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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Aquí no ha pasado nada
Miguel Molina
9 de marzo de 2023
alcalorpolitico.com
Si no fuera triste, sería entretenido saber que el Congreso de Veracruz ha legislado sobre asuntos como la protección a la vida desde la concepción, ultrajes a la autoridad, la desaparición de personas, procesos electorales, y cambió la definición de veracruzano y llegó a decir que ser bajito es una discapacidad, cosas así.

Pero no. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha declarado más de veinte veces – con no pocas palabras en el lenguaje pedregoso de los jurisperitos – que las leyes que hacen los diputados veracruzanos y sus asesores no tienen mucho que ver con la Constitución y a veces ni con el sentido común.

Y los señores y las señoras con fuero y comisiones, tan ocupados en otras vainas que no tienen tiempo para leer lo que aprueban, callan o le echan la culpa al otro o a la otra, y cobran su salario y sus compensaciones, y aquí no ha pasado nada.


De la torpeza legal de la Legislatura hay un paso a otras instituciones – entre ellas el Tribunal Superior de Justicia, que sentó el precedente de un poder del Estado que se declaró en quiebra, o casi – cuyo dominio de los marcos legales es más bien tenue, por decirlo de grata manera. Lo que hay no es bueno ni es bonito.

Cuando la incompetencia es institucional, la culpa es mal de muchos y se reparte y se diluye, y no tiene rostro ni nombre ni voz ni nada: fueron los otros. Siempre fueron los otros...

Derechos humanos


Y entonces llega un viernes, el tercer día de marzo, y aparecen las declaraciones de Cuitláhuac García Jiménez – gobernador, jefe del Poder Ejecutivo de Veracruz, y ocasional vocero de la Fiscalía autónoma del estado – sobre dos recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos al Estado Libre y Soberano de Veracruz.

No hay que buscar mucho para darse cuenta. Una de las recomendaciones es sobre el caso de un empresario que fue torturado cuando lo detuvieron bajo el cargo de que tenía mercancía robada en su bodega. Según García Jiménez, la Comisión hace un papel lastimoso pues aboga por el empresario y no defiende a las víctimas de los delitos que se le atribuyen al detenido.

Alguien tendría que informarle que la cosa no es así. Las recomendaciones no tienen que ver con la inocencia del empresario, sino de lo que le hicieron los agentes del Estado: los derechos humanos protegen a las personas de actos de los gobiernos, y no tienen que ver con nada más.


El mismo día, el gobernador declaró que no piensa aceptar otra recomendación sobre un operativo de la guerra contra el narcotráfico durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa porque el documento no menciona a los funcionarios involucrados.

Si una recomendación no dice el nombre del gobierno que estaba o del presidente que estaba, lo único que estamos haciendo es jugar el papel de limpiar la responsabilidad que podrían tener, declaró el gobernador de Veracruz sin saber bien lo que estaba diciendo.

No hace mucho, el mismo García Jiménez iba a pedir una disculpa pública a los familiares de ocho policías que fueron secuestrados hace diez años en Úrsulo Galván mientras estaban en servicio, pero se fue a hacer grilla con otros gobernadores, aunque aseguró ante la prensa que le interesaba ir a tan significativo acto. Todavía no se sabe si pedirá la disculpa en nombre del gobierno de Veracruz o seguirá ignorando la recomendación.


Sin embargo, alguien tendría que informarle que la cosa pública no funciona como él piensa. El gobernador representa a una institución que se llama Estado, y las responsabilidades del Estado son de quienes ocupan cargos en el gobierno, más allá de las fechas y los nombres y los colores políticos, y de lo que digan o callen los asesores. Los derechos humanos no dependen de la opinión de nadie.

Veracruz, por suerte, es más que quienes están en poder ahora y va a sobrevivir. Pero es un desmadre. Daría risa si no fuera triste.

Desde el balcón


La brisa volvió a ser brisa, una cosa fresca, casi fría, y cae la tarde o cae la noche según donde uno esté. Desde el balcón, uno mira pa'llá y puede ver la llovizna, apenas perturbada por pájaros valientes o confundidos que van a ninguna parte.

Uno piensa en los contratos de Araly Rodríguez Vez, quien pasó de ser prestanombres a ser una de las empresarias más exitosas en la historia reciente de Veracruz, y busca en los rincones de la internet y no halla nada porque la señora también pasó al archivo de la historia, donde la esperan el olvido y quizá más contratos. Uno mueve la cabeza y ve caer la lluvia escasa y sonríe. La malta ayuda.