realidad que se ha pretendido enfrentar y acaso resolver. Sin embargo, según la Auditoría, «El diseño de los lineamientos del programa Escuelas Dignas presentó deficiencias, debido a que el INIFED no definió con claridad el objetivo general del programa; no definió objetivos específicos para el cumplimiento de los siete componentes establecidos; no focalizó su ámbito de atención; no precisó las etapas y plazos para su instrumentación; no dispuso de criterios que deberían acreditar las escuelas para recibir el monto mínimo o máximo con los que se distribuyó el apoyo financiero, ni definió el proceso por el cual evaluó el cumplimiento de los siete componentes del programa para obtener la certificación» (pág.6).
 

A pesar de tantas deficiencias, ¿qué se ha hecho? Ahí va: «En el periodo 2013-2015 el PED benefició a 10,070 escuelas, que representaron el 37.4% de las 26,930 programadas para su atención durante el sexenio, mientras que el 62.6% (16,860 escuelas) quedó pendiente de atención. [Y eso que, según la Auditoría «no en todos los casos se atendieron en su totalidad las necesidades de infraestructura y equipamiento diagnosticadas, ni se realizaron con base en el orden de prioridad y secuencia de los siete componentes» (pág. 8)]. El promedio anual de escuelas atendidas es de 3,357, de continuar esta tendencia para 2018 se atenderían 20,140, correspondiente al 74.8% de la meta prevista» (págs.6s). Además, el total de edificios escolares es de 152,895. O sea, se programó mejorar en este sexenio 26,930, se atenderán 20,140 y quedan pendientes 132,755 para el mesías que vendrá. Ahí vamos, pues…
 
Y más: para que una escuela sea contemplada y certificada en el nuevo programa de rehabilitación de sus espacios educativos, se requiere de la visita de los supervisores y… según el mismo documento, «En 2015, el Padrón Nacional de Evaluadores de la Calidad de la Infraestructura Física Educativa (INFE) se conformó por 63 evaluadores, los cuales se distribuyeron en 15 de las 32 entidades federativas, sin que en 17 entidades se conformaran, lo que limita el alcance en materia de evaluación de la calidad de la infraestructura física y el equipamiento e incide en la certificación de las escuelas; asimismo, el INIFED no dispuso de una metodología para estimar el número de evaluadores requerido para realizar las funciones de evaluación, por lo que no es posible determinar la suficiencia del número de evaluadores» (pág. 9).
 
En cuanto a la asignación de los recursos financieros, dice el informe que «el INIFED asignó el 2.0% (53,518.8 miles de pesos) de los 2,675,938.8 miles de pesos asignados al PED, a las 32 entidades federativas participantes en el programa». Como dice la canción: «Ahí te dejo estos dos pesos, pagas la renta, el teléfono y la luz, y lo que sobre, cógelo ahí para tu gasto…».
 

Y así, en el 2015, de las 199,812 escuelas existentes en el país, el INIFED otorgó la certificación de calidad de la infraestructura física ¡a un preescolar! (págs. 9 y 17).
 
Para el resto del sexenio (16-18), el gobierno desahució Escuela Dignas y ahora ensaya otra estrategia, y según el secretario, ahora sí todos los planteles de educación básica tendrán mejor infraestructura, acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, conectividad a internet, un presupuesto propio, asistencia técnico–pedagógica de calidad y ¡claro! mayor participación ($) de los padres de familia. Así, dijo, en tres años lograrán «trascender a la etapa digital».
 
La realidad alterna es cruel y vengativa. No le gustan la palabrería ni los desplantes publicitarios de los políticos; tampoco los falaces anuncios de la televisión que pintan de colores lo que no es sino negro y, si acaso, gris. Porque esa realidad alterna no es sino la realidad-realidad, la verdadera, la que es igual a sí misma, que no puede ser camuflada ni sustituida por cascadas de palabras y escenarios televiseros.
 

[email protected]
(Tiempo de lectura: 6 min).