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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Diez años de retroceso
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
12 de mayo de 2022
alcalorpolitico.com
«En dos años de pandemia el rezago educativo se agudizó; el retroceso fue similar a 10 años; los alumnos de educación básica perdieron habilidades de lecto-escritura y cálculo matemático, además tampoco se avanzó en historia, geografía, ciencias naturales y civismo» (https://www.diarioelmundo.com.mx/index.php/2022/05/07/). Esta declaración del maestro Edgardo Odilón Martínez, supervisor de las escuelas primarias de la zona 023, de Orizaba, resume el desolador panorama a que tienen que enfrentarse los profesores en este regreso a clases presenciales.
 
Regresar diez años es una catástrofe, dado que el sistema educativo no se encontraba en posibilidades de detenerse, muchísimo menos de regresar, ni un año, ni un mes, ni un día.
 
Triste, desesperante es para un maestro percatarse y comprobar que lo poco que pudo haber avanzado en el aprendizaje de sus alumnos de pronto se ha esfumado y, en lugar de que el barquito recale, reculó y de nuevo se encuentra a miles de horas atrás en el viaje. «Con el regreso a las clases presenciales han podido detectar que hay niños de cuarto grado de primaria que no saben leer correctamente; hay estudiantes que tampoco están comprendiendo lo que están leyendo y enfrentan dificultades para hacer operaciones básicas de matemáticas como divisiones y multiplicaciones», describió como ejemplos, aparte de que desconocen lo básico de Geografía, Historia. Biología y Civismo. Es decir, no saben nada de nada.
 

Con claridad explica que los maestros hicieron lo posible por atender las clases en línea, «aun con recursos limitados o haciendo inversión propia para tener internet y capacitación para dar lo mejor en esta nueva modalidad», aparte de que «hubo padres (de familia) que ya no le dieron importancia y no ayudaban a sus hijos en sus clases en línea». Finalmente indicó: «a la educación le han hecho mucho daño las decisiones que han tomado las autoridades, pues por pandemia dieron la instrucción que ningún alumno podía ser reprobado».
 
Así, con esta entereza, resumió las tres causas de este penoso e irremediable atraso. Irremediable pues no se puede imaginar cómo, estando en este ciclo como si nunca hubieran ido a la escuela, se puede esperar «que estos últimos tres meses puedan ser aprovechados». Imposible, lo decimos por experiencia, se pueden recuperar meses, años, de clases en un proceso difícil, complicado, lento, pausado, constante, tenaz que es la enseñanza-aprendizaje.
 
En nota separada, el 9 de marzo estudiantes de la facultad de Enfermería de la Universidad Veracruzana realizaron una manifestación en la ciudad de Xalapa, para exigir el regreso a clases presenciales. «No quiero matar a mi primer paciente» gritaron. «Jamás hemos entrado a un laboratorio en los 3 años que tenemos cursando la carrera de enfermería, jamás hemos tenido una práctica, jamás hemos pisado un laboratorio y es penoso». Y para dramatizar más esta situación, ejemplificaron que «se han quedado con lo que ven en los videos de You Tube y realizan sus prácticas con piezas de pollo, carne de cerdo y ese tipo de cosas... Tenemos nula práctica, jamás hemos practicado con un paciente real» (https://www.alcalorpolitico.com).
 

Panorama desolador. Se comprende la desesperación de alumnos, quienes con grandes sacrificios y esfuerzos tratan de aprender lo necesario para su profesión. Pensar que su experiencia parte de observar un video, aunque sea todo lo ilustrativo que se quiera, en donde un paciente es atendido por un excelente cirujano, pues no podemos imaginar que en esa plataforma se «suba» una operación en donde el médico confunda el hígado con las gónadas. Aunque se vea mil veces la «operación virtual», ¿qué puede aprender un aprendiz de cirujano o de enfermero, bisturí o jeringa en mano, inyectando a un pollo u operando y suturando un bistec de cerdo?
 
Recuerdo a un «estudiante» de Medicina que me contaba eufórico que estaba ya en sexto semestre de la carrera, pero nunca había presentado un examen ni reprobado alguna asignatura por haber estado siempre en la mesa directiva de alumnos. Le recomendé que, por bien de sus infelices potenciales pacientes, no ejerciera la medicina. Vete de regidor o de diputado, le recomendé, pero no ejerzas, aunque obtengas el título. También el caso de un médico al que el director de una facultad de veterinaria le ofreció la cátedra de anatomía animal. Pero soy médico general, le dijo, y el director de la facultad le contestó: qué te preocupa, es lo mismo...
 
Ahora, el gobierno federal pretende una reforma educativa en donde los alumnos, sin importar grados ni ciclos, transiten al establecimiento de contenidos por «fases de aprendizaje o etapas de desarrollo», con programas que «en lugar de proponer asignaturas o materias, se articulan a situaciones que son relevantes para el individuo y la comunidad a partir de puntos de conexión comunes entre las disciplinas de cada campo». Y sin exámenes.
 

«Tenemos una emergencia educativa mayúscula derivada de la pandemia y las autoridades han sido negligentes para atenderla» dice Marco Fernández Martínez, coordinador de Anticorrupción y Educación de la organización civil México Evalúa. «No han querido dar cuenta del impacto en los aprendizajes ni de la brutal deserción escolar». Considera que no tiene por qué discutirse, en estos momentos, «algo que no tiene pies ni cabeza». (https://www.eluniversal.com.mx/nacion/24/04/2022).
 
Primero lo urgente, luego lo necesario y, al final, los caprichos.
 
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