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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Hacia un nuevo enfoque educativo
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
4 de julio de 2019
alcalorpolitico.com
En boletín publicado el 10 de mayo pasado, el Observatorio Filosófico Mexicano festejó que, después de una larga lucha, el Congreso mexicano haya acordado «reconocer finalmente la gran relevancia que posee la filosofía para la sociedad» y que haya aprobado la inclusión de esta disciplina formativa en el texto del artículo 3 de la Constitución, que norma lo relativo al sistema educativo nacional (http://www.ofmx.com.mx/inicio/wp-content/uploads/2019/05/Declaración-OFM.pdf).
 
Esta decisión tiene una importancia y trascendencia nacional e internacional. Internacional porque va contra la tendencia de gobiernos de índole retrógrada que, lejos de fomentar la formación libre, crítica y racional en las escuelas, se empeñan en acatar las órdenes del más furibundo liberalismo económico hasta llegar al extremo de España de desahuciar lo poco que se enseñaba o pretender clausurar, como Brasil, las facultades de filosofía y sociología, según iniciativa del radical Bolsonaro.
 
En el ámbito nacional, que se establezca constitucionalmente que la filosofía es una disciplina cuya enseñanza y promoción son de vital importancia para la formación de los niños y jóvenes, es reconocer y aceptar la responsabilidad de reenfocar el trabajo educativo hacia una dimensión menos tecnócrata y economicista y más humanista.
 

Desde el 12 de marzo pasado, el mismo organismo que agrupa y es portavoz de cientos de filósofos y maestros de filosofía del país, publicó las «Ocho razones para incorporar el concepto de formación filosófica y humanística en el texto constitucional». En breve, ese documento precisa que «La educación, tanto en el sector público como en el privado, representa una definición acerca de qué país se quiere construir y qué tipo de ciudadano se quiere formar». Y esto es reconocer que todo sistema educativo tiene una dimensión filosófica, social y política, como lo atestigua la propia historia: «Durante treinta y seis años predominó la tesis de la integración subordinada de nuestro país y de los ciudadanos a las necesidades de las grandes empresas internacionales», en las que priva una orientación tecnócrata, economicista, mercantilista, individualista, etc.
 
Esta orientación neoliberal, aunque ciertamente ha propiciado avances considerables en los aspectos tecnológicos, ha despertado fuertes críticas de quienes no se han dejado sobornar por los cantos melifluos y seductores de estos avances. Sin duda que estos representan pasos importantes en la vida humana. Pero la ausencia de un fondo autorreflexivo, autocrítico, ético, humano, han favorecido que tanto en la investigación científica como en esa misma tecnología que de ella deriva se hayan presentado peligros y abusos que ponen en riesgo, paradógicamente, la salud, el bienestar y hasta la supervivencia de la especie humana. Por ello se requiere, no solo en México en donde este enfoque neoliberal ha refundido a millones de niños y jóvenes en un ambiente de incertidumbre, de competencia feroz, de individualismo, de violencia y corrupción, sino en el mundo entero, una revisión del ideal de personas que queremos ser y del mundo en que queremos vivir.
 
Dice el Observatorio, «Ante un mundo que se encuentra en transformación por la revolución digital, se requiere valorar qué usos coadyuvan a una vida mejor y qué usos constituyen un perjuicio. La tecnología ha permitido el uso de la energía para bien de la humanidad pero también para cometer genocidios como los de Hiroshima y Nagasaki», y añade: «Algunos filósofos (actuales) han definido lo que sería injusto o no tolerable, como la discriminación racial, de sexo o de clase; la injusticia en la distribución de la riqueza; la cosificación de los seres humanos, la destrucción de los recursos naturales; la ausencia de derechos humanos o la violencia extrema llevada a cabo por individuos que se mueven por desvalores. La filosofía ha reflexionado largamente sobre estos temas y requeriría ser utilizada en la educación… La ciencia nos da alternativas frente a los hechos pero no determina cuál es la finalidad mejor».
 

Y esto solo se puede lograr virando el rumbo de la educación. Por ello, incluir la dimensión filosófica y humanista en el enfoque educativo puede ser la brújula que oriente a un país y a la comunidad entera hacia un futuro justo, digno, libre, humano. Porque el ser humano, cuando es libre, critico, reflexivo, tiene más elementos para luchar por una convivencia más digna y saludable. Y la filosofía proporciona los elementos de juicio para que ello acontezca, para que surja una ciudadanía informada, democrática y crítica.
 
Al celebrar esta modificación constitucional, el OMF añade: «En esta etapa de nuestra historia, la educación deberá erradicar la corrupción; poner un dique a la injusticia; preparar a los individuos en una formación sólida de carácter científico, filosófico y humanista».
 
Tal vez haya mucho optimismo y preocupan signos contrarios. Preocupa que los hechos desvirtúen las buenas intenciones y que las descalificaciones y bloqueos a los investigadores, pensadores, intelectuales, periodistas, artistas y hasta a los deportistas vayan en sentido contrario.
 

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