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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Viaje de regreso
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
16 de noviembre de 2017
alcalorpolitico.com
De pronto me pareció que estaba presenciando una retrospectiva de la historia. Que aquellas imágenes eran las que acababa de ver en el documental que la UNAM reprodujo en su canal televisivo para recordarnos de qué es capaz un estado totalitario, embrutecido por el poder. En aquel 2 de octubre de 1968, hombres, mujeres y jóvenes soñadores fueron humillados, torturados, desaparecidos, abatidos por un gobierno tiránico y ensoberbecido. Ese material forma parte del Memorial del 68, «en donde se han recopilado, catalogado y copiado 4 mil 150 imágenes entre fotografías, grabados, manifiestos, volantes y diversa obra gráfica. Lo mismo se ha hecho con 50 horas de material fílmico correspondiente a películas, noticiarios, documentales y programas de televisión, así como 60 horas de registros fonográficos originales de la época: Todo para que no se olvide» (http://www.proceso.com.mx/93905/memorial-del-68).
 
También eran imágenes similares a las que fueron difundidas por la prensa internacional en 1968, con motivo de la Primavera de Praga, cuando un hombre iluso, Alexander Dubcek, quiso instaurar su «socialismo de rostro humano» en Checoslovaquia. «Junto a una relativa liberalización económica, se planteó un amplio programa reformista en el terreno político (libre creación de partidos siempre que aceptaran el modelo socialista, igualdad nacional entre checos y eslovacos, liberación de presos políticos) y social (derecho de huelga, sindicatos independientes, libertad religiosa)... El nuevo ambiente de libertad despertó a la sociedad checoslovaca: florecieron asociaciones, periódicos... Un ambiente de euforia se extendió por el país. Sin embargo, la "Primavera de Praga" era vista con aprensión en Moscú… En mayo, mientras se celebraban en el país maniobras militares del Pacto de Varsovia, se diseñó un primer plan de invasión del país» (http://www.historiasiglo20.org/GLOS/primaverapraga.htm).Y bajo los golpes de los esbirros del poder soviético se sepultó un proyecto noble y esperanzador. Ancianos, mujeres, jóvenes, hombres idealistas cayeron, golpeados, heridos, muertos por soñar en un mundo distinto.
 
También parecía ver imágenes de aquel Chile del 11 de septiembre de 1973, cuando fue segado de golpe un proyecto democrático inspirado en la justicia y el bienestar para todo aquel pueblo. El general Augusto Pinochet, émulo de otros dictadores iberoamericanos, lideró un golpe de Estado que fue inspirado en los Estados Unidos, por aquel antecesor de Trump: «El 15 de septiembre de 1970, durante una reunión de quince minutos en la Casa Blanca, el presidente Richard Nixon y el secretario de Estado Henry Kissinger instruyeron al director de la CIA, Richard Helms, que la elección de Allende era inaceptable y ordenaron a la agencia actuar con la muy conocida frase “haremos chillar a la economía chilena” (como lo registró Richard Helms en sus apuntes)» (https://www.laizquierdadiario.com.uy/El-golpe-de-Estado-que-derroco-a-Salvador-Allende). Hombres idealistas, ancianos, mujeres y jóvenes cayeron por los golpes y las balas del poder económico extranjero y sus secuaces autóctonos.
 

También parecían escenas en las que jubilados y pensionados del Estado de Veracruz son vejados, humillados, lastimados bajo la feroz represión de un gobernador desquiciado, paranoico, cuyas órdenes eran ejecutadas por lacayos, unos pocos encarcelados y otros, los más, libres, pero todos, sin excepción, con una sombra que difícilmente podrán sacudirse de sus vidas y de las de sus hijos y nietos (que de su conciencia no sabemos, pero que tenemos sobradas razones para creer que esta se diluyó hasta convertirse en nada).
 
Estas y otras imágenes que la historia guarda en su abultado vientre pasaron por mi memoria al presenciar la represión que el gobierno español emprendió contra sus propios coterráneos, los catalanes que pensaron que las dictaduras eran asunto del pasado. Sea con fundamentos legales (que a ningún gobierno se le dificulta tener y esgrimir, pues para eso son lo que son), o por las razones que fueren, se reprimió sangrientamente un ejercicio que era o intentaba ser expresión de una voluntad popular que pretende un cambio en su destino. El saldo: 800 heridos. Se les puede dar la razón o no a los catalanes independentistas, pero la violencia ejercida contra ellos parece confirmar que están en el camino correcto, pues gobierno que no tiene otra forma de actuar sino humillar, agredir, golpear, herir a hombres, mujeres, ancianos y jóvenes no es digno de tenerlos bajo su mando y poder.
 
«Yo también aborrezco que la brutalidad de los hombres dirija nuestros destinos […] Parece que todo el mundo se dirige hacia un sin sentido y, encima, lo hace de reversa. ¿Dónde están las personas razonables, sensatas, sin prejuicios que tanto buscaba Voltaire? ¿La gente compasiva, capaz de padecer con el sufrimiento de los otros? ¿Por qué los hombres afectos a lo irracional son quienes dirigen las sociedades? Seres capaces de todo con tal de conservar el poder, de mantener sus privilegios a costa de lo que sea, de quien sea, de la manera que sea» (Beatriz Rivas: Dios se fue de viaje).
 

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