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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
La estrategia no ha funcionado
Miguel Molina
15 de mayo de 2025
alcalorpolitico.com
La violencia política se ha desatado en Veracruz. Mataron a Yesenia Lara, quien era candidata de Morena a la presidencia de Texistepec; mataron a Germán Anuar Valencia, quien era candidato de Morena a la presidencia de Coxquihui; mataron a Esteban Fonseca Salazar, quien fue alcalde morenista de Actopan, y a Edmundo Martínez Pérez, quien fue su regidor.

Y antes mataron a otros, y después matarán a otros más. Buscar un puesto en cualquier nivel de gobierno, sobre todo municipal, es peligroso. La vida pública, como la privada, se ha vuelto un asunto arriesgado. Todos saben quiénes son los asesinos y todos saben por qué matan...

Pero los morenistas no han sido los únicos que han sufrido la violencia que marca al estado donde hacen su nido las olas del mal, que en mucho se parece a la que asola a tantas partes de México. Hay miles, cientos de miles de personas que han visto los resultados de la política que aconsejaba dar abrazos a los delincuentes en vez de responder con balazos a los que disparaban.


La respuesta de los gobiernos estatal y federal ha sido la misma: enviar soldados o guardia civil, que es lo mismo, organizar mesas de seguridad, declarar que se hará justicia, advertir que no habrá impunidad, cosas de esas. Pero hay impunidad, porque son pocos los detenidos y menos los procesados. Sólo unos cuantos van a la cárcel por lo que hicieron.

Al principio, el discurso oficial – cuando menos en Veracruz – consistía en declarar que quienes se quejaban de la violencia y de las amenazas se estaban victimizando, hasta que las víctimas fueron de Morena. Entonces las autoridades se preocuparon, por decir algo, y cambiaron el tono del discurso.

Pero una cosa es clara: la estrategia no ha funcionado. Los delincuentes han rebasado al Estado mexicano, que parece esperar resultados de las políticas de seguridad que no funcionaron ni funcionan. Y tal vez no van a funcionar, porque se sigue haciendo lo mismo con la esperanza de que algo cambie.


Declaraciones y amenazas

Leo que otra vez se cruzan acusaciones entre políticos y funcionarios. No importa quiénes ni lo que dicen, porque quienes tienen el poder, en todos los partidos, han hecho lo mismo cuando estalla el escándalo: declaran que los otros, porque siempre son los otros, tienen la culpa de lo malo que pasó, o está pasando, o va a pasar.

Después anuncian que no habrá impunidad, y que se investigará a fondo, y que caerá quien tenga que caer. Algunos – y algunas – han llegado a amenazar con la publicación de expedientes que por fin van a revelar qué clase de corruptos fueron los funcionarios de antes, y aseguran que van a presentar denuncias por tal o cual delito que cometieron – como siempre – los de antes.


Pero los pueblos tienen memorias cortas, y los escándalos se olvidan y las denuncias no se presentan, y los expedientes – si es que los hay – vuelven al cajón donde dormían, y todo queda en nada. Eso hacían los priistas, eso hicieron los panistas, y eso están haciendo los morenistas. Todo lo que oímos es ruido y furia que no significan nada...

Periodista desprotegido

El periodista Ángel Camarillo publicó hace años una nota en la que informaba que la candidata a algo era hija del presidente municipal. Ni Google ni nadie me supo decir quién era la hija, a qué era candidata, de qué municipio era alcalde su papá, pero eso ya es lo de menos.


La Sala Regional Especializada (sic) del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación – con todas sus mayúsculas – sancionó a Camarillo por violencia política en razón de género, aunque lo que escribió el periodista se limitaba a mencionar hechos, sin emitir opiniones. La hija del presidente era la hija del presidente, y eso es indiscutible. No hay violencia en eso.

La pobreza intelectual de los magistrados – o lo que sean los señores y las señoras de la Sala Especializada etcétera – no tiene límites. O sí: el Bravo y el Suchiate, como dejó dicho Efraín Huerta. Y de la Comisión de Ayuda y Protección a Periodistas, que recomendó a los colegas portarse bien, no se sabe. Tal vez piensan que no hay nada que proteger. Qué vaina.

Desde el balcón


Llueve y llueve y llueve, y uno ve llover y no se moja, pero bebe la malta a sorbitos parado en la puerta del balcón. Es otro balcón. La gente camina sin prisa, acostumbrada a los chubascos que van y vienen. Y de pronto sale el sol. Uno termina la malta, se peina, y camina veinte metros hasta el bar de Boby.

Es miércoles. La casa huele a barniz y uno tiene que irse al exilio hasta la noche, cuando amainen los vapores y venga el aire fresco. Uno despertó en la madrugada con la ventana abierta y se enteró entonces que murió José Mujica, un uruguayo del tamaño del mundo.

Después, cuando asoma el sol entre neblinas, recuerda que don Justino Reyes lleva diecisiete años esperando que el gobierno de Veracruz, un estado libre, soberano y deudor, le pague los salarios caídos que le debe, y se entrega al ejercicio de imaginar qué habría dicho don Pepe sobre el caso.


Pero el ejercicio dura poco, porque don Pepe ha muerto, y don Justino no va a recibir lo que por ley – la ley es la ley, aunque no siempre en la cuarta transformación – le corresponde. Y a esta hora no hay malta ni gobierno que valga.

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